Se suponía que iba a ser una noche de música y diversión: un concierto de Ariana Grande repleto del júbilo de las niñas y adolescentes que comprenden su fanaticada. En lugar de ello, la escena se volvió una de terror, sangre y lágrimas, cuando una bomba estalló en medio del recinto.
Un suicida hizo estallar sus explosivos en medio del concierto de la artista estadounidense en Manchester. Inmediatamente, padres que estaban esperando afuera para recoger a sus hijos entraron en pánico, desesperadamente buscando a sus criaturas entre la multitud.
La policía dijo que hubo varios menores entre los 22 muertos. Otras 60 personas resultaron heridas.
Testigos describieron cómo volaron por los aires clavos y tuercas, indicio de que el terrorista llenó el artefacto explosivo con pequeños objetos metálicos a fin de maximizar el daño a las víctimas, una táctica usada con frecuencia en el Medio Oriente, y usada también en los ataques de París del 2015.
Miles de espectadores, muchos sujetando los globos rosados que se han convertido en símbolo de la cantante, huyeron despavoridos del estadio. Algunos treparon, tropezándose, sobre las barreras metálicas. Los padres afuera lloraban al buscar a sus seres queridos.
Los que no conseguían a sus familiares recurrieron a las redes sociales, implorando por información. Se creó el hashtag #MissingInManchester en Twitter, para buscar a seres queridos.
“He llamado a los hospitales, he llamado a todos los lugares, he llamado a los hoteles donde dijeron que habían llevado a algunos niños, he llamado a la policía”, dijo entre lágrimas Charlotte Campbell al canal de televisión ITV, mientras esperaba en su casa por noticias de su hija Olivia, de 15 años.
Olivia asistió al show con una amiga que resultó herida y fue hospitalizada.
“No ha aparecido, no hemos podido conseguirla”, dijo la madre.
Vídeo grabado durante la explosión en el concierto de Ariana Grande, en Manchester Arena. pic.twitter.com/GL7CSNA0IV
— Juan Carlos Navarro (@CarlosNavarroTv) 23 de mayo de 2017
POR: LÓPEZ-DÓRIGA.COM