La pobreza ha sido algo nuevo en estas tierras ricas de abolengo de la muy noble y leal ciudad, aunque todas las carretas que transportan la plata por el Camino Real surten desde las minas hasta la ciudad de México, hacen de no parar desde ya tiempo, los alguaciles y soldados que las custodian llenan mesones y hostales, entre sus leyendas y callejuelas le sirven al pasacalle, por la noche ya entrada se retiran los dichosos en la misma posada, los que le jugaron a la juerga tendrán que salir hacia los mesones más retirados.
La calle brilla por el fétido olor al orín que corre por entre las piedras, se deben levantar las polainas para evitar se manchen; el lugar que
reúne a las posadas para los soldados y alguaciles que custodian las carretas llenas de plata tienen un común ¡Están cuidadas por mismos gendarmes del ayuntamiento! Así que, entre iguales, mientras unos transportan la valiosa carga, otros la cuidan al llegar al paso del camino ¡Esta peregrinación de plateros ha sido por más de doscientos años!
Las minas son ricas de verdad, sacan y sacan la plata y ni pinta para cuando se terminen, algunos dicen que la riqueza es tal que por más de mil años no se extinguirá la veta; en la ciudad los apoderados de las minas apenas comienzan la construcción de sus grandes casonas, así que a la par de carretas llenas de plata que se dirigen hacia la gran ciudad ¡Carretones de carga traen los materiales para la edificación de semejantes palacios! En una danza de incansables necesidades el Camino Real se llena de ocupantes.
Para distinguir de la jerarquía las carretas que llevan la plata son custodiadas por soldados a lo largo y ancho de todo el camino ¡Es la compañía real de salvaguardas! Un piquete de soldados diestros en el manejo de la espada y los arcabuces a lo cual la paga es por encima de lo normal, esto les quita de la cabeza la idea de hacerse del cargamento, así también la compañía se encarga de adiestrarlos en reclutar a lo mejor de la moral y las buenas costumbres ¡La vida por defender la carga! Se lee en uno de los costados de las carretas.
Las carretas están en perfecto estado ¡No se deja el lujo para después! Brillantes maderas negras como el cuerpo de un hermoso mueble de casa le lustran, candelabros de keroseno brillan el camino y las montas, los percherones de tiro grandes y brumosos ¡Cuartos traseros le dan potencia al jale! Los cocheros también pertenecen al piquete de custodia y los acompaña el alguacil de administración de carga.
Las zonas de mayor peligro, en donde se contratan más soldados son entre el Gran Tunal y los Zacatecos, ahí los pueblos nómadas chichimecos son feroces y se hacen de la carga, a pesar que la caravana sale cada mes ¡No falta el desatino de alguna rueda reviente! Que en vez de cargas elegantes de corceles de fuerza se destine la contratación de las mulas por su fuerza y soporte de carga, entre vaivenes la odisea de que llegue la plata, es lo que mantiene a estas tierras llamadas de la Nueva España ¡Con vigor en la economía del mapa que se conoce!
Los pueblos nómadas que atacan las caravanas, una vez obtienen el preciado metal color de luna ¡Entierran la plata en recintos ceremoniales! Con el fin de que vuelva a su destino, estos pueblos veneran las raíces de la tierra, no permiten el saqueo de las minas por considerar faltan a sus creencias que se extraiga una parte de sus deidades ¡Entre tiempos ancestrales lo han venido haciendo! Nadie sabe el destino real de estos centros ceremoniales, quien lo supiera ¡Encontrarían tanta plata que podrían construir una ciudad entera desde los cimientos mismos!
El origen de la plata es variado, desde las minas de Conchos, Nueva Vizcaya, pasando el camino por las minas del Potosí y de Nuestra Señora de los Zacatecos, siendo la ciudad de Querétaro el último espacio decente de descanso antes de la subida del camino de los dragones, hasta llegar a San Ángel ¡Destino final de la plata!
¡Pero volvamos a nuestra posada! Ahí dónde ya entrada la noche los soldados después de unos buenos tragos de pulque y cebada fermentada le hacen al camino hacia dormir, unos aún con la tonada de la vianda y los más ¡Apenas a simples mareos pensando que las paredes son enemigas! Un simple soldado de nombre Nicanor de origen vallisoletano, una vez llegó a sus aposentos, se dedicó a prepararse, sacó sus botas que ya ansiaban descanso, se hizo de la faja, la colocó en un letargo de apenas un palmo de salida, su chaqueta le urgía un buen remendo, alistado ya en descanso ¡Sintió cómo fue jalado por los pies! Desapareciendo por completo.
Por la mañana varios de sus compañeros se impacientan – ¡No llega Nicanor! Demonios que de no presentarse será al calabozo de la compañía por varios días- ordenaba el sargento – ¡Id a buscarle! Rápido que no debemos de atrasarnos – dos de sus compañeros entraron al cuarto donde le tocaba por número dormir ¡Encontraron a Nicanor hecho una momia! En un gesto imposible de explicar ¡Aún con la boca abierta! Con un dejo de horror ¡Sus manos hacen por protegerse de algo!
Al escuchar los gritos toda la posada corrió a ver lo sucedido – ¡Es una aberración! ¿Cómo pasó esto? – se preguntan quiénes de manera valiente hacen por asomarse.
Los soldados corrieron de inmediato para decirle al alguacil de la administración lo que vieron ¡Aún en atroz temor no logran sacar el espanto! Una vez se calmaron explicaron lo que vieron y la mueca de su compañero – He estado mucho tiempo en este camino – dijo el administrador- no recuerdo haber conocido de algún espectro así, seguramente en esta ciudad estén pasando cosas escandalosas, aquí en general es tranquilo ¡Pero famosa por todo el Camino Real de que la habitan religiosos en su mayoría! Quienes son afectos a tratar con demonios, duendes y hechiceras.
¡Todos se santiguaron!
Aún con el sabor del mal trago hicieron por continuar, tomando la desviación hacía la zona del camino de los dragones ¡De subida hacen por llegar a la cima de la gran montaña para luego bajar hacia los caminos llenos de carretones con materiales de construcción ¡Es por verdad que la plática versó entre demonios y espectros! Por todo lo largo del Camino Real.
Las mañanas de estos tiempos en esta ciudad de frescos verdores hacen por helar el cuerpo ¡No es un frío intenso! Pero por la mañana se camina con abrigo para después por la tarde ¡Quitarse todo lo que protege! La construcción de las grandes casonas se da de manera pronta, a pesar de que quienes llevan todo el peso con los nativos de los barrios aledaños de la ciudad, carretones con los materiales hacen fila para lograr entrar por las escarpadas calles llenas de lomos y hoyos ¡Son pocas las cuadras con empedrado! Las demás apenas grandes manzanas con una sola casona, se cuenta que en cada dos grandes baldíos hay un convento religioso ¡Así por todo el corazón de la ciudad! Inclusive se le conoce como la ciudad “chimuela” por lo notable de tal situación.
La edificación de las grandes casonas de los acaudalados mineros se da, en algunas ocasiones, por varios frailes que construyeron los conjuntos religiosos de diferentes ciudades, son contratados para obra civil, cierto es que las ordenanzas no impiden tal circunstancia, los alguaciles deben estar al tanto de la forma del pago a estos maestros de oficio, porque no puede pasar dinero de religiosos a civiles si no existe un contrato de intercambio, si fuera el caso de que un religioso franciscano hiciera al maestro de obras ¡Debe ser liquidado el pago por sus servicios en especie! Recordando que gran parte de las casonas que se construyen se hacen con capital de las mismas familias mineras en su mayoría.
Lleva la ciudad varias mañanas que se encuentran con trabajadores en la misma condición de los soldados de hace unas semanas ¡Encontrados como sepulcrales momias! En aterradoras visiones, lo mismo trabajadores de las grandes casonas, como mismos alguaciles, todo hace indicar que es en ese merendero en específico, de dónde provienen quienes amanecen en estas condiciones.
¡Los alguaciles hacen por investigar!
El último que apareció como momia fue un joven calero que decidió ir a pasar un buen rato bebiendo pulque en aquel merendero, hizo a menester lo convenido, cuándo decidió retirarse, apenas unas calles del desolado paisaje le acompañaron ¡Recordó que había olvidado su pañoleta de labor! Hizo por regresar, pero al retornar del camino observó a una persona que lo venía siguiendo que caminaba de forma extraña, cómo si sus zapatos le incomodaran.
¡Corrió cómo Dios le hizo entender y les gritó a los merenderos! Quienes acudieron al llamado, una vez explicó lo ocurrido se armaron de valor y salieron a buscar ¡Solo a lo lejos se observaba una cabra de color negro! Que se confundía con apenas el bajo umbral nocturnal de la luna, al acercarse le vieron emprender la retirada, a unos cuantos pasos más ¡La cabra volteaba como para advertir si se retiran!
El calero regresó acompañado por varios amigos a su lugar para pasar la noche. Mencionan quienes le platican al alguacil que investiga la muerte atroz del infeliz – ¿Están seguros que así sucedió? – pregunta de nueva cuenta quien trata de hilar razón de lo sucedido- ¡Sí alguacil! Así fue, luego al día siguiente que lo fuimos a buscar ¡Estaba en atroz mueca de horror! Su boca abierta, sus manos en el rostro cómo tratando de protegerse de algún ataque ¡Todo su cuerpo y piel seco! Cómo si hubieran extraído su alma.
Esta ciudad que ya lleva muchos lustros de existir ha sido conocida por que sus religiosos gozan de las artes de lograr sacar demonios y malos espectros de las personas condenadas a sufrir por este mal, pero en ocasiones, si se hace de manera equivocada ¡Los demonios se sueltan y hacen este tipo de fechorías! Buscan vengarse de quienes los expulsó de los cuerpos. El alguacil se retiró una vez preguntó todo lo que deseaba saber, llevó a los policías a retirar al infeliz convertido en momia, tomó camino para el templo de los Agustinos.
Una elegante arcada se levanta desde el cimiento hasta la cúspide dentro del conjunto, enroscadas esculturas se hacen de fuerza y sostienen la parte superior de la magistral obra del cincel ¡Parecía hecha por los mismos ángeles! Ahí el alguacil fue citado por el hermano Agustino, un fraile de fuerza y empeño en las artes de la fe ¿La razón de la visita? Saber que lo sucedido no esté relacionado con aquellos menesteres del mal. Recibió al alguacil en un simple comedor, ambos se sentaron, en toda ocasión el alguacil observa las pinturas que les rodean ¡Hermes suscritos a la pasión! ¡Eros desatados con algunas ninfas! Pinturas extrañas para la labor agustiniana.
– ¿El cuerpo que encontraron alguacil tenía marcas en forma de herradura en su frente y ambas manos? – ¡No hermano! Todo su cuerpo está incorrupto ¡Pero momificado! Sin sangre ni color en la piel, arrugas por todo el cuerpo y sus ojos secos como si hubieran extraído el líquido vital-. El fraile estuvo un rato revisando unos apuntes que carga, sin inmutarse que el alguacil observara los contenidos ¡Dibujos de cuerpos deformados! Marcas en partes de varios cuerpos ilustrados con excelsitud maestra, mutilaciones ¡Todo un manual del tipo de demonios que existen!
-Con ello que me cuenta señor alguacil, el tipo de cómo lo encontraron y la posición me temo que estamos ¡No ante un demonio! Ellos son etéreos, espirituales ¡No se meten con el cuerpo de manera física! En cambio, los nahuales de los nativos nómadas ¡Ellos sí son peligrosos! No solo se roban el alma, sino que también tunden con el cuerpo de los infelices que consideran les puedan hacer daño alguno, algunas mujeres también son nahuales ¡Es indistinto ya el orden! Me temo señor alguacil que estamos ante verdaderos seres que poco conocemos de ellos.
– ¡Vaya que burla señor fraile! ¿Nahuales? Eso solo es tesón de los indios, cosas para espantar a los niños y se porten de manera correcta – dijo el alguacil – ¡No desestime la razón de las almas de estas antiguas tierras mi señor! Aún hay demasiados aspectos que la cristiandad no logra entender, ni siquiera nosotros que pasamos día y noche comprendiendo a las personas, no solucionamos varios de los hechos que nos pasan – dijo el fraile.
El alguacil molesto, una vez comprendió que el fraile estaba en el gozo de su imaginación, decidió ir a buscar al merendero de dónde parecer ser ¡Todos los infelices han salido de ahí! El lugar de las meriendas para cualquier parroquiano que se haya hecho al beneficio de la paga de un tallo por la comida de cuatro semanas ¡Es razonable considerando que la ciudad apenas se nutre de parroquianos que vienen de fuera!
Una vez entró comprendió lo bien que le va al lugar ¡Lonjas de cerdo! Viandas, botellones y buenos vinos, además del pulque que tanto gusta a los nativos de la ciudad, si usted lo solicita se le brinda doble ración ¡Con la misma paga! No era complicado comprender el por qué todo mundo asiste a este mismo lugar ¡Soldados, trabajadores y poetas gustan del mismo manjar! Alrededor de mesas llenas de comida ¡Excede por mucho la paga! Una mujer de intrigante figura se hizo presente.
– ¿Hay manera de que le atienda buen mozo? – coqueta se acerca- Si no hay consumo retírese ¡Aquí no somos religiosos piadosos! Pague o váyase – hasta grosera la mujer le dijo- Sorprendido el alguacil sacó su parte y pagó ¡Una bandeja de suculentos manjares llegó a su mesa! Le conminaron a beber un buen fajón de vino, al acercarse la mujer comenzó a mirarla de diferente manera ¡No sabe si es el vino quien le deforma la verdad! Pero le parece que ella es más bella de cómo la vio al comienzo.
Al cabo de un tiempo ¡Todo el merendero era un festín! El alguacil trata de acercar la verdad de lo que le sucede ¡Hay todo un mundo de parroquianos! Algunos ancianos, otros de apenas una lozanía, pareciera que se hubieran abierto las puertas del infierno ¡No dejan de comer y disfrutar el momento! Abundantes viandas siguen llegando ¡Es un total exceso de sorprendentes sabores y delicados aromas!
Al pasar el rato el alguacil salió apenas de pie ¡Su cabeza le da vueltas! Las paredes parecen enemigas, a los lejos observa como una cabra negra le mira, como si lo estuviera siguiendo – ¡Que idiotez! Me estoy creyendo cosas por la bebida – se dijo así mismo. Continuó caminando hasta que llegó a su habitación en la guardia de la Alcaldía, un desajustado espacio de piso le sirve de descanso, apenas se recostó, un mareo se apoderó de él, intempestivo… ¡Un fuerte jalón de pies lo desapareció del lugar!
¡Al día siguiente lo encontraron en perfecto estado momificado!