Uno de los segmentos que la industria cárnica nacional debe impulsar es la proveeduría local de los insumos, especialmente para la producción de proteína de cerdo y pollo.
Ernesto Hermosillo, presidente saliente del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), consideró que deben replantearse políticas como las restricciones sobre el maíz genéticamente modificado, pues difícilmente se alcanzará la autosuficiencia de insumos nacionales sin alimentos pecuarios.
“Una de nuestras iniciativas estratégicas tiene que ver con mantener las fuentes alternas del abasto y aunque no es una fuente directa para nosotros, el tema del maíz sí lo es para los primarios.
“No es posible que estemos pidiendo desarrollar proveedores, que sean competitivos, con mejores prácticas, cuando en el consumo principal, el alimento de engorda, no podemos estar de acuerdo”, dijo el experto.
Para detonar la producción primaria e impulsar las compras nacionales se requiere garantizar las condiciones para los ganaderos en México.
“No es fácil, es muy complejo, son muchos puntos de vista, muchas situaciones externas, que tienen que ver con los diferentes grupos y sectores y cada quien tiene sus situaciones individuales”, consideró Hermosillo.
Francisco Jaraleño, presidente entrante del Comecarne, consideró que más allá de la relevancia del origen de los insumos, se debe buscar garantizar la seguridad alimentaria.
Por lo tanto, además de fortalecer a los productores primarios del País, se deben garantizar los mecanismos para ofrecer alimentos asequibles a la población.
Para atender el consumo de proteína en el País, el sector cárnico adquiere más de 40 por ciento de carne de cerdo por importaciones y en el caso del pollo, solo en 2023 se importaron al País casi un millón de toneladas.