A principios de 2018, decidió el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador fondear sus obras insignias y sus programas sociales con los ahorros acumulados por sucesivos gobiernos durante 20 años. Coloquialmente dicho, usó bienes para remediar males.
Cuando ya no alcanzaron los bienes, tomaron 40 mil millones de pesos que adultos mayores de 70 años no habían retirado de las Afore, por eso no debió sorprender que el Gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum use fondos del Infonavit para fondear el sexenal programa de vivienda.
Nadie vio que la designación de Octavio Romero, el exdirector del casi fulminado Pemex, como director de Infonavit, la Presidenta Sheinbaum tácitamente acepta darle prioridad a la continuidad y posponer el cambio. Tope donde tope.
Ya no hay bono demográfico, ¿y ahora qué?
Celebró la Secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez los 50 años del Consejo Nacional de Población creado por Luis Echeverría Álvarez cuando la preocupación oficial era el alto ritmo del crecimiento poblacional de México.
Algo se hizo bien en ese lapso, pues la esperanza de vida pasó de 58 a 75 años, pero la tasa de fecundidad descendió de 6.5 a 1.6 hijos, lo que sella el fin del bono demográfico y preocupante envejecimiento de la población mexicana.
Uno se pregunta si en el Gobierno o en el sector privado alguien se pregunta cómo sustentar el desarrollo económico cuando, sin bono demográfico, no haya juventud empleada para fondear las crecientes necesidades de una sociedad envejecida.
Salario presidencial, un caprichoso tabú
Siempre fue leyenda la juarista austeridad republicana, pues en pesos de la segunda década del siglo 21, pesos de hoy, el salario del Presidente Benito Juárez equivaldría en 2024 a un millón de pesos mensuales, más de 12 millones de pesos al año.
Fue decisión del pasado sexenio desempolvar una vieja iniciativa de Pablo Gómez Álvarez para prohibir que cualquier funcionario ganara más que el Presidente de la República, completada con la caprichosa decisión de Andrés Manuel López Obrador de reducir su salario a la mitad.
Y fue delito político grave para cualquier servidor público ganar más que el Presidente, aunque a éste, digan lo que digan, mientras ocupa el cargo, no tiene que gastar ni un peso de su peculio, todos sus gastos los paga el erario, por aquello de que, como decían las abuelas, el que a la Iglesia sirve, de la Iglesia vive.
NOTAS EN REMOLINO
Uno supone que la Presidenta Claudia Sheinbaum ha calculado las eventuales repercusiones de coaligarse con el presidente colombiano Gustavo Petro para impulsar una candidata para encabezar la OEA y oponerse a la que quiera la Casa Blanca… El titular de la SEP, Mario Delgado, cumple con la instrucción de eliminar el sistema neoliberal que rige la carrera de maestras y maestros, aunque, en estricto rigor ello signifique devolver a los liderazgos sindicales el control las plazas… Con la autorización de los altos mandos de El Economista, este espacio da un respiro a los lectores. Dios mediante, volverá a publicarse el próximo 30 de diciembre. Que la Navidad ilumine a todos con la suave luz de la Estrella de Belén que anunció el Nacimiento del Señor…