Cuando el inversionista más seguido del mundo no se siente cómodo invirtiendo, ¿deberíamos preocuparnos los demás?
Warren Buffett, que ha dicho en broma que su periodo favorito de tenencia de acciones es “eternamente”, sigue teniendo mucho dinero trabajando en empresas estadounidenses. Pero nunca había quitado tanto de la mesa, la friolera de 325 mil millones de dólares en efectivo y equivalentes, principalmente en forma de letras del Tesoro.
Para apreciar la inmensidad de ese acervo, considera que permitiría a Berkshire emitir un cheque, con cambio sobrante, para todas menos las 25 corporaciones estadounidenses más valiosas que cotizan en bolsa: icónicas como Walt Disney, Goldman Sachs, Pfizer, General Electric o AT&T. Además de dejar que los dividendos y los intereses se acumulen en su hoja de balance, el conglomerado ha vendido agresivamente dos de sus mayores participaciones, Apple y Bank of America, en los últimos meses. Y, por primera vez en seis años, ha dejado de comprar más acciones de las que mejor conoce -Berkshire Hathaway.
¿Significa eso que los simples mortales inversionistas deberían ser cautelosos respecto al mercado? Quizás, pero nos dice aún más sobre Berkshire.
Buffett y su difunto socio comercial Charlie Munger no superaron en desempeño al mercado de valores por 140 veces siguiendo la cronometría del mercado. La cita más famosa de Munger probablemente sea su primera regla del compounding: “Nunca lo interrumpas innecesariamente”. Los inversionistas que siguen de cerca a Berkshire y esperan que un poco de su magia se contagie a sus carteras prestan mucha atención a lo que compra y vende, pero mucho menos a cuándo.
Sin embargo, Buffett, aparentemente siempre optimista y paciente, se ha vuelto cauteloso en otras ocasiones, como es el caso del cierre de su extremadamente exitoso Partnership en 1969, cuando dijo que los mercados estaban demasiado efervescentes y también acumulando una cantidad sustancial de efectivo en los años previos a la crisis financiera global, dinero que desplegó de manera oportunista.
“Él está consciente del hecho de que los mercados dan giros y llegan a extremos”, dice Adam J. Mead, administrador de dinero y buffetólogo de New Hampshire, autor de “The Complete Financial History of Berkshire Hathaway”.
El hecho de que las acciones estén sobrevaluadas no significa que estén al borde de una caída o incluso de un mercado bajista. En lugar de eso, hay que alejarse y observar lo que dicen las valuaciones actuales sobre los réditos durante los próximos años, que incluirán períodos buenos y malos. David Kostin, estratega de Goldman Sachs, predijo recientemente que el rendimiento del S&P 500 durante la próxima década promediaría sólo 3% anual, menos de un tercio del ritmo de posguerra.