Con motivo de la Declaratoria de Emergencia Energética, que ha dejado sin energía a varios estados, municipios y ciudades, es pertinente discutir la relación que existe entre energía y cambio climático, de esta forma, podemos señalar lo siguiente: Sin duda alguna la energía guarda una intrínseca relación con un conjunto de variables y factores medioambientales, ya sea en su relación con el agua, la extracción de hidrocarburos, el impacto ambiental de la energía nuclear, la geotermia, la vegetación en los campos eólicos y solares, la explotación de carbón, etc., pero es consabido que hoy en día, el principal riesgo del planeta es el calentamiento global debido al consumo de hidrocarburos, razón de más, para que abordemos la relación entre energía y cambio climático.
Al respecto se han tomado medidas que observan un rezago grave, lento y de poco aliento, pero resulta importante traer a cuenta las recomendaciones que los especialistas han puesto sobre la mesa, mismas que se encuentran bajo el paraguas de la descabornización profunda y algunas de ellas consisten en la:
Eficiencia y ahorro energético; 2. Electricidad baja en carbono y; 3. Sustitución de combustibles.
Con respecto al consumo de agua, la propia autoridad estatal del agua CEA, en recientes días, informó que el aumento de consumo de agua rondó entre un 5 y 8% más, y ahora, lo mismo sucede con el consumo de energía. Lo que se publica en torno a los apagones, es una crítica al gobierno por no actualizar y ampliar la oferta de energía y la falta de inversión, lo cual es cierto, pero no se habla de la responsabilidad del ciudadano, que frente a las altas temperaturas, incrementaron su consumo de energía por el uso de ventiladores u otros equipos de enfriamiento, lo que provocó, que se alteraran los sistemas nacionales de energía, rebasando el límite de reserva que hay que garantizar. Y como lo subrayamos en líneas de arriba, la primera medida para enfrentar el cambio climático, es la eficiencia energética y el ahorro, ¿Dónde quedó esto?
El ser humano, necesita para vivir un consumo de energía de alrededor de 130 watts, similar a la de un foco de 110 watts, sin embargo, para sus tareas como la limpieza, preparación de alimentos y confort climático, requiere de mucho más que 130 watts.
Ya desde el 2014 el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático INECC había dado a conocer los municipios vulnerables al cambio climático en la república, y ahí se señalaban 4 municipios del estado de Querétaro.
Pero lo central en este artículo es la relación entre energía y cambio climático, que ha traído problemas en el suministro de energía en varios estados del país. Cabe mencionar que, en Europa, donde también se presenta esta problemática, se han tomado medidas, como el aumento en las tarifas de la energía, con el fin de disuadir a los consumidores de que no incrementen su consumo debido al calor, y que la principal política energética en los países de la Unión Europea es la de eficiencia energética (ahorro), no la del incremento de oferta.
El ciudadano se preguntará ¿qué podemos hacer para refrescarnos y no usar aparatos climatizadores?
Abrir las ventanas por la noche.
Cerrar ventanas y persianas durante el día.
Tener plantas en casa.
Colocar recipientes de agua fría.
Fregar el suelo con agua fría.
Desenchufar electrodomésticos y apagar luces.
Cierra las persianas.
Abre las puertas por la noche.
Crea corrientes de aire eficaces.
Apuesta por ropa de cama fresca.
No adquirir o comprar ofertas de ventiladores o de aire acondicionado.
El estado de Querétaro como otros tantos más, no gozan de una soberanía energética, es decir, no son autosuficientes en la generación de energía y por tanto se depende de aquella generada fuera del estado. En el pasado, Querétaro fue autosuficiente y al finalizar los años 50s, dejó de serlo. Lo increíble es que la generación de energía en el estado, se basaba en fuentes de agua (presas), a pesar de estar ubicado en una zona semiárida. Dicha generación de energía fue lo que permitió que el estado se industrializara. Pero veamos algunos datos interesantes como lo que informó el gobierno federal para el año 2016.
“En 2016, el índice de independencia energética, que muestra la relación entre la producción y el consumo nacional de energía, fue equivalente a 0.84; este resultado implica que la cantidad de energía producida en el país fue 15.6% menor que la que se puso a disposición en las diversas actividades de consumo durante 2015 en el territorio nacional. En el transcurso de los últimos diez años, este indicador disminuyó a una tasa promedio anual de 4.3%.” (SENER, 2017, Balance Nacional de Energía 2016). Y además veamos el consumo per cápita:
“El consumo de energía per cápita en 2016 fue 6.1% mayor que el de 2015. Cada habitante en el territorio nacional consumió, en promedio, 74.75 Gigajoules, durante todo el año. Este comportamiento fue similar al de la intensidad energética, puesto que el consumo de energía incrementó a una mayor velocidad que la población.” (SENER, 2017, Balance Nacional de Energía 2016).
Ahora veamos el consumo de energía eléctrica en el estado por sector, correspondiente al año 2016.
El sector con mayor consumo en Kwh fue el industrial con 3,257,507,791, siguiéndole el sector doméstico con 617,415949 Kwh, haciendo un total en el estado, con todos los sectores, de 4,578,824,413 Kwh (CFE, 2017). Pero también cabe señalar que el sector con mayor número de usuarios fue el sector doméstico con 660,921 (CFE, 2017, División Bajío)
Sin duda alguna del 2016 a la fecha las cifras nos mostrarían sería un incremento en la demanda y el número de usuarios, sin que haya una correlación con el incremento en la oferta. Asimismo, nos mostraría que todos somos parte del problema, y en particular del incremento en la demanda de electricidad. Lo que se traduce en mayores emisiones de CO2 (por el tipo de combustibles para generar mayor energía y electricidad), que contribuyen al calentamiento global, y en consecuencia al alza de las temperaturas.
Por otra parte, los microclimas en la ciudad se deben a la presencia o ausencia de vegetación, y ante un crecimiento urbano, en parte propiciado por el crecimiento demográfico, el incremento del parque vehicular y mayor superficie de rodamiento, por lo que hay una externalidad negativa ambiental, por la que determinadas colonias o delegaciones municipales sufran de una mayor temperatura por la ausencia de vegetación (variación de entre 2 a 3 C°), y menos sombras.
Entonces el problema de fondo, es el calentamiento global, y para enfrentarlo hay que lograr mayor eficiencia energética y ahorro y, transitar a la generación y uso de energías limpias. Y no como se piensa, que se trata sólo de aumentar la oferta, dejándole la responsabilidad al gobierno de cualquier orden (federal, estatal o municipal).
En otras palabras, somos victimas de nuestro propio proceder (calentamiento global).