Un convoy de magnitudes exorbitantes con producto algodonero se ha comercializado ya con los norteamericanos tendrá como destino el puerto de Casamata, con un valor superior a los dos millones de pesos lograría ¡Por demás! Obtenerse un treinta y tres por el porcentaje de cobro ¡Que por un lado los conservadores lo desean! Los liberales saben que es el dinero suficiente para las negociaciones que se realizan en Brownsville Texas para obtener armamento y parque ¡Relevante para el mapeo de la zona de Juárez! Quien le ordena a Mariano Escobedo hacerse del cargamento ¡Implica una fuerza económica considerable para los planes!
El ejército de Escobedo ha tendido una trampa al general Tomás Mejía ¡La única manera de vencer a las montas es que no los vean! Diestros minotauros míticos conservadores rugen el suelo entre tierra, cascos ¡Simplemente no miran debajo de ellos! Pecho tierra los hombres liberales comienzan el ataque ¡Una ráfaga de fuego emana de las mismas barbas del infierno! Caen heridos y muertos por decenas los hombres de a caballo.
¡A lo lejos el general Mejía observa la caída de las montas! Un campo florido de metralla lo mismo traspasa animales y jinetes imperiales por doquier ¡Se pierde el paso del convoy! Los que logran pasar son recibidos desde las alturas por una fuerte estampida de fusiles liberales que terminan por diezmar los hombres de mayor entrenamiento en el ataque – ¡Por aire y por tierra hemos vencido el paso de la caballería de conservadores! – reportan los generales Rocha y Corona ¡Vencerle una mano al Mesías es un privilegio que no muchos podrán contar! ¡El júbilo ruge!
La madrugada comienza y aún el sabor a fierros en la boca deja claro que no solo los disparos han diezmado a los conservadores – o eso piensan los liberales- también el ánimo decae ¡No escuchan sus rezos ni arengas de batalla! – los conservadores realizan ejercicios con sus sacerdotes de bendecir a los soldados antes de cualquier batalla ¡Hasta la fecha ha resultado!- ahora el campamento liberal tiene al mando el convoy de algodón de millones de valor, pero que debe aún pasar por el camino entre Matamoros y el fuerte Casamata ¡No hay pago del producto si no llega la mercancía! ¡Para ambos bandos está claro! Juárez insiste en que se tome a medida, no solo el convoy sino el propio fuerte Casamata ¡Las hostilidades continúan!
Los conservadores se han alistado, la orden del general Mejía es clara ¡Cada jinete arrastra piñas de fierro con picos para lastimar a los pecho tierra! ¡No hay clemencia! ¡Para los parapetados en las azoteas la metralla de cañones!
¡A la carga! Cuatro mil soldados republicanos avanzan hacia los conservadores al mando de los generales Treviño, Rocha y Naranjo contra quienes reciben de magna hechura en montas ¡Dos mil quinientos imperialistas les esperan por el trecho! A la orden de ¡No pasará ninguno de ellos! Cazadores austriacos corren por el sendero de la montaña sin ser vistos, hábiles escorpiones imperialistas han dejado claro que su fuerza es mayor en valentía ¡Unos adolescentes apenas de diecisiete años en su mayoría! Pero valientes y férreos cómo nadie ¡Se hacen del costado derecho del paso! Agazapados como felinos esperan la orden.
¡El convoy algodonero de más de sesenta carretas avanza! La retaguardia protege la salida de monterrey ¡Setecientos hombres imperialistas le resguardan! Por la fuerza del desatino ¡Republicanos le protegen a la llegada a Matamoros ¡Es una locura! Comienzan los disparos al saberse la confusión.
¡Los guardias americanos que protegen el cargamento están en un palmo de narices! ¿A quién hacerle caso? Por un lado, los imperialistas arrean que camine ¡Por el otro los liberales que paren! Comienzan los enfrentamientos ¡En el fuego cruzado los caídos son los norteamericanos! ¡Algún distraído prende fuego a diez carretas para hacer un resguardo! Es la locura ¡El producto arde de inmediato! Se crea un cerro de fuego de donde a la luz nocturna descubren todas las posiciones de ambos mandos ¡Se atacan!
¡El general Olvera manda a los austriacos a atacar la fila republicana! Feroces, sin temor, alertas al frío de mañana se abalanzan sobre los soldados dejando claro que la sagacidad puede más que el número ¡Destrozan el flanco liberal! Escobedo enfurece ante tal arremetida, siendo que los pecho tierra se levantaron y arrecieron la metralla ¡No lo lograron! Cayeron por todos lados republicanos heridos y muertos ¡El cambio de bayoneta es magistral por los conservadores! Los generales de Escobedo, Rocha y el general Canales dejan caer a sus hombres sobre los imperialistas que observan la lluvia de disparos y pólvora ¡En la confusión vuelan brazos y piernas! Los pechos erguidos de valor de los republicanos caen de rodillas ante el feroz ataque austriaco.
¡Así como la consigna del general Tomás Mejía de cortar un dedo al enemigo! Los liberales han hecho a la tarea de ¡Cortar la garganta de los heridos! Sin piedad se despedazan unos contra otros! La batalla continúa. El general Tomás Mejía manda su caballería hacia Monterrey para cerrar el paso, pero en el movimiento caen sus hombres en emboscada realizada por el ejército de Escobedo, quienes al paso del convoy de algodón han logrado hacerse del paso hacia Casamata ¡La posible pérdida de este camino dejaría a los conservadores sin el ingreso del dinero! Olvera manda un nuevo batallón hacia los liberales ¡Mueren quinientos conservadores en este movimiento! Los bandos conservadores reculan y rearman la posición.
¡El río de sangre ha enlodado la ladera! Los soldados conservadores caminan deambulando ¡Dando tumbos de un lado al otro! Considerando que el corte de garganta les mantiene con un halo de alma ¡Pero que de rato solo le desmaya al sopor eterno! Caen como espectros de pesadilla ¡Han muerto al paso! Los conservadores pierden ciento diez cañones, son hechos prisioneros mil doscientos ¡La caballería conservadora ruge el camino para tratar de entrar al fuerte Casamata! Los reciben con cañones ¡Los despedazan! Por pares las montas son destripadas y los restos embargan la condición de batalla perdida ¡El canto de victoria del ejército de Escobedo se deja sentir!
Han logrado los liberales hacerse del gran paso desde Monterrey, Matamoros y el fuerte Casamata a costa de sangre y pérdidas lamentables ¡Se ha capturado el paso del convoy! Se aseguran la ganancia de protección, el treinta y tres del porcentaje de la venta comercial ¡Inclusive se reporta que las hostilidades en Saltillo también fueron puestas en manos de los liberales! El paso completo ha sido capturado ¡Mercancía norteamericana logrará pasar con el coste debido de la transacción!
¡El imperio ha perdido el control comercial de la mayor ruta! Se avecinan rodar cabezas, Tomás Mejía blande su bandera de derrota, aquella que nunca probó ¡Su ceño no le permite tener alguna mueca de dolor! Baja de su montura e ingresa a su casa de campo, le espera su comida, vinos ¡El diario de crónica! Su esposa le hace el rancho cálido ¡Pareciera que solo él sabe que han perdido! Pero las noticias malas son las primeras en llegar ¡El emperador dentro de no más de un día y medio sabrá lo ocurrido! Es el momento de reajustar los mandos, han sido capturados muchos prisioneros conservadores ¡Es una derrota que cala hasta el mismo hueso!
La dispersión de la neblina permite observar a los soldados degollados ¡Algunos aún respiran! Les son atendidos ¡Los rictus mortuorios no dejan de presentarse! Las mujeres que acompañan a sus hombres les buscan ¡Es imposible localizarlos! En la locura toman el primer cuerpo que ven, les limpian los rostros con las enaguas ¡Ensalivando la tela! – ¡Sí es! ¡Sí es!… – rompen en llanto.
Algunos soldados sentados en el campo aún tratan de saber lo sucedido, cuando se acercan las mujeres a tratar de reconocerles ¡La cabeza cae para la espalda en un movimiento macabro! Solo la piel evita se caiga por completo ¡Las mujeres gritan de nervios! Se desmayan. Los ayudas de campo – aquellos soldados tuncos que apoyan en los entierros de sus compañeros- levantan cuerpo a cuerpo y son llevados al reconocimiento.
Se observa el papel de Formación, una hoja en donde cada uno de los soldados – o del grado que fuera- tienen escrito el nombre, alías, lugar de nacimiento y si lo tuvieran el apellido de la madre, el batallón al que pertenece – si lo tuviera- el mando a quien obedece, en ocasiones al no tener la manera de lograrse el simple uniforme le da la identidad, en caso de que todos los uniformes fueran iguales, los botones de la chaqueta le da el grado y en pocas ocasiones ¡El mismo uniforme lleva el nombre y grado! Si no tuviera forma de identificarse ¡La bandera del batallón era suficiente para levantar la pérdida! En caso de que tampoco estuviera la bandera ¡El fallecido era guardado en un costal con las letras SMB! – soldado muerto en batalla.
¡Como hormigas las mujeres acercan los cuerpos a los pueblos cercanos para la cristiana sepultura! Cuando nadie acompaña al fallecido ¡La fosa común es el destino! Los encargados de sanidad e higiene recuperan algunos uniformes no rotos en su totalidad, les zurcen, arreglan y limpian botones ¡Se vuelve a dar a otro soldado! Así sucesivamente.
Los tricornios de los generales fallecidos en la batalla le son entregados al general Tomás Mejía por los conservadores y al general Escobedo por los republicanos, quienes deben llenar una hoja de las condiciones en las que se desempeñó el general ¡Si el caído fuera imperial! El sustento de la familia se ve obligados por la carta de su excelentísima, condonaciones de impuesto y acercamiento a la pensión por fallecimiento en campo de batalla ¡De todos los soldados! En el caso de los liberales al no tener el poder de mando del país simplemente son enterrados y una específica redacción al detalle del lugar y la forma en cómo murió, misma que se les entrega a los familiares ¡Únicamente que así lo requieran!
En el caso del general Tomás Mejía insistía a escoltas o ayudantías – quienes siempre acompañan a los generales en batalla y son comparsa de protección- les exige una heroica narrativa de la acción que llevó a la derrota de los denominados ¡Águilas Imperiales! Lo cual después un poeta – como el padre del niño Manuel Altamirano- se encargará de las odas y los ensalces de protocolo.
¡Si el general hubiera fallecido con la espada en la mano en lucha de batalla! Su pintura que realizaría los artistas imperiales para la posteridad ¡Lo pondrán con su caballo levantado los cuartos delanteros en señal de muerte en el campo de batalla!
Si la muerte hubiera sido por heridas causadas por la batalla ¡Será preservado a la posteridad con su caballo solo levantando un cuarto delantero! Si hubiera muerto después de la batalla, pero por causas ajenas al conflicto ¡Se retrataría sobre su monta más querida! Con todos los cuartos sobre el piso y si hubiera fallecido por causas naturales en época en dónde no hubiera existido conflicto alguno pasaría a la posteridad en un retrato ¡Pintado de pie con gallardo uniforme! Si hubiera sido fiel a la causa su mano izquierda sobre su espada al cinto, tal cual como lo marca el protocolo imperial de la casa de los Borbones.
¡Esa indicación saldrá del reporte de los escoltas! De ello valía la posteridad; en el caso de ¡Suprema traición! El arraigo de mayor interés para que por siempre haya sido considerado traidor a la patria, es simplemente ¡No realizar pintura alguna! – ¡El pincel del artista que plasme un traidor será maldito por la eternidad! – así se considera en estos tiempos, no tener una pintura en la casa y haber tenido grado militar por la vecindad ¡Es causa de deshonra! Inclusive los pintores a aquellos soldados que no tuvieran la manera de ser considerados a un retrato ¡Pero que dieron su vida en el campo de batalla! Les era obsequiado el retrato ¡Claro que con la obtención de que la firma sería de mayor tamaño al natural!
No sobra decir que el general José Tomás Mejía Camacho sueña con su pintura a la posteridad, donde lleva ya tiempo archivando cualquier evidencia que determine su valiosa participación en las batallas desde sus anteriores juventudes ¡Tal vez se mira con su alazán levantando los cuartos delanteros por su destreza contra los apaches! – a quien sobra decir que más que desplazarlos ¡Los diseminó!- o en otro caso ¡Con la misma complexión! Por la destacada labor en expulsar a los invasores norteamericanos en las batallas de La Angostura ¡Dónde los despedazó! Se sabe valioso por sus hechos.
¡El respeto de sus iguales sobrepasa cualquier exclamación contraria! Admirado por conservadores y liberales, por invasores y enemigos, por gobernadores y prefectos, se sabe que al menos por el largo tiempo de servir a las armas, en el don de no tener como verdad el guardar o recoger las monedas a montón ¡Todo lo que ha ganado lo ha donado a su comunidad pinalense! Se sabe que al menos ¡Por el valor de su entrega! Será digno representante de la honra mexicana con un autorretrato llevado a la posteridad.
¡Sueña con eso! Su retrato alzado en cuartos y elegantes capas de telares que le son coronados con querubines a su eterno descanso ¡Abriendo la bóveda celestial para su glorificación ingreso! ¡Ha dejado instrucciones para ello! En eso va que varios artistas han dado por un tono el de lograr realizar algunos bocetos de lo que será su obra pictórica ¡Inclusive el imperio ha designado presupuesto para ello!
Cierto que todas las pinturas que ha realizado los grandes artistas del Imperio de Maximiliano de Habsburgo no cuentan con el detalle de las armas o cualquier espada – en señal de una patria en paz- el sueño de Mejía es el glorificar su estadía como soldado de Dios, así que requiere de dejar claras instrucciones, por ello se reúne con el artista Jean Adolphe Beaucé, ilustrador de libros que el emperador mismo hizo a bien traer para la remembranza de las acciones en pro de esta nueva y con gran futuro manera de hacer crecer a México.
El artista ya renombrado observa por primera vez a Mejía y con logro de saberse ante el mejor general de todos los tiempos de la batalla mexicana ¡Hace odas y poemas pictóricos para coronar las hazañas del Mesías! Bocetos en donde el general conservador se reconstruye una vez y otra ante alegorías de ángeles y mártires del santoral mexicano ¡Quienes le coronan para la sublime eternidad! Mejía observa los bocetos y se fascina, pero el artista le hace una recomendación ¡Que no le satisface! – seguro sabedor por su alta sensibilidad de las cosas-
-¡General me sublima conocerle! Pero deseo preguntarle, con el debido respeto – mientras le sigue mostrando sus bocetos de mano en mano ¡De excelsa manufactura y logro! – ¿Qué le hace pensar que le coronen con su retrato a la verdad perene de la historia si de alguna forma el imperio se derrumbe en pronto tiempo?
¡Mejía le volteó a ver con arrebato!
Continuará…