Una multitud de supervivientes enfadados por las terribles inundaciones en España lanzaron barro y gritaron insultos al Rey Felipe VI y a los funcionarios del Gobierno cuando realizaron su primera visita a uno de los pueblos más afectados el domingo.
La Policía tuvo que intervenir con oficiales a caballo para mantener a raya a la multitud de varias decenas que arrojaban lodo, blandían palas y arrojaban palos.
Funcionarios acompañaron al monarca, quien intentó hablar con algunos residentes mientras otros le gritaban en Paiporta, una localidad en la periferia de la ciudad de Valencia que quedó devastada.
“¡Fuera, fuera!” y “¡Asesino!”, resonaron entre otros insultos.
Los guardaespaldas abrieron paraguas para proteger a los monarcas y a los funcionarios mientras los manifestantes les lanzaban lodo a su paso.
“Ellos lo sabían, lo sabían, y no hacían nada”, también se escuchó.
Luego de verse obligado a resguardarse del barro que caía, el Rey permaneció tranquilo e hizo varios intentos de hablar con los residentes individualmente. Una persona parecía llorar sobre su hombro. Estrechó la mano de un hombre.
Fue un incidente sin precedentes para una Casa Real que se esfuerza mucho en crear una imagen de un monarca querido por la nación.
La rabia pública por la gestión desordenada de la crisis llegó a su punto álgido este domingo.
La Reina Letizia y el presidente regional de Valencia, Carlo Mazón, también estaban en el contingente. La Reina también habló con mujeres y tenía algunas manchas de barro en las manos y brazos.
“No tenemos agua”, le dijo una mujer a la reina.
Muchas personas siguen sin agua potable cinco días después de las inundaciones. Paiporta, con una población de 30 mil habitantes todavía tiene muchas calles completamente obstruidas con montones de escombros, innumerables autos destrozados y lodo.
Más de 200 personas fallecieron a causa de las inundaciones del martes y miles de hogares quedaron destruidos por un muro de agua y lodo.
La indignación por la gestión del peor desastre natural de España en la memoria viva comenzó después de que el impacto inicial se disipara.
Un río de agua y lodo inundó Paiporta y los funcionarios regionales emitieron una alerta a los teléfonos móviles que sonó con dos horas de retraso.
La ira ha sido alimentada por la incapacidad de las autoridades para responder rápidamente a las secuelas. La mayor parte de la limpieza de las capas y capas de barro y escombros que han invadido innumerables hogares la están realizando residentes y miles de voluntarios.
“¡Hemos perdido todo!”, gritó alguien.
Los gritos incluían demandas por Mazón, cuyo gobierno está a cargo de la protección civil, y “¿Dónde está Pedro Sánchez?”.
Felipe, con manchas de barro en su impermeable negro, insistió en tratar de dialogar con la gente durante la visita. Habló con varias personas, le dio palmadas en la espalda a dos jóvenes y compartieron un rápido abrazo.
Según un periodista de la cadena española RTVE cerca de Felipe, una mujer lloró y le dijo que no tenía comida ni pañales, mientras que otra persona le pidió que no los abandonaran.
Luego de aproximadamente media hora de tensión, los monarcas se subieron a los autos oficiales y se marcharon con una escolta de la Policía montada.
Una mujer golpeó un coche oficial con un paraguas y otra lo pateó, antes de que se marchara a toda velocidad.