Picasso: printmaker revela la vida íntima del pintor andaluz a través de una de sus facetas menos conocidas en el arte, la de grabador.
De los casi 2 mil 400 grabados creados por Picasso, el Museo Británico posee 553 en su acervo, y de estos seleccionó casi un centenar para la muestra que abre sus puertas al público este jueves.
“La gente está más familiarizada con sus pinturas, por lo que realmente queríamos mostrar que el grabado es un área creativa realmente importante de su trabajo y que logró grandes cosas en este campo”, explica la curadora de la exposición, Catherine Daunt, especialista en grabados modernos y contemporáneos del Museo Británico.
La exposición, que reúne obras realizadas desde 1904, tras la llegada de Picasso a París, hasta 1971, es la más extensa dedicada hasta el momento en el museo al artista.
“El grabado es un área del trabajo de Picasso que mucha gente no habrá visto con tanto detalle antes”, afirma Daunt.
Sin experiencia ni preparación, Picasso (1881-1973) hizo su primer grabado, El zurdo, en 1899, con 17 años, donde muestra a un picador.
En 1904 realizó el aguafuerte La comida frugal, que abre la exposición del recinto londinense, gran obra maestra de su primera etapa.
Diversidad de técnicas
Picasso: printmaker sigue la evolución del artista a través de su experimentación con diversas técnicas: aguafuerte, punta seca, litografía, linóleo y aguatinta, como ejemplo de su continuo proceso de cambio.
“Analizamos toda su carrera y diferentes períodos de sus grabados. Comenzamos mirando sus primeros trabajos en París, cuando se interesaba por la gente que lo rodeaba, representando escenas de pobreza, acróbatas, artistas callejeros. Luego se interesó por el arte clásico, como en la Suite Vollard, una serie de 100 grabados que realizó entre 1930 y 1937”, explica Daunt.
En esa Suite Vollard, hecha para el marchante de arte Ambroise Vollard, hay referencias a la Guerra Civil española, como el aguafuerte El sueño y mentira de Franco, presente en la muestra.
“Más adelante vemos su interés por la litografía y el grabado en linóleo, y finalmente los grabados que hizo cuando estaba al final de su vida, cuando reflexionaba sobre su vida y pensaba en su legado. Así que vemos muchos elementos diferentes de Picasso en esta exposición”, señala Daunt.
En la faceta de Picasso como grabador se aprecia la insistencia en temas vinculados a la tradición clásica literaria.
‘Un diario personal’
Picasso también incorpora de manera recurrente en sus grabados el tema del pintor y la modelo o el mito de Minotauro.
“Sus grabados son como un diario personal, ya que siempre incluyó elementos de su propia vida. Aprendemos mucho sobre su vida con ellos. Vemos a las personas que significaron mucho para él, a sus esposas y amantes. Vemos un reflejo de sus emociones, sus vivencias, los artistas que lo inspiraron. Fue un grabador muy inventivo y creativo”, explica Daunt.
La muestra incluye 28 grabados de la serie 347 Suite, que Picasso realizó entre el 16 de marzo y el 8 de octubre de 1968, una de las series más importantes del artista en esta faceta.
Esos 347 grabados, donados en su totalidad en 2014 al Museo Británico por Hamish Parker, los hizo en 1968, con 86 años.
En esa 347 Suite incluye referencias al escritor francés Honoré de Balzac, a los pintores Rembrandt y El Greco, así como a su propia familia, como padres, cónyuges o amantes.
En la serie se refleja la vasta inspiración de Picasso, desde esos grandes maestros hasta el universo taurino y flamenco, pasando por la mitología grecorromana y el paisaje mediterráneo.
También hay referencias a la vida diaria o personajes históricos, como el Presidente francés Charles De Gaulle, en un grabado relativo a las revueltas de mayo del 68.
“En el grabado, Picasso pudo contar historias y explorar realmente un tema. A menudo hacía impresiones en series. Y eso le permitía explorar profundamente una idea, algo que no podía hacer necesariamente tan rápido en la pintura”, resume Daunt.
Picasso: printmaker estará en exhibición hasta el 30 de marzo de 2025.