Felix Cortes Camarillo
A todos los mexicanos nos queda perfectamente claro que las reitradas afirmaciones de Lopitos de que al final de su sexenio tendríamos en nuestro país un sistema de asistencia médica igual que al de Dinamarca no era más un mal chiste del obnubilado señorete. Hacia las postrimerías de su mandato le dio por decir que se había quedado corto: que el sistema sanitario mexicano sería todavía mejor que el de los daneses.
Además de la cruel broma a una nación compuesta mayormente de niños obesos, ancianos desnutridos y la mitad de la población carente de la asistencia médica elemental por estar en el sector informal de la economía, el cuento servía entre otras cosas para encubrir un apoyo financiero a la dictadura que sufre el pueblo de Cuba desde 1961, y cuyo desatinado gobierno, apoyado por el bloqueo de los Estados Unidos a la isla, mantiene a los cubanos en una miseria solamente superada en nuestro continente por las de Haití y la otrora pujante Venezuela.
Pues este magno esfuerzo por dejar tirados en el camino a los escandinavos en la carrera por la salud, tuvo que pedir auxilio a los servidores cubanos de la salud, provistos por el castrismo mediante un contrato del Ministerio de Salud de allá y el IMSS Bienestar de aquí. A cincuenta mil pesos al mes por cráneo, sin contar alojamiento cómodo, alimentación y transporte para esos médicos y médicas huéspedes. Que, naturalmente, sólo recibirán, cuando regresen, una fracción de los cincuenta mil pesos de su salario, que cobra puntalmente el gobierno de allá; no se lo vyan a gastar aquí en las tentaciones del capitalismo.
No, no tenemos la atención médica de Copenhague. Pero hay enfermos peores; en los Estados Unidos, por ejemplo. El retorcido sistema de seguros de asistencia médica propicia lo que nuestro muy sufrido IMSS ha tratado se superar por años: un cuadro básico que no incluye lo necesario, desabasto y malos manejos. Allá en el Norte tienen además una parvada de zopilotes disfrazados de múltiples compañías aseguradoras de la salud. Tramposas ellas. Brian Thompson, el mero mero de United Health, el zopilote mayor fue asesinado el otro día en Manhattan por Luigi Mangione, un joven iluminado que llevaba un arma. Pues resulta que muchos norteamerigringos maltratados en su salud defienden el atentado y se sienen vengados por el crimen.
Algo ha de haber porque Mangione ha sido acusado de 11 cargos por homicidio en primer grado, con todas las agravantes. Incluyendo…….terrorismo. Es un recurso que le gusta mucho a mr. Trump.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Cierto, la información de que dispuse sobre el estado de salud del cantante español Raphael no estaba apegada a verdad científica. Qué bueno que así sea, y que el linarense se reponga pronto. No hay hemorragias sencillas y las intracraneales provocan malos presagios como el que hizo presa de mí el otro día. A cambio, la que sí se murió y sin avisarnos, fue la estupenda actriz Marísa Paredes, del feudo no menos glorioso de Almodóvar. Y ni modo de que me cause tristeza adicional no haberlo adivinado.
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