COLUMNA INVITADA
De primeras damas y primeros caballeros
En estos días hemos visto circular imágenes que han despertado múltiples comentarios, asombro y una enorme cantidad de memes que hoy son parte de la crítica, reflexión y hasta una manera divertida de ver sucesos, hechos, historias, etc.
Por un lado, la historia de la primera dama de Francia, mayor 24 años de edad que su esposo el presidente Emmanuel Macron, por cierto una historia muy bien contada por él, que refleja autenticidad, tenacidad, seguridad, entre otras cosas que especialmente a las mujeres nos agrada saber.
Por otro, la historia del primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, que en la reciente reunión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) acudió con su esposo, quien apareció en la foto de las primeras damas de la cumbre, como parte de las tareas que le corresponden como pareja del Mandatario.
También ha sido nota Melania Trump quien llamó la atención por los desaires que le hace en público a su marido, entre los que pareciera existir un muro que los separa notoriamente. Por cierto, Melania es una migrante que llegó de Eslovenia a Estados Unidos y hoy está casada con Donald Trump que promueve políticas antiinmigrantes.
En suma, hemos visto muestras de amor y desamor que revelan también mucho de la personalidad de los gobernantes y también queda evidente que el mundo ha cambiado.
En los últimos años, los temas de igualdad de género y discriminación ocupan una parte importante de la agenda mundial, enfocados principalmente al empoderamiento de las mujeres. No obstante, el respeto a la orientación sexual forma parte de estos temas y también han tenido en muchas partes del mundo el reconocimiento legal que requieren como personas con los mismos derechos humanos.
En este sentido, la tolerancia es la mayor muestra de madurez, de libertad y de respeto a todas las formas de ser y de expresarse.
Si bien es cierto que hay mucho qué decir, y mucho qué discutir sobre el papel que juegan las parejas de los gobernantes, lo importante es saber que en esa relación también se revelan los valores de quien gobierna, su personalidad, su autenticidad, la lealtad a los principios que rigen su vida, porque ello también refleja la coherencia con sus acciones y la confiabilidad de un gobernante.