Los azotes que recibe Juan Nepomuceno por parte del verdugo le escaldan la piel a tal grado que se logra ver el hueso de la costilla segunda, inclusive se acerca el inquisidor a observar lo extraño del golpe, acerca su rostro a la hendidura ¡Atraviesa su dedo por entre! No hay una sola mueca de dolor, observa palpitaciones del grano líquido corporal que emana ¡Ni una sola lágrima se logra corromper! Asiste el castigo, respira y en cada suplicio que imagina le dice ¡No hay respuesta! Observa a lo lejos una lámpara de aceite que tintinea a la misma vez que da un aliento.
¡El látigo suelta un destello al partir el aire con un atroz chasquido!
¡Nuevamente siente el acero del cabestrillo traspasar su piel! Ya no lastima. Se acerca el verdugo y logra de nuevo corroborar ¡No gime! No respira con fuerza, intenta seguro ante su sorpresa ¡Atreverse a preguntar si duele! Él sabe que sí. Un hilo de saliva cae hasta el fétido suelo de la boca de Juan Nepomuceno, sus palmas le sostienen, pero él se ha abandonado a las manos de Dios -…¡Llévame señor, este suplicio sea por la salvación de las almas!… ¡Tarda en venir mi señor para que logre elevar las almas más a tu misericordia!… ¡Nuevamente siente el acero del cabestrillo traspasar su piel! Ya no lastima.
Un verdugo más se acerca, discuten entre ellos ¡Toma el látigo de azote de tres cabestrillos ¡Hace una prueba en una madera! ¡Levanta astillas del impacto del golpe! Una maraña de madera destrozada suelta el olor a cedro que le hace notar la fuerza del castigo ¡Ahora lo probará en la espalda del prisionero martirizado! El rey Wenceslao dio la orden que se obtenga la información acerca de su esposa ¡Monarca celoso de ira! Mantiene al joven abad bajo el cadalso en suprema intervención de tortura para que hable acerca de las cuitas de la reina. ¡Enloquecido desea saber todo lo que le confiesa su esposa al joven sacerdote!
¡Se niega! El secreto de confesión es sagrado ¡Ni siquiera Dios lo sabrá si le pregunta! – ¡Él me comprenderá!… – entre su rostro amoratado por los golpes observa la sombra del nuevo verdugo que ahora soltará para teñir en su lienzo grana ¡La rudeza del tridente letal!
¡El látigo suelta un destello al partir el aire con un fuerte chasquido!
¡Nuevamente siente el acero del cabestrillo traspasar su piel! -…¡Llévame señor, este suplicio sea por la salvación de las almas!… ¡Tarda en venir señor para que logre salvar las almas más posibles!…
¡Tras azotes! Una luz ciega su vista… ¡Se abre un profundo abismo en donde cae su cuerpo al precipicio!… Ha muerto.
20 de marzo de 1866, barrio de Santa Ana, casona del general conservador.
El General Tomás Mejía sabe que el mejor momento para atender en Tamaulipas la estrategia ¡Es ahora! Después de haberle arrebatado al general liberal Miguel Negrete el puerto de Matamoros, se da cuenta de la importancia que es para los norteamericanos del Sur, aquellos hacendados ricos que gracias a la producción de algodón y su sistema de esclavos que no requieren de pago, tienen ahora vía libre de comercio.
Los grandes acaudalados de Estados Unidos, su punto de venta para el mundo es la salida del producto por vía del puerto de Matamoros, en el cual se dice que, durante años, ha sido considerado a pesar del imperio, la única ruta de Comercio que mantiene Europa y los Estados Unidos, al menos en los estados separados.
Ha subsistido por lo largo de ya muchos años el puerto de Matamoros bajo este régimen ¡Unas cuatro décadas por lo menos! Le permite no sólo al imperio adquirir ingresos bastos, sino a los norteamericanos poder enviar su producto con una garantía de cuidado y preservación así, uno de los golpes que pudieran hacer los liberales al imperio para desestabilizarlo económicamente, es apoderarse del puerto de Matamoros ¡A cómo dé lugar! Llevan cuatro años así ¡Estirando las batallas para el imperio y liberales!
A estas fechas y ante tantos arrebatos de batallas el general Tomás Mejía ha sido asignado a esta región, mismo que revisa hoy la orden en su cómoda casa, aquella que nutre de pan y comida a la comunidad, a la espera de la llegada de su esposa, viendo el mapa de ubicación y rayando algunas anotaciones en su diario de batalla.
Una buena estrategia es establecer la reconstrucción de tres puntos importantes, uno de ellos el fuerte Casamata, todo el bordo de tierra que rodea a este fuerte permite que los fortines ya hechos de ladrillo y cantera pueda entonces entenderse para la actividad comercial y la importancia de este puerto. Las grandes noches en donde Tomás Mejía tiene que planear junto con sus ingenieros el de reconstruir todo el fuerte, que es custodiado por el ejército conservador ahora imperialista, las batallas en esta zona son sangrientas, crudas ¡Sin piedad! Siendo el puerto de comercio ¡Más importante para Estados Unidos y su conexión con el mundo! Debe estar en perfectas condiciones para que, al llegar los paquetes de algodón arraigados por carreta, puedan ser subidos a los barcos, grandes buques que transportan el valioso cargamento, primero a la isla de Cuba, para después distribuirse por todo Europa ¡Las guerras continúan y el comercio no cesa!
A Estados Unidos no le interesa quienes le mueven el producto, si lo hacen los conservadores o los liberales, por ello Mejía debe estar presto a la disposición, proteger esta ruta comercial que mantiene el ingreso al imperio y evitar a toda costa los coyotes liberales que degradan a los algodoneros, estafándolos con ¡Documentaciones falsas y cobros excesivos! Permutas que no existen.
Ocurre que, desde hace décadas, inclusive a finales del imperio peninsular, comenzó a ser tradición y culto un acto poco visto ¡La llegada de la fecha del 20 de marzo! Causando sensación y escozor a las administraciones parroquiales, en esta fecha se celebra en el registro del santoral a Juan Nepomuceno, quien muriera martirizado a manos del rey Wenceslao por no darle a conocer las confesiones de su hermosa reina ¡Al no develar el secreto de confesión! Muere brutalmente martirizado; ahora su nombre es buscado por aquellas madres que vislumbran a sus hijos por encima de los demás, es más, casi como peninsulares ¡Por una peculiar razón! Llamarse así es signo de victoria, ¡Victoria eterna!
Desde la tarde anterior diecinueve de marzo, las filas para apartar el lugar se logran en todas las parroquias y templos de notarías de todo el imperio, ver a santas madres aún con la pañoleta de parto con sus hijos en brazos, formadas para registrarles bajo el santoral, inclusive de aquellas que apenas darán a luz y que inclusive ¡En labor mandan formar a sus demás hijos por el lugar! – ¡Qué nadie os gane! Por tu vida que defenderás el espacio ¡Hablad con el cura! – les gritan, aunque después tuvieron que regresar a su lecho de parto ¡Las oficinas parroquiales son una locura!
Se determinó, por parte de la diócesis – y el alboroto que cada año se suscita- que el nacimiento del niño “Tendría que ser por gracia de Dios y voluntad… el día del 20 de marzo…” corre a partir del canto del sereno del día diecinueve, una vez la luna, termina hasta la media tarde, una vez que se oculte el sol, es el único momento para poder registrar ¡De no llevarse a cabo se tendrán que esperar hasta el año siguiente! Todo el imperio cunde ante esta fecha.
El asistente parroquial de apenas una luna entrada la adultez le pregunta al párroco:
– ¿Qué beneficios le da a un niño que se llame Juan Nepomuceno? Por Dios esto es una locura de principal- quejándose por tantas solicitudes.
-Le causa un estigma para toda su vida – le reprime el anciano cura de Santa Ana- se le mira bien parecido, bien caminado ¡No se joroba! Comerá bien y tiene asegurado que tanto y fuera de una clase privilegiada, la institutriz debiera darle mejores conocimientos ¡Hasta cuando se participaban en los colegios públicos imperiales! Se le sentará en los lugares de hasta adelante, por tan insigne y privilegiado nombre. Para algunos barrios como el nuestro de Santa Ana –lugar de la casa del general Tomás Mejía- establecen los propios barrios queretanos una distinción ¡Para algunos casi de santo! Para otros ¡Cómo si fuera el héroe que sacaría de la pobreza a toda la comunidad!
– ¡Andad mi señor que de porra y golpe! Pero si todos se llamaran así no habría cabida de capitanes y soldados ¡Cualquier mentiría ante contar con tal renombre!
¡Un sopapo en la cabeza recibió la ayudantía! – ¡Zoquete de burro! ¿Qué no entendéis? Los varones que bajo este nombre Juan Nepomuceno debe ser considerado ¡El niño más guapo! ¡El soldado más audaz! ¡El ideólogo de mayor prominencia! – en estos años una persona calva se considera un sabio ¡El cura lo es! – ¡Valeroso de tropa! ¡Quien sobresale de caballería! Todos aquellos que se llamen Juan Nepomuceno deberán estar considerados ¡Los mejores soldados de cualquier ejército! Es una garantía ¿Cuántos números lleváis? – ¡Más de cincuenta y tres! – respondía el joven.
– ¡Mi madre! ¡Que no terminaremos hoy! Calentar el café y los churros que de hoy será hasta el sol de mañana – una señora a punto del llanto logra obtener el número de fila con el cincuenta y cuatro. El cura observa la criatura ¡Ya hasta habla! Prosigue la explicación- Dentro de los varones de la casa si el primer hijo varón no nacía el 20 de marzo, se procuraba que los demás hijos fueran pensados para que, a los nueve meses se tuviera el logro de que el niño segundo llegara el 20 de marzo, ¡Toda la herencia y masa testamentaria pasa a quien así se llamara! Así que debían de hacer cuentas ¿Sabes sumar sopapo de burro? – le pregunta al ayudante que no termina con los numerales – ¡Sí mi señor! – Bueno pues poned atención ¡Las chicas casaderas buscan de entre los pretensos no solo la estirpe sino el mismo nombre Juan Nepomuceno! – continúa la explicación- Una vez los padres procuran cohabitar, porque habrá que reconocer que solamente de manera natural y bajo estricto permiso de la santa madre iglesia –ambos se santiguan- los esposos podrán, en el lecho nupcial ¡Única y exclusivamente para la procreación de los niños! De otra manera el placer del esposo y esposa o la atracción carnal del uno hacia el otro ¡Está prohibida! Pecado de lujuria ¿Entiendes zopenco? ¡Al infierno si se atreven! – le reprime con una mueca jocosa, prosigue- Para lograr que la esposa atrajera a su marido, no solo se baña en agua de flores – a modo de secreto se acerca al oído del joven- ¡El baño es poco común entre las damas de alcurnia! – se retira, mientras hace una mueca de rancio olor- en la tentación de atraer al esposo y llevarlo al tálamo ¡Solo si estuviera en sus días de amplia fertilidad! ¿Sabes de eso no burro? – ¡Nada mi señor! – le mira frunciendo el ceño y levantando los ojos al cielo.
– ¿Cómo lo explico? No estar en el periodo correcto de fertilidad de la mujer, la cual según la ordenanza Imperial debe de estar atenta a sus flujos – el joven le mira con los ojos desorbitados- lo que le permitía determinar si es o no propicia ¡El día para quedar de encargo! si llegara la cohabitación en el lecho nupcial y no se ha contado los días de fertilidad de la madre ¡Si solo lo hubieran hecho por la necesidad carnal! Implica un castigo severo de realizar un novenario, rezos y misas por la salvación de los esposos pecaminosos.
– ¡Mi señor! ¿Qué es una necesidad carnal? – intrigado el joven insiste – ¡No será hoy cuando lo explique! Atended – prosiguió- Teniendo el cálculo correcto ¡Las fechas exactas para que el hijo naciera el veinte de marzo es que se cohabitara del diez de junio al veinticinco de junio! En ello lograr que el ciclo de la mujer esté alineado a esa fecha para poder ser fértil ¡Se pedía en novena el milagro!
– ¡Mi señor! ¿Qué es ser fértil? – ¡Como las flores pendejo! Así, cuando las ves todas hermosas llenas de color así pasa con las mujeres – ¿Quiere decir que cuando las mujeres llevan flores en sus manos es cuando pueden tener a los hijos? – ¡Algo así imbécil! Algo así ¡Déjame terminar!
Para que “esas flores que llevan las mujeres puedan tener hijos” Se solicita por medio de un novenario la posibilidad de que esta fecha entre el diez de junio y el veintitrés es la propia para quedar de encargo, se hacen peregrinaciones ¡Se caminaba desde la cama de la casa hasta el altar del templo de San Francisco o de San Antonio!
-¡Es lejos mi señor!- ¡Muy! Pero anda atiende a esa mujer ¡Dale un número! – le increpa, y continúa – ¡Finalizan este rito de trece días con la fiesta de San Juan! – ¡Es verdad mi señor! – se asombra el joven – Una vez pasa esta fecha ¡Las mujeres se paran de cabeza! ¡Tres veces al día para que el niño se pegue! Se acuestan con las piernas hacia arriba pegadas a la pared para evitar el ¡Flujo de ida! La presencia del esposo está negada en su totalidad hasta el resultado del tercer periodo perdido –noventa días- puede dormir en la misma habitación en camas separadas “… los esposos son bruscos, mañosos y desalineados ¡Una sacudida o acercarse de más en el tálamo nupcial ocasiona que el ángel de la guarda del niño se espante y no se pegue! …” o de mejor manera irse a otra habitación.
– ¡Qué susto mi señor! – el joven asombrado exclama, prosigue el cura- del veintitrés de junio del día de San Juan al veinte de marzo del día de San Juan Nepomuceno ¡Se cumplen exactamente nueve meses! Que aseguran la presencia del niño, anteriormente algunas comadronas ayudan a las mujeres con hierbas para incitar a la llegada del niño ese mismo veinte de marzo y poder llevar tan insigne nombre.
– ¿Un niño tarda en llegar nueve meses mi señor? – el cura para el registro y le mira con asombro – ¿No sabías? Válgame el cielo ¡So bruto! Te voy a contar una historia muy cercana, pero debes guardar silencio y cautela ¡Si la difundes te costará la cabeza! Escuchad – a modo de sigilo lo acercó al arco de entrada de la parroquia una vez todas las madres tuvieron un número- El general Tomás Mejía es un fiel creyente ¡Qué sus hijos se deben de llamar Juan Nepomuceno! Porque a lo largo de su vasta historia de batallas, luchas contra invasores, arengar a héroes próximos próceres de la patria, dentro de su intrincada mirada de años de llevar a salvo riendas y quehaceres de guerra observó que sus capitanes de ejércitos liberales y conservadores, gobernadores, diputados, prefectos representantes del imperio ¡Quiénes se llaman Juan Nepomuceno llegan al punto más alto de la estirpe social! Lo tiene comprobado.
¡El general se obsesionó con esta idea! Ya establecía desde hace muchos años que para cohabitar con su esposa única y exclusivamente del diez al veinticinco de junio ¡En ello para inclusive su vida militar! Tal cual el establecía descanso para cohabitar con su esposa, van a su casa maravillosa que tiene en Pinal y se dedican a las mieles del amor rebozando constantemente uno y otro hasta satisfacer todo su encanto – ¿Cómo la vaca con el toro mi señor? – le interrumpe el joven – ¡Pues sí! Algo así será… una vez en lo copioso, al siguiente día retoman fuerzas tomando infusiones de plantas y espiritualmente se preparan ¡Para volver a repetir la hazaña cada uno de esos días hasta lograr que su esposa quede de encargo!
Al fin lo logró y con ello permitió que para el año pasado su esposa en las fuertes lluvias de San Juan quedara de encargo, garantizando que el hijo de tan loable general ¡Tuviera las mieles de la heroicidad y privilegio de aquel nombre que estigmatiza en la victoria de la vida! Por cierto ¿Has visto a la señora del general Mejía?
– ¡Sí señor! Es aquella la de la pañoleta azul – ¡Traedla de inmediato! – ordenó el cura.
Continuará…