Después de los torneos continentales de futbol les informo que estreno nuevos ideólogos: los narradores de los partidos. En el futbol, cuando un jugador ataca más al cuerpo del jugador que trae la pelota que a la pelota misma, es faul y se le denomina juego sucio. Su intención de quien va al hombre, no es demostrar su habilidad en el juego sino dañar al contrincante. En el caso de la Reforma Judicial al Presidente no le interesa perfeccionar la administración de justicia sino vengarse de la Presidenta Piña. El Presidente, la Sheinbaum y Morena juegan cochino. Y es que el rencor es un consejero inescrupuloso.
No obstante, López Obrador bracea en las aguas broncas de las pasiones pero también de la conveniencia política. La pregunta sería: ¿Por qué el Presidente decide al final de su sexenio lanzarse a una cruzada tan trascendente para el país, que implica la transformación de nuestro régimen político? Mientras estuvo Zaldívar de Presidente de la Corte todo era intercambio de elogios y arrumacos, a la llegada de Norma Piña, quien con el apoyo de otros ministros obstaculizaron sus decisiones públicas. La armonía terminó y con las “Mañaneras” llegaron las maldiciones sin razones: además, el Presidente disfrazándose de víctima. En la Corte dejaron de escuchar y atender las “respetuosas” sugerencias de Palacio que Zaldívar acataba, como diría el corrido: “hincadito de rodillas”.
Existe una cuestión que preocupa al Presidente, en el momento en el que se exige rendición de cuentas de sus obras más significativas como son el Tren Maya y la anfibia refinería Dos Bocas, se niega absolutamente a proporcionar toda información, aduciendo “Seguridad Nacional”. Su argumento no es nada nuevo, como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México también se negó a rendir cuentas sobre el segundo piso del Periférico.
Si las cuentas de los dos proyectos se dieran a conocer, se descubriría que los presupuestos, que ya se acepta han sido desbordados groseramente, fue un dinero que se otorgó a proveedores sospechosos y que se dio a las campañas de Morena y a la compra de votos.
El Presidente tiene una extraña afinidad con Drácula, en el momento que le aproximan la luz de la transparencia de las auditorías, saca el vidrio polarizado de la “Seguridad Nacional”. Su cruzada contra la corrupción, fue una de las causas para su victoria en las elecciones presidenciales; nos hizo creer en su pureza de agua de Tlacote. En fin, resultó un embustero, totalmente “fake”, pues condición para luchar contra la corrupción es la información, la transparencia y la rendición de cuentas.
Si la verdadera preocupación tardía del Presidente fuera la impartición de justicia, la hubiera hecho antes con una gran consulta nacional y partiría de un diagnóstico global, no reduciría el problema a una elección popular de ministros, jueces y magistrados. Su batalla contra la transparencia y la rendición de cuentas, es bastante burda, tiene varios frentes, principalmente contra la Corte y contra el Instituto de Acceso a la Información.
El juego sucio, por llamarle lo menos, es un retroceso a nuestra democracia y al Estado de Derecho que remontará al país a las épocas del siglo pasado. La señora Presidenta electa podrá fijar las reglas de convivencia, cambiarlas, interpretarlas, derogarlas, omitirlas. Será la llegada de la Presidencia de la República “chicharronera”. Solamente los chicharrones de la Sheinbaum serán los que tronarán en el país. Es la noche oscura de México.