César Gabriel Villegas Millan
Debido al advenimiento de los cambios en el estilo de vida de la población mexicana, y al mismo tiempo, el cambio en hábitos alimenticios; como el consumo de comidas rápidas, bebidas altamente azucaradas, y múltiples alimentos elaborados con grasas saturadas; ha sido evidente el aumento considerable de la obesidad y el sobrepeso de la población, al grado tal, que reportes del INEGI y la secretaría de salud federal, estima que hay 80 millones de personas en nuestro país con sobrepeso y obesidad, y de este grupo antes mencionado; el 70% tendrá hígado graso, y de estos, el 15 al 20% desarrollaran esteatohepatitis.
Estos padecimientos, ambos pueden cursar asintomáticos y solo detectarse cuando el paciente se realiza un ultrasonido del abdomen superior y el radiólogo reporta la presencia de hígado graso; pero solo la esteatohepatitis puede detectarse con pruebas de funcionamiento hepático alteradas (perfil hepático), como lo son la elevación de las transaminasas (TGO y TGP) y de la gamaglutamil-transpeptidasa (GGTP). Los pacientes que presentan síntomas pueden tener cansancio, fatiga, falta de concentración, hipersomnio y dolor sordo en el cuadrante superior derecho del abdomen (HD)., mas el sobrepeso y la obesidad ya referidos. Generalmente son referidos (estos pacientes) a los gastroenterólogos y hepatólogos por los mismos especialistas en ultrasonografía y en otras ocasiones por los nutriólogos y dietistas. Rara vez se requieren estudios complejos y profundos como la tomografía axial computarizada (TAC) y/o resonancia magnética nuclear (RMN). Estas últimas solo se indicaran cuando se sospecha algo mas grave como un tumor hepático y/o cirrosis.
Un estudio intermediario denominado Fibroscan o elastografía transitoria puede indicase en aquellos casos en que una esteatohepatitis puede estar evolucionando hacia la cirrosis y nos detecta el grado de cicatrización progresiva que esta presentando el hígado. La mayoría de los pacientes con hígado graso simple con solo bajar de peso y cambiar sus hábitos alimentarios pueden mejorar su estatus de hígado graso; pero los que presentan esteatohepatitis siempre deben de recibir tratamiento adecuado y especializado.
Ahondando más sobre la Esteatohepatitis es una forma de reacción inflamatoria que provoca la grasa en el hígado “grasa toxica”, por así decirlo. También se calcula que un 25 a 30% de la población, que no presenta sobrepeso, también podría tener hígado graso; con el mismo grado de riesgo (15 a 20%) de desarrollar esteatohepatitis. Este último grupo, se convierte en un problema de salud pública muy delicado, ya que, si no se detecta o se trata a tiempo, el problema puede evolucionar a fibrosis hepática y posteriormente hacia cirrosis o cáncer del hígado, con un pronóstico sombrío y con alta mortalidad. Es por ello, que se recomienda a la población en general acuda con el gastroenterólogo o un hepatólogo especialista en estos temas; para tomar medidas preventivas y/o el tratamiento de alta especialidad correspondiente. Sobre todo, la detección oportuna con pruebas sanguíneas de niveles de enzimas y ultrasonido hepáticos, para acudir con tu médico de confianza.
Presidente de Gastroenterología del Estado de Querétaro