Pocas veces se ha visto una convocatoria de las actuales dimensiones para exterminar a un enemigo político y más raro aún es observar cómo cada uno acomoda los argumentos justificantes con tal de quedar bien con Dios y con Belcebú. Hasta los ministros de la Corte han llegado a plantear un absurdo monumental, entre otros de iguales dimensiones: la gradual aplicación del método para sustituir, por voto directo, a los ministros de ese tribunal constitucional.
Como si no se dieran cuenta del fondo de su propia propuesta: normalizar un método grotesco cuya finalidad es simple: dominar absolutamente la vida judicial del país mediante el asalto populista de los tribunales en sus diferentes órdenes. Hoy, en una aparente aportación analítica, Ricardo Monreal explica el costo de tan magno despropósito y disminuye el gigantesco dispendio con el argumento de la única vez. Eso también es falso.
“ (Exc).- Organizar la elección para sustituir a mil 600 jueces, ministros y magistrados costaría entre tres mil y tres mil 500 millones de pesos, dio a conocer Ricardo Monreal.
“Al inaugurar el tercer foro sobre la reforma al Poder Judicial, realizado en Toluca, Estado de México, el coordinador de los senadores de Morena dijo que este cálculo se basa en análisis realizados con actuarios y personal del Instituto Nacional Electoral. El también futuro coordinador de los diputados federales morenistas adelantó que los recursos para dicha elección podrían salir del propio Poder Judicial.
“Se podría destinar, incluso por excepción, a este propósito parte de los 23 mil millones de pesos que tienen los fideicomisos y van a ser entregados a la Tesorería. Para nosotros la austeridad sí es un deber, sí es una política de Estado”, resaltó. La degollina o la guillotina.
“Destacó que la iniciativa de reforma no contempla que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sean beneficiados con el “haber de retiro”, una pensión vitalicia que actualmente tienen.
“En su intervención, Ignacio Mier, coordinador de los diputados de Morena, afirmó que 13 de los 14 fideicomisos del Poder Judicial “están fuera de la ley” porque hay ministros que ganan más que el titular del Ejecutivo federal”.
La explicación final de Ignacio Mier da más luz sobre la verdadera naturaleza del caso: el Poder Judicial, con la constitución en la mano, se rehusó a ser comparsa de la patraña del salario burocrático sustentador en la otra frase mañosa (esa de Don Benito Juárez) en cuanto a la “honrosa medianía” de la vida burocrática.
El hecho es claro y no requiere darle tantas vueltas. No hay en el país contrapesos suficientes para impedirle al presidente L.O. la reforma anunciada. Todo lo demás es caer en el infructuoso juego del Tío Lolo o del primo Onán.
BARBEROS
La fuerza política y la popularidad del presidente, derivadas del reguero de defectivo por aquí y por allá a través de los programas socio-electorales, le han permitido pasar todas sus reformas, todas sus obras, todos sus proyectos, todas sus decisiones (incluyendo las relacionadas con la sucesión), en el marco de una incontenible catarata de elogios, zalemas y lambisconerías como no se había visto hace tiempo.
Pero la tendencia al halago, como fórmula de notoriedad, no se ha terminado y con la doctora Sh. En la presidencia, posiblemente llegue a grados insoportables.
Una pequeña muestra de eso es la columna de ayer de Enrique Galván Ochoa (saludos), quien sin espacio para el recato escribe esta lindura:
“Los mexicanos nos sentiremos orgullosos de tener en los foros internacionales a una mujer bonita, con una sonrisa atrayente, Claudia Sheinbaum, además de preparada, brillante y con ideas sociales etc.…”
Cuando leí eso de una mujer bonita con una sonrisa atrayente, por un momento pensé si ya habían incorporado a nuestras Relaciones Exteriores a Julia Roberts. Pero no, era nada más un inspirado destello de lambisconería del compañero Enrique y su prosa galvanizada.
–¿Qué horas son?
–Las que usted diga, doctora.
Para allá vamos raudos y veloces.