COLUMNA INVITADA
El profe dijo…
Una preocupación, más de los maestros que de los alumnos, en una universidad, es la famosa lista.
¿Para qué pasar lista? ¡Eso es de los más prehistórico que uno se pueda imaginar!, y no es porque el alumno no requiera límites dentro de la cátedra, sino porque en nada está relacionado con la capacidad de aprendizaje, el número de asistencias.
Si la cátedra es interesante, el tema se ve con pasión -desde lo teórico y lo práctico-, además de asistir como personas a todos y cada uno de los alumnos, el trato educado y con dignidad, aseguro categóricamente, que ¡nadie faltará a la clase!
Por el contrario, si en la clase se ve solo lo que está en el power point, se dicta lo que está en el código civil, se hace que los alumnos den la clase – para evitar la fatiga-, se leen las copias por parte de la “bonita” del salón… ¡créame! Nadie asistirá.
Hoy, con ello de los celulares, el docente se molesta porque están en los famosos “smartphone”, pero lo que debe el catedrático saber, es que “calidad de clase-apaga celulares”
Los jóvenes no se distraen de una clase profunda, en donde se ve el contenido de las formas, y no la figura.
Los jóvenes están ávidos de que se les expliquen los millares de datos que corren por internet, pero que no están bajados a la praxis de cada tema.
Qué maravilla aquellos docentes que construían en nuestras mentes, casos prácticos, basados en la teoría, y que formaban una enseñanza sólida, aquella que hoy día nos permite profesionalizarnos en diferentes áreas.
Y que solo utilizaban como material de clase, un gis, el pizarrón, y su maravillosa capacidad de narración.
De esos maestros están hambrientos nuestros jóvenes, porque el campo profesional no requiere de jóvenes egresados que sepan utilizar el internet, sino de aquellos profesionistas que muestren como utilizar la información, sí, que alguna pueda provenir de la propia web.
Así que estimada maestra, docente y catedrático, no es el momento de bajar la guardia y quedarnos en la zona de confort, creyendo que los chicos universitarios tienen toda la información a la mano, sino por el contrario, debemos hacer que la teoría de cada tema, sea la base de comprensión, del qué saber hacer, con los millares de datos que le dan la vuelta al mundo.
Un catedrático comienza su calidad de clase, con saber que el alumno, tiene mucha información, pero poco conocimiento.
Así que, a encausar los datos, para que luego los alumnos no nos digan:
¡Uy profe! Eso ya lo sabemos… y este le contesta: contesta: ¿Ah sí? Y dime: ¿Cómo lo usas en este caso?…
¡Excelente clase!