Capítulo IV
El acompasado camino entre la ciudad de San Miguel Arcángel y Querétaro se llena inclusive del aburrimiento por lo tedioso del ritmo de la elegante carroza de filos dorados y brillantes acabados, acostumbrado a su cabalgadura el general se incomoda de estar tanto tiempo sentado en la carroza con la pésima plática que oscila entre lo verde de la vereda y alto de los cerros, la paciencia es una virtud del general conservador ¡Pero todo tiene límite! La joven casadera y su madre de verdad que lo mantienen sobado ¡Qué tortura con las andanzas de la moza! Pretensos y capitanes de alcurnia – ellas ignoran que van con el gallardo general Tomás Mejía, seguro piensan que es un afortunado militar de grado máximo sargento- pero le hace el compás el hermano pequeño de la casadera.
– ¿Es usted señor un soldado? – le dice en pícara duda el chiquillo- ¡Sí muchacho! Debes aprender que a los adultos los niños no les deben de preguntar, solo obedecer – mientras le regala una mirada como de “enojado” a lo que el niño le hace la misma mueca ¡Sacando una fugaz sonrisa al general!
– ¡Mi papá dice que los soldados imperiales son una molestia! ¿Es usted un soldado imperial? – le dice el niño mientras observa que el general Mejía le hace bizcos –¡Sí lo soy! – ¡No molestes al señor! Mateo, los soldados hoy viven una tragedia, deben seguir en guerra como desde hace ya no recuerdo vivimos en paz algún día ¿Me equivoco mi señor? – pregunta mientras trata de sacar aire de donde sea con el calor y las ventanas cerradas -Dígame señor soldado ¿Algún joven mozalbete que me recomiende? Sabe ando en edad de merecer y pues la verdad es que no me apetece estar con algún soldado francés ¡Mi madre añora esa virtud! A mí me parecen hasta desagradables ¡Creo que un capitán mexicano es la cúspide de cualquier doncella! – el general solo sonríe – ¡Ande señor! Dígale a mi hija que el futuro próspero solo se da con un francés ¡Ande de favor! Sáquela de este entuerto…. – La madre arrecia.
¡El camino prosigue con su vaivén! El niño está pasmado con las aventuras que le platica el discreto general conservador ¡Que de batallas ganadas con valentía! Hasta tétricas historias de fantasmas que una vez muertos regresan al campo de batalla – ¿Usted mi señor los ha visto? – con los ojos desorbitados el mozalbete pregunta – ¡Sí! Es más ¡He cruzado palabras con ellos! – pausa de silencio- ¿Sabes qué quieren? – otra pausa…- ¡Sacarte las tripas! – Todos saltaron dentro de la carroza ¡Al subir el tono de voz hizo que cayeran en el juego del susto! – ¡Carcajadas! Se divierten
¡El cochero pegó con su bastón en el techo para hacer el llamado!
– ¡He adentro! General ¡Tiene que ver esto! – pararon la elegante carroza. Descendió el general Tomás Mejía ante el cuchicheo de la moza – ¿Dijo general mamá? ¡Te lo dije, es un uniforme muy elegante para ser soldado!… Feo no es.
– ¡Mirad allá general! – el cochero señala hacia el medio cerro, una de las entradas a la gran curva que por el peñasco es el lugar perfecto de los ladrones, ahí acostumbran esperar las carrozas de la plata – desde tiempos virreinales- al pasar les caen encima, roban todo ¡No dejan alguno con vida! Una vez la fechoría se quedan con los animales ¡Sirvan estos para el propio de seguir cometiendo fechorías!
– ¡Allá mi señor general! Por encima de la entrada- el cochero hizo por su arma, cargó y está alerta – ¡Nadie salga de la carroza! – indica el general, con su linterna de petróleo la levantó y bajó como es la señal en repetidas veces ¡Un piquete de doce soldados imperiales surgen de entre la maleza! Le acompaña un capitán de regimiento – ¡A la orden mi general!
– ¡Observen allá señores! Debe ser algún campamento de liberales que custodian la gran ciudad de ricos hacendados y ladrones de San Miguel – ¡Se santiguaron! – Seguro no esperan acometidas por estas fechas ¡Id y observar de lejos! Medir la maniobra y alcanzadme en la ciudad ¡Ahí los espero con refuerzos! Por la zona deben estar lejos del ejército, se supone que al armar los ejércitos con los norteamericanos van construyendo patrullas para mirar por donde pasar ¡Yo me reúno con varios mandos en la ciudad y platicaré lo visto! De seguro el cura de San Miguel tiene razón de esto.
El general conservador mando supremo de los ejércitos imperiales José Tomás Mejía subió a su caballo que le seguía de cerca con el piquete de soldados, colocó su espada y rifles en la silla de monta, así como su espada imperial de filos dorados e incrustaciones de esmeraldas y rubíes ¡El niño asombrado no da crédito de lo que mira sus grandes ojos! Gallardo, altivo ¡Se convirtió en un general de maniobras férreas! – ¡Mi señora! Señorita, mi deber llama ¡Debo llegar pronto a la ciudad! – se despide- Que sea un camino ligero ¡Eh mis hombres! Escoltad la carroza como lo establecimos ¡Nos vemos allá!
¡Feroces jinetes cruzan el largo camino de los cerros levantados! Van a la ciudad de cúspides torres y empinados senderos ¡Los cofrades esperan! Es una reunión que no se toma desde la caída del castillo de Chapultepec allá en el tiempo de los invasores norteamericanos ¡Ahora el imperio se sostiene por ejército de caballería y masones! Es momento de negociar.
16 de septiembre de 1864, ciudad de San Miguel Arcángel, cofradía de los Caballeros de Alcántara.
¡La entrada de los briosos azabaches revientan los cascos en fulgurantes destellos al toque con las piedras de río! Apremia la llegada el general conservador con sus hombres.
Los escuadrones de los conservadores y liberales se reúnen con escoltas armados hasta los dientes, cierto que los caballeros de cofrades europeas tiñen apenas su vista en las tierras del nuevo imperio, Masones, Caballeros de San Miguel Arcángel, Rosacruces, Caballeros de la Gran Espada de Santiago – a la que pertenece el general Tomás Mejía- Cofrades de la Cruz de Gama, La Hermandad Universal, La Gran Logia Mexicana y los Caballeros del Potosí de San Luis Rey son llamados al tenor de lograr una sola conjunción a tiempo y salvedad, europeos tratan de hacerse de las regiones, Jalisco y Colón Querétaro ya tiñen el fulgor de tierras y haciendas, esperan ponerse para los siguientes pasos.
Curas, obispos, capitanes y generales de ambos bandos, comerciantes adinerados, académicos con el grado de bachiller son quienes constituyen los cofrades que designan varias de las acciones a tomar en cuenta, una paz ficticia que ha traído el imperio de Maximiliano, sus nuevas y liberales leyes – están asombrados los cofrades de este cifrar francés, pensaron de comienzo a su llegada era más conservador- ahora que se regala la calma deben tomar acertados temas para exponerlos al mismo emperador, si desea una tierra en paz debe negociar, si no lo desea, más batallas debe imponer ¡El general Mejía cofrade de Santiago es el arma a disuadir para lograr la negociación!
La casona luce sus mejores galas, velas en los candelabros que se cuentan por cientos y fulgurantes listones de papel cuelgan desde el techo hasta los jardines, dando una imagen de festivo encuentro, escudos de cada una de las órdenes se entrelazan en viveza, algunos de madera finamente tallada, otros – los menos- con elegantes destellos de metal dorado, a fin no solo de consagrar la grandeza de algunas de las casas cofrades que existen desde centenarios tiempos, hasta los de recién hechura como la de Santiago y del Potosí, pero la importancia de coincidir lo hace razón de estar ¡Son quienes realmente mandan y tienen el control en estos tiempos!
¡Algunos cofrades llevan días de viaje! Desde ultramarinos, extrañamente ninguna patrulla de imperiales o liberales molestan ¡Su paso es visto por su majestuosidad! Solo hacen de mostrar los papeles que acreditan al visitante para leer los sellos imperiales franceses o los permisos mismos de la presidencia de Juárez ¡Águilas sustentan los escritos! A tono en latín se logra traducir “Libre paso por las américas”
Por el servicio servido de vinos, aves y cerdos se consiente pasarán largas horas de pernoctación y acuerdos ¿Quiénes son? Solo se observan a los conservadores que por apellido se distinguen, liberales cautos ante las espadas imperiales solo saludan e ingresan.
No es mucho que explicar la razón de la reunión, por un lado, los liberales desean una república fuera centralista como la de Comonfort o federal como la desea Juárez – con algunos toques de centralista con lo de los presupuestos- como los imperialistas quieren: ¡Volver a la corona! Con el flujo de sostenimiento de la plata por obtención del mercurio ¡El acuerdo es sin distingo! Caciques, señoríos, marquesados, provincias o departamentos en su totalidad dirigen regiones enteras, por un ejemplo Tomás Mejía controla los flujos comerciales de toda la serranía queretana y potosina, no hay persona, metales, comida o ganado que no pase por su escritorio; por igual caciques de Veracruz como el cofrade masón Francisco de Paula Milán que domina desde su mirada Tlapacoyan, la costa de Barlovento, Jalacingo y Zongolica ¡Todo lo que llega por el Golfo de México lo ve, sabe y autoriza, sin dejar a un lado su parte ¡Ese es el negocio de los caciques!
¡Los debates dieron comienzo!
– ¡Los conservadores se han alimentado de la mano de las limosnas de los menesterosos! – Irrumpieron los cofrades Masones ¡Comenzando los sombrerazos en la sesión! Jaloneos y pellizcos corpóreos ¡Como no hay armas ni pistolas todo es jaloneo! Se quedaron con los escoltas.
– ¡Ustedes quieren aprender a hacer una república y no saben siquiera citar un autor! – arremetieron los conservadores ¡Aumentando los empujones! En la rebatinga de golpes y jalones de ropas el anfitrión sale a relucir – ¡Consideramos que es momento de parar sus humildes personas! Parad de favor que pasaremos a nuestro salón de comidas a despejar un poco la mente – caminaron, sentaron para los platillos preparados, no sin antes darse algunos pequeños debates bruscos tomando de los cuellos a más de dos cofrades para luego calmarse y buscar asiento con los pares ¡Una vez calmados se dieron al convite! Las escoltas solo observan, agazapados, esperando cualquier guiño de ojo para participar.
Uno de los porqués se atrevieron a tal reunión, con lo que implicaba tener a los liderazgos de ejércitos liberadores, es la atención de saber que en la invitación que se corrió ya hace varios meses se indica: “Relevante Razón de Consistir” a lo que esa frase implicaba varias interpretaciones: los masones pensaron era la manera de atraer nuevas políticas públicas a la razón de lo “conservador” del emperador Maximiliano; los conservadores pensaban en la rendición de los liberales y la aceptación del imperio sin resistencia. Solo el cofrade mayor de capilla lo sabe ¡Es momento de revelarlo! Se levantó y alzando la voz hizo de la atención de la concurrencia.
-Señores como es sabido el rojo vivo de los metales que nos acompañan en esta noche se yergue ante la imponente promesa de comprometer un mejor camino a nuestra nación, el interés internacional está puesto en el imperio, como sabemos ¡Negociar es parte del mando! Pero a razón de que la pólvora está al tono de un arrebato, deseo dejen a un lado las diferencias y aspen hacia lograr conciliar ¡He aquí la razón de la reunión!
Mostró unas barras de plata con los sellos del virreinato, que se acostumbraba denominar “Del quinto real” ¡Todos se quedaron asombrados! Cuando el virreinato extraía todo el poderío de las minas de plata eran tales las cantidades que al obtenerla de inmediato se decidió fueran en barras fundidas al menos por peso de cada una de tlacompixtli – peso de un niño- la mayoría de estas barras servían para el comercio, galeones españoles los trasladaban a diferentes costas para la compra y venta de artículos, sedas, especias y esclavos ¡Trescientos años de extraer la plata! Las minas siguen llenas de borbotones de fino metal.
El anfitrión cofrade mayor de capilla de Alcántara continuó – ¡De estas piezas hemos encontrado centenares! Es bien sabido que tanto imperialistas como liberales su tenor de diferencia es la plata ¡Consideramos que con este hallazgo las diferencias deben excluirse! Pagamos la deuda con Inglaterra, España y Francia, con los Estados Unidos que en este momento acompaña en el armado del Ejército del Norte, seguramente dirigido por el general Mariano Escobedo, de todas las confianzas del exiliado presidente Juárez; construimos un boyante modo económico basado nuevamente en el conservador sistema de extracción de la plata ¡Pero con los fulgurantes esquemas de compra y venta comercial que tanto luchan los liberales! Señores les conmino ¡Por la paz y tranquilidad! Nos deshacemos del imperio y de vuelta la libertad de ser regidos por nuestros propios arreos ¡Cómo lo hemos soñado señores! ¿Atended?
¡Todos los presentes voltearon a la persona del general supremo de los ejércitos Imperialistas! Quien representa oídos y voz de Maximiliano, sigiloso se hace el desentendido, aunque presto a lo expuesto, callado y observando a su escolta quien continuamente le hace muecas que el liberal cofrade está a unos pasos ¡Respiró profundo ante la incisiva mirada de la concurrencia! Se levantó con su gallardía, se dirigió hacia el estrado puesto para la ocasión, dando los generales de atención y salvedad simplemente esgrimió:
-Qué a tono de comprender otra situación ¿Estos centenares de barras de plata del Quinto real están ya contados a saber de la cifra exacta? – Volteó a mirar al cofrade mayor ¡Se le indicó que sí se cuentan por cientos! Mejía volvió los ojos a los presentes- A conciencia de establecer qué alcance para lograr deshacer las deudas convenidas por liberales a coronas europeas y norteamericanos, que no sabemos cómo quedan establecidos una vez cese su guerra, qué ahora vivimos en paz por la llegada de nuestro señor emperador de gloria y vida, pregunto: Una vez tengamos saldadas las deudas ¿Ahora por qué razón nos enfrentaremos? Porque a lo largo ya de mi vida como general de ambos bandos ¡Defendiendo nuestra patria a los embates de invasores! Dejo claro que no somos contrincantes por ideales, sino por el simple hecho de solo llevar la contraria en sazón de absurdeces ¡Saldamos nuestras deudas! Pero las diferencias continuarán, no importa cuál sea la razón ¡Confrontarnos es nuestra maldición! Como Caín y Abel.
¡Todos guardaron silencio! Tomó la palabra el cofrade mayor de capilla: ¿Deseamos entender que usted está al tanto de decirnos que comparte la propuesta? De ser así de favor le solicitamos nos lo haga saber de manera clara y precisa.
¡La concurrencia en total y escoltas voltearon a mirar de nuevo al supremo general conservador!
– ¡Que a tono quede escrito! Su servidor que es voz y razón del imperio, que a espada mantenemos la paz que nos solventa, deseo quedar claro en la encomienda ¡Llevaré el mensaje a su majestad excelentísima! No decido sin consultarle ¡Está en mi corazón tal carácter! Lo referente a los cofrades, a quienes saludo y estimo, si existiera la razón verdadera de que la plata encontrada fuera suficiente para liberar el yugo de la deuda de ambas partes ¡Que sea anegada a la razón del imperio! Que de las manos propias del señor emperador se pague la razón al portador ¡Liberemos la nación al tono del imperio! ¡No prescribo razón otra! Anotad.
¡Las arengas comenzaron! Escoltas de todos los cofrades se introdujeron al salón ¡El zafarrancho escaló! Deudas pendientes se hacen notar ¡El Mesías es escoltado a su caballo entre empujones y jaleos!
Continuará…