Daniel de la Fuente
En dos meses, Denise Dresser escribió su más reciente libro de ensayos ¿Qué Sigue? 20 Lecciones para ser Ciudadano ante un País en Riesgo, pero afirma que este libro viene de mucho tiempo atrás.
“Lo escribí en ese tiempo, pero llevo toda mi vida profesional escribiéndolo porque tenía la claridad: es la culminación de ideas en las que he venido trabajando desde hace mucho y, al ver los malos resultados de este Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de esta bola de demolición, me doy cuenta de que no logré transmitir en el pasado la importancia de la participación ciudadana, de los contrapesos, de los Gobiernos civiles y no militares”.
Publicado por Aguilar, el libro tiene 20 capítulos que la politóloga y editorialista de Grupo REFORMA escribió “a borbotones” y “con urgencia”, y que define como una lista de “focos rojos”: instrucciones para educar a una generación que no conoce su historia.
Igualmente, para llamarle la atención a los seducidos por el autoritarismo, a quienes defienden lo indefendible y a los que ayudaron a crear instituciones que hoy buscan derribar.
La autora de El País de Uno y Manifiesto Mexicano lo hace sin abandonar su papel de catedrática: ella, que pertenece a la generación de la transición democrática, se percató de que sus alumnos no sabían lo que era un México sin credencial de elector, tinta indeleble, funcionarios ciudadanos de casillas.
“Crecieron cuando ya habíamos conquistado esto y veo que ahora muchas de esas conquistas ciudadanas están en riesgo porque algo que no hicimos en estos 30 años fue una pedagogía democrática: enseñarles a los mexicanos cuáles son sus derechos, en qué consiste la Suprema Corte, para qué sirven el INAI, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Federal de Competencia Económica”.
Buena parte de la sociedad, dice, no entendió por qué son importantes los contrapesos y por qué la concentración de poder en un solo hombre ha sido históricamente dañina para este País.
“Si López Obrador hubiera prometido en el 2018 todo lo que está haciendo ahora, no hubiera ganado: la militarización, colonizar a la Suprema Corte con los suyos, desmantelar el aparato regulatorio del Estado para favorecer a los cuates”.
Pero, sobre todo, dice, su libro es un combate a la resignificación de las cosas: hacer creer que la democracia nació con el Presidente y es lo que él dice, “interpretar” la voluntad del pueblo, abatir todos los muros de contención.
“Es un ejercicio de memoria, de crítica de estos cinco años: nadie podrá acusarme de haber cerrado los ojos”.
Este papel, sin embargo, ha tenido un costo: Dresser nunca se había sentido tan acosada por el Estado e igual en las redes sociales. Sin embargo, hay esperanza.
“De los 5 millones de seguidores que tengo en Twitter, la mitad me odia, pero la otra mitad me ama, me dice ‘gracias’, ‘siga adelante’. Es una obligación moral”.
Al mismo tiempo que su libro, aparece el del Presidente, ¡Gracias!, un resumen de su ideas y acciones de Gobierno.
“Lo voy a leer como leo una obra de ciencia ficción, como si fuera una novela rosa, Alicia en el País de las Maravillas”.