Toni Kroos, el hombre del peinado perfecto y los pases milimétricos, se retira del fútbol. Un as del mediocampo que tejía jugadas con la precisión de un maestro cervecero bávaro y la paciencia de un artesano, deja las canchas en el punto más alto de su carrera. Tristemente parece que el fútbol a cada día que pasa tiene menos caballeros y ahora despide a uno de los últimos de esa estirpe. Con su paso elegante y su visión de juego panorámica, Kroos ha dejado un legado de pases milimétricos, como las gotas de malta que, con maestría, se añaden al lúpulo para crear la pócima perfecta.
En una época donde la moda dicta que el fútbol sea un espectáculo frenético, Kroos ha sido diferente: un oasis de calma. Su juego pausado, reflexivo, como el proceso de fermentación que da vida a la mejor cerveza. Cada pase, cada movimiento, estaba calculado con precisión, sin estridencias y sin fuegos artificiales, solo con la elegancia de la técnica pura. Sin duda, el nativo de Greifswald, Alemania y que brillo en cada equipo que milito, es un jugador de otra época, un caballero en la cancha que contrastaba con la rudeza y la teatralidad que invaden el fútbol actual. Sin abanderarse en temas de racismo como otros jugadores y sin mofa a los rivales, su ética de trabajo era intachable y su profesionalismo incuestionable. Era un líder silencioso, que predicaba con el ejemplo y la calidad de su juego. Uno de los jugadores que todos los equipos quisieran tener y que, como rival, no puedes odiar.
Sus botas, las mismas de siempre y compañeras inseparables de mil partidos, fueron como las herramientas del maestro cervecero: humildes, sencillas, pero esenciales y únicas para crear simplemente futbol. Con esas botas no busco jamás inventar el hilo negro, no se subió a trenes de moda y marketing, simplemente se dedicó a jugar futbol, de ese futbol bonito, de ese futbol con el que se orquestan sinfonías sobre el césped que hicieron disfrutar a sus seguidores y sufrir a sus rivales.
Se va como no podía ser de otra manera: de su club con la ovación de toda la afición en la final de la Champions League, y con su selección, al finalizar la Eurocopa de este año. Un merecido homenaje que él mismo se está brindando. Se va de las canchas haciéndole honor a su juego y a su personalidad reafirmando lo que dijo Leonardo Da Vinci: “la simplicidad es la máxima sofisticación.”
Se retira Toni Kroos. Se va el jugador de los pases quirúrgicos, que hoy, con esa sencillez y clase, ahora da un pase al costado de la cancha con la misma elegancia con la que dio mil pases del gol.
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