Roberto Antonio Velázquez Nieto y Gabriela Cabrera Herbert
El primer debate entre el demócrata Joe Biden y el republicano, Donald Trump en La carrera por La Casa Blanca celebrado este jueves en Atlanta, una ciudad en el sur de Estados Unidos, podría sintetizarse así el primero intentará demostrar que no es un anciano senil y el segundo que no es un psicopático, déspota temperamental.
Esta confrontación de una hora y media inusualmente temprana, ya que los candidatos presidenciales suelen esperar a ser nombrados por sus partidos para debatir.
Oponen a los candidatos más viejos de la historia y a un presidente contra un predecesor que nunca reconoció su derrota en 2020 y además fue declarado culpable en un caso de pagos ocultos a una actriz porno.
A medida que la lucha por el Congreso y La Casa Blanca se traslada de forma más directa a estados racialmente diversos ambos partidos, tendrán que depender de coaliciones que incluyan a votantes hispanos, de color y asiáticos.
Las encuestas muestran que la aceptación de Trump entre los votantes latinos ha aumentando desde su derrota en 2020: algunas muestran que se ha ganado más del 40% de esos votantes, un nivel que no ha tenido ningún otro republicano en dos décadas. Esta fuerza está haciendo que los demócratas pasen a la defensiva para mantener la gran mayoría de votantes latinos en quienes han confiado para ganar en los últimos años.
Este cambio evidencia una cruda realidad de las elecciones de 2024 ; ningún partido puede ganar solo con votantes blancos.
Para nosotros es muy importante la participación de la comunidad latina en estas elecciones presidenciales en el vecino país del norte. Ya que los votantes latinos representarán el 15% de las personas con derecho a voto y el 33% de los votantes en California, donde varios indecisos están destinados a determinar el control de la Cámara de Representantes. Las Contiendas en Arizona y Nevada, donde los latinos representan aproximadamente 1 de cada 4 ciudadanos con derecho a voto, están en posición de inclinar el equilibrio del poder en el Senado.
La lucha por la presidencia se ampliado en las últimas elecciones desde estados en disputa en el cinturón manufacturero en el noroeste y medio oeste hasta el cinturón del sol que va de la costa atlántica del suroeste hasta la costa del Pacífico. El Presidente Joe Biden se apoyó en la victorias en Arizona, Georgia y Nevada para ganar en 2020. Este año,ambos partidos están invirtiendo fuertemente en esos estados para persuadir a la gran cantidad de votantes hispanos que creen están en juego.
“El electorado latino solía ser visto como un enorme punto débil para los republicanos. Ahora, se está convirtiendo en un recurso valioso”. Dijo Daniel Garza, director ejecutivo de Libre Initiative, un grupo conservador que apunta a los votantes latinos y está financiado por Americans Prosperity, una organización fundada por Charles y David Koch. “ Los republicanos no pueden ganar sin ellos; sería una negligencia política no tenerlos en una coalición ganadora.
Nosotros vemos que los cambios ocurridos en estos últimos años, en la sociedad civil estadounidense polarizada como nunca en su historia. Pluricultural, multirreligiosa y un grupo latino, demográfico amplio y diverso no permiten una explicación sencilla. Las diferencias entre regiones, generaciones y económicas influyen. Y con su voto en los consulados mexicanos en la unión americana, fue determinante en la victoria de la virtual presidenta de México Claudia Sheinbaum. De la misma manera exponencialmente será crucial en la carrera a la presidencia del coloso del norte en las elecciones en noviembre de este año.