Norberto Alvarado Alegría
Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y Claudia Sheinbaum a la presidencia de México, la relación bilateral ha enfrentado tensiones significativas en temas como migración, narcotráfico, fentanilo e imposición de aranceles. Estas diferencias han generado desafíos diplomáticos y económicos que han puesto a prueba la cooperación entre ambas naciones.
Uno de los puntos más álgidos ha sido la migración. Trump ha sostenido que México no ha hecho lo suficiente para detener el flujo de migrantes hacia Estados Unidos, lo que ha llevado a amenazas de imponer aranceles significativos a productos mexicanos. En respuesta, la presidenta Sheinbaum ha enfatizado que México ha implementado políticas integrales para atender a los migrantes que cruzan su territorio. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, los encuentros en la frontera entre México y Estados Unidos se redujeron en un 75% de diciembre de 2023 a noviembre de 2024.
El 5 de febrero de 2025, México lanzó la Operación Frontera Norte, desplegando 10,000 militares en la frontera con Estados Unidos. En la primera semana, se detuvieron a 222 personas, se confiscaron 106 armas de fuego y se incautaron 1,242 kilos de drogas. Estas acciones buscan mostrar el compromiso de México en la lucha contra el crimen y el tráfico de drogas, con el fin de evitar la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos.
El tráfico de fentanilo ha sido otro tema de fricción. Trump ha acusado a México de ser el principal responsable del ingreso de esta droga sintética a Estados Unidos, vinculando al gobierno mexicano con los cárteles del narcotráfico. Sheinbaum ha rechazado categóricamente estas acusaciones, calificándolas de calumnias y enfatizando que el problema del fentanilo es una cuestión de consumo y salud pública en Estados Unidos. Además, ha señalado que el 70% de las armas ilegales incautadas en México provienen de Estados Unidos, sugiriendo que ambos países deben abordar conjuntamente estos desafíos.
La política comercial ha sido otro frente de conflicto. Trump ha anunciado la imposición de aranceles del 25% a productos de México y Canadá, argumentando que estas medidas son necesarias para proteger a Estados Unidos frente a países que no controlan la migración y el tráfico de drogas. Sheinbaum ha respondido que estos aranceles son injustificados y que podrían causar inflación y pérdidas de empleo en ambos países. Ha enfatizado sin éxito la importancia de la cooperación y el entendimiento recíproco para abordar estos desafíos, sugiriendo que la imposición de aranceles solo pondría en riesgo empresas comunes y la fortaleza económica de Norteamérica.
Tras una conversación telefónica, se acordó una pausa de un mes en la imposición de aranceles, lo cual no sucedió así, ya que México se comprometió a reforzar la seguridad en la frontera y a intensificar sus esfuerzos contra el narcotráfico, dejando pueblos, comunidades y ciudades sin elementos de la Guardia Nacional, y Trump anunció la imposición de aranceles. El futuro de la relación bilateral dependerá de la capacidad de ambos líderes para encontrar soluciones conjuntas que beneficien a sus respectivas naciones y fortalezcan la colaboración en áreas de interés mutuo.
La reciente imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio mexicanos tendrá repercusiones significativas en la economía de México. En 2023, México exportó aproximadamente 3.8 millones de toneladas de acero a Estados Unidos, representando el 14.6% de las importaciones totales de acero de ese país.
Estos aranceles afectarán directamente a sectores clave de la economía mexicana, incluyendo la industria automotriz mexicana, que depende en gran medida de la exportación de vehículos y componentes a Estados Unidos, que enfrentará mayores costos de producción debido al incremento en el precio del acero y aluminio. Esto podría reducir la competitividad de los vehículos fabricados en México en el mercado estadounidense. De la misma manera la construcción, con el aumento en los costos de los materiales metálicos podría encarecer proyectos de infraestructura y construcción, afectando tanto a empresas como a consumidores finales; y as industrias que producen bienes de consumo como electrodomésticos y dispositivos electrónicos también verán incrementos en sus costos de producción, lo que podría traducirse en precios más altos para los consumidores.
El gobierno de México, encabezado por la presidente Claudia Sheinbaum, ha rechazado enérgicamente estos aranceles, calificándolos de injustificados. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, señaló que Estados Unidos mantiene un superávit en el comercio de acero y aluminio con México, lo que hace que la imposición de estos aranceles sea injusta. Además, enfatizó que México es el principal destino de las exportaciones de productos siderúrgicos de Estados Unidos, representando el 52% de sus ventas globales.
El gobierno mexicano ha anunciado que buscará dialogar con sus contrapartes estadounidenses antes de la implementación de los aranceles, prevista para el 12 de marzo, con el objetivo de negociar una solución que beneficie a ambas naciones y evite una guerra comercial que podría tener consecuencias negativas para ambas economías.
La imposición de estos aranceles también pone en riesgo la estabilidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), ya que añade presión sobre la futura renegociación del acuerdo en 2026. Además, se prevé que estas medidas podrían provocar una recesión en México y una reducción de su Producto Interno Bruto si continúan vigentes, afectando principalmente a sectores como el automotriz, electrónico, eléctrico y químico farmacéutico. En resumen, los aranceles del 25% impuestos por Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio mexicanos representan un desafío significativo para la economía de México, afectando a industrias clave y poniendo a prueba las relaciones comerciales entre ambos países.
La imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio mexicanos tendrá un impacto notable en el estado de Querétaro, dada su destacada participación en la industria de autopartes y manufactura avanzada. Querétaro se ha consolidado como un importante centro de producción de autopartes en México. Según datos de la Industria Nacional de Autopartes (INA), el estado contribuye con el 7.9% de la producción nacional en este sector. La industria automotriz y de autopartes en Querétaro depende en gran medida del acero y aluminio para la fabricación de componentes esenciales. Con la imposición de estos aranceles, se anticipa un incremento en los costos de producción, lo que podría afectar la competitividad de las empresas locales en el mercado estadounidense
El aumento en los costos de los insumos metálicos podría tener varias repercusiones en la economía de Querétaro como aumento de los costos de producción; la desaceleración de Inversiones y el desempleo, ya que as empresas podrían verse obligadas a implementar medidas de reducción de costos, incluyendo posibles recortes de personal, para mitigar el impacto financiero de los aranceles. Ante este panorama, es crucial que las empresas queretanas consideren estrategias para mitigar el impacto de los aranceles, tales como la diversificación de mercados, la optimización de procesos con mejoras en la eficiencia operativa para compensar los incrementos en los costos de los insumos.