Eduardo Arias Kanemoto
Cada vez más en las consultas médicas, valoramos a niños y jóvenes que manifiestan tener problemas o sentirse incomodos con su género biológico, masculino o femenino, como profesionales de la salud, debemos ser capaces de escuchar, orientar y formar clínicas de atención, multidisciplinarios, de los trastornos de la identidad sexual.
Los trastornos de identidad sexual son todos aquellos en los que la persona se identifica de forma marcada y persistente con el otro sexo y experimenta un acusado malestar con la propia identidad sexual. En adolescentes y adultos, esta alteración se manifiesta de diversas maneras:
1.- Deseo de vivir y ser aceptado por la sociedad como un miembro del sexo opuesto.
2.- Convicción de experimentar las reacciones y sensaciones típicas del otro sexo.
3.- Pensamientos de haber nacido con el sexo equivocado.
4.- Inadecuación al rol al que pertenece su propio sexo anatómico.
5.- Sentimientos de malestar o desacuerdo con el propio sexo.
Dentro de la consulta debemos valorar aquellos jóvenes, que presentan la disforia de género, que es la sensación de incomodidad o angustia que pueden sentir las personas cuya identidad de género difiere del sexo asignado al nacer o de las características físicas relacionadas con el sexo.
Las personas transgénero y con identidad diversa de género pueden presentar disforia de género en algún momento de sus vidas.
El diagnóstico de disforia de género se incluye en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Este diagnóstico se creó para ayudar a las personas con disforia de género a tener acceso a la atención médica necesaria y a un tratamiento eficaz. El término se centra en la incomodidad como problema, más que en la identidad.
La disforia de género también puede causar un sufrimiento emocional significativo que afecta al funcionamiento en situaciones sociales, en el trabajo o en la escuela, y en otras áreas de la vida. La disforia de género puede comenzar en la infancia y continuar hasta la adolescencia y la edad adulta. O bien, puedes tener períodos en los que ya no experimentas disforia de género. También se puede experimentar disforia de género en la época de la pubertad o mucho más tarde en la vida. Es importante, no juzgar, criticar o agredir a los jóvenes que están viviendo con esta disforia de género, debemos apoyarlos y guiarlos en la toma de sus decisiones, con acompañamiento con la familia y la sociedad.
Presidente del Colegio de Pediatras de Queretaro.