Azucena Vásquez
Del total de empresas que ya se vieron beneficiadas por el nearshoring en el país, 72.5 por ciento son totalmente mexicanas, principalmente compañías manufactureras y exportadoras, reveló el Reporte sobre las Economías Regionales del Banco de México (Banxico).
Se trata de empresas de 100 trabajadores o más que señalaron ser 100 por ciento mexicanas y haber percibido aumentos en su producción, ventas o inversión por este fenómeno de relocalización.
En concreto, el 33 por ciento de las empresas indicó ser exportadora y el 62.2 por ciento de las mexicanas no manufactureras beneficiadas señaló que tiene vínculos con el mercado de exportación.
“Eso significa que las empresas que se están beneficiando de la relocalización son mayoritariamente mexicanas.
“Considero que estos resultados están capturando una etapa inicial del proceso de relocalización en el que las empresas mexicanas ya establecidas pueden contribuir en el corto plazo a atender la demanda estadounidense, particularmente aquellas que ya tienen un vínculo con el mercado externo’’, dijo Alejandrina Salcedo, directora general de Investigación Económica del Banxico, durante la presentación del reporte.
El reporte también revela que entre las compañías que han percibido impactos positivos que atribuyen a la relocalización, el 54.8 por ciento son empresas de menor tamaño, de entre 101 y 250 trabajadores, mientras que el 28.1 por ciento son aquellas con entre 251 y 500 trabajadores, y el resto son las de mayor tamaño.
“Ello enfatiza una vez más que este proceso puede favorecer a empresas con distintos perfiles’’, se lee en el documento.
En su reporte, el Banco de México explicó que la forma más explícita en la que se piensa en el fenómeno de relocalización es la transferencia física de líneas de producción o fábricas a México o la llegada de nuevas empresas extranjeras que, en otro escenario, se hubieran establecido en lugares distintos.
Sin embargo, apuntó, la relocalización también puede implicar una mayor demanda por parte de clientes establecidos en Estados Unidos que buscan obtener sus insumos desde lugares más cercanos o diversificar su red de proveedores, lo que podría favorecer a empresas mexicanas previamente establecidas en el país.
“Incluso las firmas no exportadoras podrían beneficiarse en la medida en que se expanda la producción nacional para satisfacer la nueva demanda generada por este proceso.
“La derrama se daría a través de los vínculos de proveeduría o la provisión de servicios entre compañías”, explicó.