Hay golpes en la vida tan fuertes…, nos decía lamentoso y pluvial el triste poeta César Vallejo. Y otro bardo, ese de menos estatura, nos decía, hay cosas que ni qué, mi buen.
Por eso, cuando la presidenta (con A), ante las voces disonantes, opositoras, adversativas, quejumbrosas, incomprensivas (contreras, pues); desatentas del humanismo mexicano y la defensa de la patria, nos recomienda:
“… la verdad deberíamos estar sumados en esta (no sumidos); en vez de estar criticando deberíamos estar sumados” porque a fin de cuentas es la defensa del país y nadie (ni los insumisos de seguro, como tampoco a los restados) quiere los aranceles ni otro mal alguno y por eso debemos escuchar su voz, dicha obviamente sin asomo de censura, sino con exaltación de la mesura. Retirar el sombrero y aplaudir sin reserva.
También cuando nos dice:
“Hago un llamado al pueblo de México, a todas y a todos, a enfrentar juntos este desafío. A mantenernos con unidad. Reitero, es tiempo de la defensa de México y su soberanía. Debemos estar atentos y tener tranquilidad, cabeza fría; es muy fuerte y poderoso nuestro pueblo y nuestra bendita Nación.”
Fuerte y poderoso el pueblo, bendita nuestra nación, sí señor. Eso que ni qué, aunque le pese a los apátridas críticos, moralmente derrotados políticos.
Unidad, soberanía, patria bendita. Palabras sin reposo como diría otro vate, pues.
Pero por eso de la unidad, esta lista de glorias expresada antes del jolgorio zocalero, en ocasión del femenino día de la Cartilla mujeril, suena como medio incompleta. Mire usted:
“…A la Presidencia de la República llegamos todas las mujeres. Hay mujeres Presidentas en la Cámara de Diputados. Hay mujeres Presidentas en la Cámara de Senadores. Hay mujeres Presidentas en el salón de clase. Hay mujeres Presidentas en la calle. Hay mujeres Presidentas en la casa. Hay mujeres Presidentas en las empresas. Hay mujeres Presidentas en todo nuestro país; cada mujer de México, desde las niñas hasta las adultas somos Presidentas de los Estados Unidos Mexicanos. ¡No llegué sola —las mujeres del Ejército—, llegamos todas las mujeres mexicanas…”
El único sitial donde por lo escuchado en el Palacio, no hay una mujer presidenta entrev tantas mmás, es en presidencia de la Suprema Corte de Justicia. Ahí hay un vacío espectacular. Pero eso es la convocatorias a una unidad excluyente, tanto como decir:
“…Es nuestro movimiento el único —perdón que lo diga, pero es verdad— que puede atender los derechos de las mujeres, porque el conservadurismo piensa que ‘los derechos son mercancías y son privilegios a los que solo se puede acceder por el mérito personal’. Eso es condenar a la mujer a seguir en la desigualdad…”
Todas estas ideas sostienen la idea central del edificio político llamado Cuarta Transformación: siempre hacer un gobierno cerca del pueblo y contra del conservadurismo. Y esa aruta salvpifrica, no es general, es propia de la 4-T. Y el que no, pues no.
Así lo confirmó y propagó explícitamente la presidenta (con A) el pasado día 5: “nuestro gobierno siempre va a estar cerca del pueblo, siempre, siempre… es lo principal”.
Pero más allá a de estos asuntos internos de inlclusión, exclusión suma y resta, vale la pena el mensaje a quien originó todo esto, el gobierno de Estados Unidos.
“…Es menester fortalecer nuestra relación económica, respetando nuestra soberanías, en vez de confrontarnos. Como lo he mencionado en diversas ocasiones nosotros no competimos, nos complementamos y con ellos fortalecemos nuestras economías y el bienestar de nuestros pueblos…
“No tenemos, ni tendremos intención de perjudicarlo (al jefe de aquel país) y estamos resueltos a colaborar con él en todos los ámbitos, especialmente ante la preocupación que tienen por el grave problema de consumo de drogas sintéticas. Por razones humanitarias México seguirá colaborando para evitar que llegue fentanilo a los jóvenes estadounidenses y para apoyar a sus familias…”
¿Me estas oyendo, inútil?