Yanireth Israde González
Museos como Universum, recinto de la UNAM dedicado a la divulgación científica, incorporan tecnologías de realidad virtual y aumentada, entre otras, para apelar a las emociones del público, despertar su asombro y lograr que permeen los mensajes de manera más efectiva, señala la directora del espacio universitario, María Emilia Beyer.
Estas herramientas han sido adoptadas también en el Museo Memoria y Tolerancia (MyT), cuyos visitantes muestran sorpresa cuando descubren, a través de la realidad aumentada, cómo vuelan por ejemplo las hojas del diario que escribe Ana Frank y se convierten en Notas de Esperanza, título de la exposición presentada actualmente.
“En la psicología, cuando tú te impresionas por algo, es más sencillo que recuerdes y que generes una memoria. Entonces este tipo de herramientas pedagógicas o andragógicas sirven para que las personas recuerden mejor o vivan con una amplificación de conciencia su recorrido en el museo”, destaca Adán García, director académico del MyT, en entrevista con motivo del Día Internacional de los Museos, que se conmemora cada 18 de mayo.
Beyer, comunicadora de la ciencia y museóloga, menciona también este aspecto a propósito de Imaginare, pabellón de Universum que utiliza innovaciones tecnológicas para generar emociones en torno del planeta y su cuidado.
El espacio de inmersión, que opera desde el año pasado, actualmente presenta la película/documental científico AQUA, producción que sumerge al visitante en las profundidades del océano, en realidad virtual.
“Estamos usando a favor el asombro que generan técnicas como la gamificación, la realidad virtual, algo que además les llama a estas generaciones, pues son nativos digitales. Es una propuesta educativa diferente que justamente está buscando hablarles en su idioma a los nuevos públicos”, subraya Beyer.
La experiencia de quienes asisten a Imaginare se hace patente en sus cuerpos, que no se limitan a colocarse unas gafas de realidad virtual, sino que mueven los brazos y las piernas como cuando nadan, gritan, ríen y se desplazan, vinculándose de una manera más emocional con el agua y con el planeta, no solo de manera abstracta.
“Todos y todas hemos escuchado que es importante cuidarlo. Nos dan gráficas, nos dan números, nos dan información que a veces incluso nos genera lo que se llama la ecoansiedad, que es una sensación que enfatiza la gravedad del problema, ante el cual las personas pueden sentirse impotentes.
“Para que uno quiera cuidar, lo que sea, tienes que amarlo, y uno no puede amar nada si no pasa por la emoción, entonces Imaginare genera una conexión emocional que va mucho más allá del hecho de que solo te digan tienes que cuidar el océano”, apunta la directora de Universum, que también incluye ejercicios de realidad aumentada en otra área.
Comprensión se conjuga así con conexión emocional, como también ocurre en el MyT, que lanzó en 2023 la aplicación AR-Museo MyT, disponible gratuitamente para dispositivos Android y Apple. Puede descargarse con la internet del recinto ubicado en la Plaza Juárez (Avenida Juárez 8, Centro Histórico) que tiene la misión de crear conciencia a través de la memoria histórica, particularmente a partir de los genocidios y otros crímenes, además de alertar sobre el peligro de la indiferencia, la discriminación y la violencia para crear responsabilidad, respeto y conciencia en cada individuo que derive en la acción social.
“Es un museo que habla de memoria y de tolerancia. Existe una parte complicada, dura, difícil y dolorosa, porque justo lo que generamos en las personas es empatía, indignación: el quiebre de la indiferencia, y también hay una parte luminosa, la de tolerancia, presente muchas veces en las exhibiciones temporales”, pondera García.
A través de la realidad aumentada y de la experiencia interactiva, el museo aborda, entre muchos otros temas, el de los estereotipos y muestra cómo funcionan y cómo pueden romperse, para lo cual el teléfono celular resulta un recurso óptimo, sobre todo entre las nuevas generaciones, cuyo mundo está mediado por este dispositivo.
La adopción de estas tecnologías permite que los museos, además de ser instituciones sin fines de lucro que investigan, coleccionan, conservan, interpretan y exhiben el patrimonio material, sean accesibles e inclusivos y fomenten la diversidad y la sostenibilidad, como lo estableció el Consejo Internacional de Museos (ICOM) en Praga, en 2022, en su nueva definición del museo, puntualiza el director académico del MyT.
“Estas tecnologías de la información lo que hacen justamente es eso: abrir cada vez más al público los contenidos, hacerlos cada vez más accesibles, cada vez más incluyentes y además forman parte de la diversidad”.
El riesgo del encantamiento tecnológico
Las pantallas asociadas a tecnologías como la realidad virtual o aumentada deben fungir como recurso, no como parte esencial de la experiencia de los museos, previene Ximena Apisdorf, especialista en creación de contenidos para la difusión del arte y la cultura, y quien advierte el riesgo de que estas innovaciones prevalezcan sobre lo original.
“Uno de los grandes retos de los museos en estos años es cómo vamos a convencer a una generación que crece con imágenes móviles, de que vale la pena ver imágenes inmóviles, como puede ser una pintura específicamente”, plantea.
Existe la posibilidad de que un despliegue de estímulos tecnológicos en torno de una obra, pictórica, por ejemplo, resulte contraproducente y el público se desilusione cuando esté frente a ella sin que medien tales estímulos.
“Tiene que haber una comunicación entre los dos (objeto y recurso) y tiene que entenderse que la tecnología funciona como una especie de enriquecimiento de la pieza original, pero que jamás va a ser el sustituto de ella y que jamás será más importante que la pieza original”, apremia Apisdorf.
La especialista considera que Frida Inmersiva, presentada en el Frontón México en 2022 logró ese equilibrio, lo mismo que las aplicaciones creadas para los museos Mural Diego Rivera, de la Ciudad de México, y el Nacional del Prado, en Madrid, España, por Mad Pixel (https://www.madpixel.es/).
En el campo que concierne a los museos, añade, la tecnología requiere no solo de los conocimientos y de la experiencia de las personas involucradas en ellos, sino también del trabajo interdisciplinario.
“Nos hacen creer que la tecnología por sí misma logra ciertas cosas. Se discute si la Inteligencia Artificial debe ocuparse o no para hacer arte o para hacer imágenes. La realidad es que las mejores imágenes que hemos visto en los últimos años que tienen que ver con Inteligencia Artificial están hechas por profesionales que saben y les gusta la creación de imágenes.
“Para que tú puedas hacer una imagen de Inteligencia Artificial que funcione bien, tienes que darle las instrucciones, y para hacer las instrucciones tienes que saber el vocabulario y tienes que saber las opciones que tienes”.
Lo mismo ocurre en la relación de los museos con la tecnología, dice, porque para diseñar experiencias virtuales o aumentadas, no bastan las herramientas, por más innovadoras o encantadoras que sean.
“La participación de las personas especialistas hoy en día es muchísimo más necesaria de lo que nos podemos llegar a imaginar; es un trabajo que tienen que ejercerse en grupo y de manera interdisciplinaria”.
Se trata, resume, de lograr que las tecnologías disponibles enriquezcan, no empobrezcan la experiencia museística, ni tampoco a las personas.