Ariel González
El primer paquete económico del gobierno de Claudia Sheinbaum no ofrece en términos generales mayores sorpresas. Se sabía que vendrían importantes recortes, y llegaron. No podía ser de otra forma con un déficit público en el que Morena se esmeró en “hacer historia”: 6%, el más alto de los últimos 36 años.
Esta desproporción entre ingresos y gastos –que ahora se pretende que sea de 3.9 % para el 2025– es la herencia más costosa de la administración de López Obrador, y es la que marcará probablemente a este sexenio, puesto que a pesar de los enormes recortes anunciados son muchos los compromisos y muchas también las cuentas alegres con que se los piensa sortear.
La premisa de la que parte el presupuesto presentado el pasado viernes es la de “crecimiento económico con justicia social”. Y nada suena mejor como eso: crecer y repartir. Así que según la Secretaría de Hacienda, la economía mexicana crecerá entre un rango de 2 y 3%, pero el Fondo Monetario Internacional no le da más de 1.3 % y los especialistas privados de México no suponen un crecimiento mayor a 1.8%.
El recorte a diversas secretarías resulta brutal en sí mismo y tiene enormes e incalculables costos económicos y sociales. En materia de salud, por ejemplo –donde nos alejamos cada vez más de Dinamarca–, la Secretaría encargada de este sector sufrirá un recorte de más de 30 mil millones de pesos (con lo que pasará de 96 mil 989 millones a 66 mil 693 millones de pesos en 2025). ¿No se traducirán estas cifras en menos atención médica, menor calidad de las instalaciones y servicios, menos tratamientos y medicinas, y, para decirlo rápido, más enfermos sin remedio, incapacitados y muertes?
A la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana no les fue mejor. Los recortes que experimentarán son drásticos: de más de 108 mil millones de pesos y 35 mil millones de pesos, respectivamente. Sin considerar lo atinada que pueda ser la estrategia del gobierno de Sheinbaum en la materia, es obvio que la mayor crisis de seguridad de nuestra historia (especialidad de los amigos de Morena) merecería más recursos. Y si a eso se añade la crisis que podría representar la deportación de cientos de miles de paisanos y el cierre de la frontera para otros muchos centro y sudamericanos, la Sedena tendrá que hacer malabares para poder responder a estas y otras contingencias.
Por su parte, la Secretaría de Energía pasará de 167 mil 736 millones a 138 mil 307 millones de pesos. Uno pensaría que la Presidenta Sheinbaum, científica como es, privilegiaría esta área toda vez que se ha comprometido con las energías renovables, pero por lo visto espera un milagro en esta materia.
En otras áreas como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales o la Secretaría de Cultura, las cosas sólo tienden a ir mucho peor de lo que ya han ido en los últimos años. Y si bien la Secretaría de Educación Pública no sufrirá ningún recorte, el aumento a su presupuesto es tan pobre (1.6%) que es un hecho que seguirá arrastrando sus muchos rezagos en un contexto de contrarreforma educativa y con un titular ajeno por completo al tema.
Y así podríamos seguir este penoso recuento de recortes y privaciones para las diversas áreas del gobierno, unas más castigadas que otras, pero todas en definitiva estranguladas por la “austeridad republicana”. ¿Cuántos puestos de trabajo de modo directo o indirecto se perderán a partir de estos ajustes presupuestales? ¿Qué tareas puntuales dejarán de realizarse? ¿Qué nuevas carencias se sumarán a las que ya eran evidentes en muchas dependencias gubernamentales? Lo veremos en breve.
Ya que el gobierno morenista decretó que el neoliberalismo fue superado en nuestro país, sería bueno que explicara cuál es la diferencia entre este presupuesto y aquellos otros que, cuando fue oposición, combatía y denunciaba airadamente.
Se me dirá que la diferencia radica en el enfoque de “justicia social” –léase programas sociales-clientelares– que prioriza el paquete económico. Y no dudo que muchas familias mexicanas que hoy reciben uno, dos o más apoyos del gobierno estén contentas con esta política que viene a ser la clave (actual y futura) de la permanencia en el poder de Morena. Pero la pregunta que debemos hacernos es si es viable en el largo plazo sostener este esquema.
El gobierno viene acumulando pérdidas inmensas (Pemex, Mexicana de Aviación, AIFA, Tren Maya, etc.) y es muy difícil que la economía crezca según lo pronosticado por la Secretaría de Hacienda. La inflación y el endeudamiento siguen su marcha y los problemas que vamos a enfrentar con el nuevo gobierno de Trump acarrearán previsiblemente otros costos.
En su infinita irresponsabilidad el gobierno de Morena no se pregunta muchas cosas. Disfruta de su popularidad y cree que podrá mantener el gasto social-clientelar eternamente. La gente tampoco se preocupa demasiado: vive en uno de los países más inseguros de la tierra, con sistemas públicos de educación y salud deplorables, pero con becas y apoyos de un gobierno “humanista”. Como dice el lugar común de las redes sociales: ¿qué puede salir mal?
@ArielGonzlez
FB: Ariel González Jiménez