«Cuando veas las barbas de tu vecino mojar pon las tuyas a remojar». Aconseja el refrán popular. Cuando los queretanos estamos informados de los errores garrafales del tren eléctrico construido en Yucatán, lo menos que podemos hacer es pugnar para que no se repitan en el Tren Eléctrico México Querétaro.
De entrada vale hacer notar lo siguiente. «El Borras», es un personaje que forma parte de la leyenda popular. Se dice que era un estudiante muy gordo, que intervenía en cualquier trifulca de la escuela pública a la que asistía. Sin saber nada sobre los participantes ni sobre las causas de la «bolita», en forma espontánea y sin ninguna especial estrategia, lanzaba su voluminoso cuerpo, tumbando, atropellando lo que se le cruzara en el camino, pero eso sí, despejando el área. La urgencia de terminar el tren maya lo hizo un producto cuyos derechos de autor podría reclamar « El Borras».
No lo digo yo, sino Daniel Camacho Alcocer. Especialista experto en ingeniería ferroviaria, académico de la UNAM, que declaró: “El Tren Maya nunca tuvo una planeación, por supuesto menos aún una que fuera integral”. ¿Cuáles hechos avalan el diagnóstico del especialista? En primer lugar, al grito callado de, por inauguraciones no paramos. el ex presidente inauguró tres veces el Tren Maya. Imaginemos un orgulloso padre que bautiza y le hace tres fiestas a su hijo. Es una ocurrencia digna de promover por “El Borras” La mayor prueba de improvisación es que después de sus reiteradas inauguraciones todavía se le asignaron otros 44 mil millones de pesos. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) atribuyó el aumento tan alto a la erogación en virtud de que se tenían planeadas 21 estaciones y apenas se habían hecho el cinco por ciento.
Los ecologistas denunciaron una y mil veces que la obra no tenía los estudios previos de impacto ambiental. Los constructores tenían otros datos y la naturaleza los resintió. Se dijo que no cortarían ni un solo árbol y se talaron un millón de árboles. Los grupos ecologistas del Mayab y del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, han denunciado que se hincaron más de 15 mil pilotes, mismos que no fueron reportados. Que no nos vayan a sorprender a los queretanos, pero, con todo respeto, los yucatecos estaban en la hamaca. Tiempo después formaron un movimiento: “Sélvame del Tren”, pero el daño ya estaba hecho: más de 120 cavernas y cenotes destruidos y contaminados. No solamente se avasalló la selva y los recursos hídrico subterráneos sino que también se declararon como animales peligrosos para el tren, especies endémicas de la región como tigres, tapires y venados.
Me imagino que al menos rojos de la pena, complementando el rubor con la famosa frase de: “Ustedes disculpen los daños”, a finales del año pasado los constructores de la Secretaría de la Defensa manifestaron que a un costo millonario contratarán un servicio en el área del megaproyecto para analizar: “¿Cómo podrían mitigarse las afectaciones de los recursos hídricos?”.
La sombra de la corrupción corrió paralela a las vías del tren, existen grabaciones indignantes, a los pillos no les bastaba vender material caro y malo, sino que hacían ostentación de cinismo ante un posible descarrilamiento. Sólo un dato, las Adjudicaciones directas, que son el líquido amniótico de la corrupción, fueron aproximadamente 28 mil millones de pesos. Algo así como la mitad del presupuesto inicial.
Personalmente lo que más me impresiona es que ante esta realidad y con las severas sospechas de que todas estas calamidades podrían ocurrirle al Tren Eléctrico México- Querétaro, no parece haber ninguna reacción ni pública ni privada. Tengo una explicación histórica para este estado de pasividad, en términos coloquiales, de “aplatanamiento” de autoridades y sociedad.
Guernica era una pequeña ciudad española, a principio de la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada y ocupada por las fuerzas de Hitler, como un ataque para impedir el paso de los ejércitos republicanos españoles. Es el tema de uno de los cuadros más famosos de Picasso: “Guernica”. Fue una masacre que acabó con más de la mitad de los habitantes, cerca de cinco mil indefensos vascos. Años después fue objeto de una investigación multidisciplinaria de la que da cuenta en uno de sus libros de Erich Fromm. Lo que no podían comprender los especialistas, y eso fue el motivo de la investigación, es cómo, a pesar de que la población había sido informada de los graves peligros, no había hecho nada, ni por defenderse ni por huir. Fromm describe el diálogo que se repitió con los sobrevivientes:
Pregunta: “¿Estaba Usted en la ciudad cuando los alemanes la atacaron?”. Respuesta- “Sí, estaba en la ciudad”. P- “¿Estaba usted informado sobre la posibilidad de ese ataque?” ¿R- “¿Sí, estaba informado del posible ataque de los alemanes?” P. “¿Qué hizo Usted?” R- “Nada, ese día se celebraba en el pueblo una gran fiesta largamente preparada, y yo, y todos, seguimos en la fiesta”. P- “¿Por qué no huyeron si lo que estaba en juego era su vida?” R- Sí estábamos informados del ataque, sí sabíamos de los riesgos, pero es que, entienda: Estábamos tan contentos”.
El tren eléctrico México Querétaro es el cumplimiento de un largo anhelo de los queretanos y: “Estamos tan contentos”, que cerramos los ojos ante una realidad de la que acabamos de ser testigos y que podría tener su nefasta continuación en nuestro Estado.