Mariana Ríos
A los 18 años tuve la oportunidad de comenzar como meritoria en la Suprema Corte en la Ponencia del gran Ministro José Ramón Cossio Díaz. Estuve 10 años ahí, aprendí, lloré, reí, leí, estudié, me frustré, conocí y conviví con personas maravillosas pero sobre todo con personas entregadas, con amor a la camiseta, estudiando día a día para ser mejores, aprendí lo que es estudiar Derecho, escuché los mejores debates de mi vida, tanto de los Secretarios y Secretarias de Estudio y Cuenta como de todo el personal que ahí trabajaba. Todos los miércoles muy temprano nos reuníamos a dar cuenta de los asuntos y realmente admiraba el conocimiento y esfuerzo que todos le imprimían a la defensa de su proyecto. Los cuestionamientos y posicionamientos del Ministro me volaban la cabeza. Recuerdo como si fuera ayer las risas, retos y esperanza que se respiraba en aquel pasillo del tercer piso.
Aunque amaba lo que hacía nunca tuve la pasión y compromiso que mis compañeros que sí perseguían un carrera judicial, salí de la Corte y seguí a la distancia la carrera judicial de mis amigas, amigos, mentores y compañeros, siempre me lleno de orgullo ver o enterarme que alguno ya era Juez o Magistrado, que por examen de oposición lograrán dichos reconocimientos para mí era natural pues a muchos los conocí a los 18 años y se veía que llegarían lejos, recuerdo con mucho cariño y admiración a Monse, a Carlos, a Juan Carlos, a Gabo, a Paty, a Colín, a David, en realidad a todos los de la puerta y la Ponencia.
Saber que hoy su estudio, entrega, dedicación y amor por la impartición de la Justicia Federal está en riesgo me pesa, me preocupa y me tiene muy enojada. El capricho del Presidente López Obrador, la presidenta electa, los paleros levantaderos de Morena ponen en riesgo la impartición de Justicia, y no es cosa menor.
La carrera judicial es extensa, exhaustiva, retadora, de horas y horas de estudio, de capacitación continua, de entregar el cuerpo y alma para tener en esas posiciones a las mejores y los mejores juristas, quien piense lo contrario en su vida ha vivido lo que es trabajar, aprender, regarla y continuar en la vida de un juzgado, un tribunal o incluso la Suprema Corte.
Defendamos juntos, como una misma célula con todo lo que somos, desde la trinchera o carrera profesional que ejerzamos la división de poderes y por supuesto LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA.
La elección de Jueces, Magistrados y Ministros no puede ser por voto popular debe continuar siendo un estándar de estudio, carrera, entrega y conocimiento en la materia.