La escarpada caída de la cañada que divide el amplio horizonte de la sierra queretana tiñe de azules tonos la lejanía, a simple vista el norte se vislumbra con la población úza´el lugar propio en donde se une lo árido con la verde ladera, voraces coyotes se hacen al aullido, vuelan parvadas de verdes papagayos y los ríos crían las acamayas, que juguetonas, hacen de su vida para el consumo del ejército ¡Ya son ocho meses de que el general Tomás Mejía continúa en sus ejercicios militares! Adiestrando a sus hombres, una caballería sostenida por varias diócesis cercanas que resguardan un solo momento que pareciera cambiará la historia.
¡Es posible que un emperador ya está a las puertas del Golfo de México!
El ejército completo sabe que debe definir su lado, el propicio que les permita perdurar por el bien de lograr nuevamente el sustento de las minas de plata que cunden por todo el camino de la tierra de adentro, donde Querétaro es la puerta.
Un ejército tiene como fin salvaguardar la ideología ¡A sangre! Lo mismo para un lado de quienes desean continúe esta economía basada en la guerra – cientos de miles de piezas como rifles, municiones, pistolas, espadas, uniformes, mochilas, sillas de montar y cualquier arreo es comprado a los Estados unidos, quienes han incrementado el precio porque ellos mismos viven su propia guerra fratricida- hay un poco de contrabando de la isla de Cuba, pero en sí, todo es comprado a los norteamericanos.
La invasión Estados Unidos no solo dejó con gran parte del territorio nacional en manos de los americanos, cierto en una compra venta a precio de sangre y zozobra, mexicanos que ahora son americanos – por los cambios de territorio geográfico – conminan al comercio entre fronteras y, como sus familias quedaron del otro lado ¡La aduana es simple de visitar a familia! Mientras meten en carretas infinidad de armas para los batallones– dejó abierto un amplio margen de compra de productos de fusilerías y parque, constantemente los contrabandistas de armas se refugian en los ejércitos, tanto de los conservadores como de los liberales ¡Da lo mismo vender unos a otros!
Para el caso de Tomás Mejía, su ejército de liberación conservadora tiene como principal fin el dar a conocer “En el nombre de Dios” que podemos ser un país mandado por los propios mexicanos, que el sistema sostenido de minas y obtención de plata es en este proceso el mejor sistema de prosperidad financiera, con ello se reduciría al mínimo la deuda extranjera y tendríamos marco de maniobra, al sostener todo el país como si fuera la antigua Nueva España; que la religión católica es la que construye la parte de la moral social y las buenas costumbres, así como el de alinear a esta economía la subsistencia del país entero.
Su ejército, financiado por el clero, busca que se recuperen los beneficios que perdió el clero: recuperar sus bienes raíces que les fueron arrebatados con el fin de venderse y pagar la deuda externa – lo cual no ha funcionado como se diseñó -, que recuperen sus casas, haciendas, templos y conventos que se les nacionalizaron, en ello su ejército busca esto como un fin.
Las raíces indias chichimecas y jonaces del general Tomás Mejía tunden sus pensamientos, ellos creen de raíz que la tradición oral y el territorio geográfico es por mucho más valioso que el oro y el dinero ¡El general habla uzúa´! Una lengua nativa de hermosas raíces previas a la llegada de los españoles a estas tierras, sus ejércitos conformados por casi la mitad de ellos respiran sus tradiciones, el sol, estrellas, tierra y el agua son elementos relevantes de su interacción con la naturaleza.
Sus heridas las curan con hierbas y ritos, que a los ojos de cualquier conservador se observan mefistóficos, pero que la visión de una ancestral manera de ver la vida se entrelaza en los fervores de no quedar mal con las indicaciones de los curas y párrocos – lo pocos que existen en estos lares serranos- y conservar las enseñanzas de sus madres pames ¡Núcleo de esta razón!
El general Tomás Mejía es menudo – bajo dirán de estatura- complexión fuerte y rozagante, de un rostro curtido por las enseñanzas en el campo de batalla ¡No tiene muecas de alegría o sonrisa! Lo duro de su rostro se moldea que en todo momento debe de mantener la calma, el arrojo le permite que su rostro indescifrable sea obedecido ¡No hay quien niegue una orden!
Hoy el uniforme está de más, realiza un rito de interacción con la naturaleza, se ha retirado a sus aposentos de la casa que vivió cuando niño, lleva un simple calzón de manta, descalzo camina hacia reverenciar a la noche, sus escoltas están advertidos de la ausencia por su pernoctación – ¡Haced guardia! – indicó, retirándose con la fuerza de una mirada de su construcción.
La noche construye los fantasmas que han perseguido al general por lo largo de sus sueños, en ocasiones prefiere no dormir para evitar encontrarles ¡Ellos le hablan por su nombre de niño! El mote pame de su padre – ¡Zab´! Ven niño acércate ¡Ven! – le dice el descarnado con la espada que le atraviesa del pecho a la espalda, un apache que venció cuando obtuvo el grado de capitán, allá en Chihuahua – ¡Zúb´! Acércate- Mejía solo le mira y baja a observar bien en donde pisa ¡Ya está en la cueva que cuando niño se le predijo que nadie le quitaría la vida! La promesa del infinito le ha sido cumplida.
¡La hojarasca lo descubre al acercarse al gran ojo de agua! Aquel dentro de la cueva de fulgurantes resplandores celestes, un frío le recorre la espalda ¡Los espectros han quedado detrás! Ahora una paz le inunda el espíritu, de rodillas se acerca al abrevadero para dar un sorbo ¡Toca su boca la superficie! Inclinado observa más allá de la profundidad del fondo ¡En vital espejo observa alguien detrás!
¡Hábilmente lo pone con su mano que de reflejo sostiene el cuello del intruso!
-¡Calma joven Zúb´! Montad la calma en tu espíritu – un viejo casi en los huesos le habla con cavernosa voz – Veo que regresas al lugar que te ha protegido – mientras le separa la mano del general- es matriz de cuna joven guerrero ¡El espíritu que camina contigo me ha dicho de tus hazañas y victorias! Va y viene en comunicación contigo ¡Me tiñe tus quimeras! Le doy el consejo y regresa a tu lado ¿Sabes quién es?
– ¡No señor! – contestó el general, abrupto y apenado de lo que le hizo – ¡Aun no distingo entre verdad haya sido cuando niño que yo le haya visto! Una nube de fulgor me dista de que sea verdad ¡Es más! Dudo mucho que de mis complacencias esto sea verdad o solo es algún malestar que me tañe ¡Seguro es más que un sueño!
El anciano le hizo un brebaje, preparó un potaje de finas hierbas, le acercó en el propio rostro y el general bebió ¡Colores destellantes abren su mente! Una caída al fondo del pequeño ojo de agua le hace sumergirse en ideas claras y sentidas, el mareo es propicio ¡Gusta el vaguido! Los espectros le dicen un hasta luego ¡Le abandonan! Se observa sus manos ¡Se han convertido en una extensión de la naturaleza!
28 de julio de 1863, Sierra queretana.
Dos mil hombres fuertemente armados y adiestrados por el general conservador que hace de sínodo a los generales liberales se alinean para partir hacia la ciudad de Querétaro, después partirán a la ciudad de México ¡Escudriñarán los puestos activos de guardias! Harán un mapeo del camino de Puebla a Veracruz ¿La consigna? Desactivar cualquier piquete de soldados que obstruyan el camino ¡Se avecina la llegada de un monarca! Aun no se sabe el nombre, pero los ejércitos conservadores se alinean al camino, resguardan algunos senderos y toman en sus manos poblaciones para dejar claro que ¡Es tiempo de conservadores!
Sus capitanes han tomado varias pequeñas poblaciones, la consigna es restaurar a los curas y párrocos de sus propiedades, aunque fuera de manera simbólica ¡Edificios entregados al gobierno liberal se mantienen en ruinas y en el deterioro! No son atendidos y el adobe rompe los aplanados ¡Abruptamente se toman los templos! Es lo que les interesa, al ingresar los capitanes con los curas descubren que todo ha sido saqueado ¡Sin tiempo al aplicar las leyes de reforma asaltaron los templos! Se pierden miles de piezas ornamentales y de rito ¡Los curas están inconsolables!
Ocurre que los capitanes del ejército de liberación conservador del general Tomás Mejía han llegado a una población en donde ¡No hay absolutamente nadie! Las casas con las ventanas abiertas, puertas, zaguanes, corrales sin animales y patios con las macetas tiradas hechas añicos ¡Se presume emboscada! ¿Pero de quién? Los liberales se han diseminado por todo el país, piquetes de soldados han decidido desaparecer y no hay rastro alguno.
Los edificios escolares abandonados, aún se miran las aulas desperdigadas ¡Pareciera un fuerte aire se llevó todo! Caballería siempre son los primeros en hacer la inspección, fuertemente armados les siguen un escuadrón de infantería, van tomando la población cuadra por cuadra ¡La corneta hace el llamado de todo en orden! Así la otra parte del ejército logra entrar a la población en las faldas del camino antiguo para la tierra adentro.
El parte de las operaciones es informado al genera conservador Mejía: ¡Poblaciones enteras vacías! Aquellas que pasan por la vía de Puebla a Veracruz ¡No se mira a nadie! Atentos a que ejércitos liberales estén en los cerros y sierras, pero no se observa a nadie.
30 de julio de 1863, cercanías de la Ciudad de México.
Se vive uno de los momentos de mayor extrañeza, por un lado, los conservadores se rearman, franceses pasean por todo el país, en unos firmando acuerdos y en otros haciéndose de familias y bellas casaderas, por el otro abasteciéndose de armas en pequeñas casas de la frontera, las carretas de fusiles y municiones entran por todos lados hacia los ejércitos liberales – que se siguen gastando el dinero de las deudas- y por el otro de conservadores – que arrean pagos a veintiocho días con las firmas de diócesis y curatos- el país tiene algunas pequeñas escaramuzas entre liberales y conservadores ¡Las mínimas! Pero el ejército francés arremete por las vías hacia la Ciudad de México.
Ya pasó el sitio de Puebla que duró sesenta y dos días – del 16 de marzo al 17 de mayo de 1863- donde el general Èlie-Frederic Forey destruyó la ciudad de Puebla que en manos del general liberal Jesús González Ortega quien dirigió al ejército de Oriente y fue prácticamente masacrado en dichas hostilidades.
El general Miguel Miramón ha pedido entrevistarse con el general Tomás Mejía para ofertarle una oportunidad que no puede rechazar, tal vez la que le cambiaría la vida en sus ya entrados años, la raíz pame del general conservador no le permite guardar dinero, no está en su entender ¡El dinero que se gana es para la comunidad! Manda constante dinero a su natal Pinal para que todos tengan algo que comer, ni siquiera su esposa goza e tal beneficio, así que hablarle de una jugosa paga no es tal de convencimiento.
La esposa de Tomás Mejía de grandes ilusiones solo se ha visto rota al ver que su esposo le asigna el total de su tiempo a su ejército, ella aún espera en la campiña a que su amado le regale un momento de atención.
El general Miguel Miramón es un gallardo conservador, de todas las galas y victorias obtenidas ya como general que, como presidente, es respetado por conservadores y a distancia de los liberales, posee uno de los ejércitos de mayor número y mejor adiestrados – nunca como Mejía- por ello es importante que estas negociaciones están al tanto de que logre aceptar ¡El monarca europeo no puede estar en contra de Mejía! Se distraería a toda costa en tratar de deponerlo. La llegada de la escolta de Mejía anuncia a un gallardo general de dorados destellos y elegantes formas, pareciera que son uno solo con su monta ¡Minotauro mítico! Hacer valer su nombre.
-¡Bienvenido mi general Mejía! Su fama le antecede y me siento orgulloso de su existir, le miro pleno y sostenido – Un abrazo fraternal que no desean separarse.
– ¡Le saludo con fervor general Miramón! Es un honor saludar a nuestro presidente, mis hombres y mi ejército están a su disposición ¡A la orden mi señor!
La plática vaciló entre las disposiciones que seguramente el monarca regresará a los ofendidos del clero, las que legalmente tendrán que realizar como la desaparición de los diputados y gobernadores – situación que no les asiste en mucho- y el fin de una república, que como en Roma, tiene consecuencias – ¿Nos ayuda qué venga el monarca? – pregunta el pinalense.
– ¡La patria necesita orden y compostura! – asiste con ferocidad Miramón – llevamos décadas en guerra fratricida y no hemos llegado a algún acuerdo, masones liberales se siguen advirtiendo entre una república centralista o federalista o regresamos a nuestras minas que aun salvaguardan cantidades de plata por toneladas.
– ¡El mercurio general! Su precio es exagerado- atinada Mejía.
-Lo sé, pero me es de bienestar lograr hacerle una invitación mi general, será tal vez la más propicia que logre yo ¡La gloria me llena de espera si la respuesta me favorece! La historia nos recordará como los grandes pilares del joven emperador ¡Deseo solicitarle se una a nosotros con su leal y prócer ejército!
– ¿Ya sabemos quién es? Las coronas europeas están plagadas de liberales con ideas progresistas basadas en el comercio y el libre movimiento- Caminó Mejía con sus manos en la espalda pensaba una y otra vez lo que el chamán de su cueva le insistía:
“¡Caerá una espada de linaje sobre tu ejército! El Mesías llora en el camino, el cerro que tañe toma tu alma como prenda ¡Una casa será tu tumba! Tu lápida tu esposa”
Continuará…