- Hace 15 años echó Bertone sus redes en Querétaro
- Habrá reunión de seguridad y Mañanera el lunes, aquí
- Mauricio Kuri no se engancha en la lucha preelectoral
- Versiones de cambios en la delegación de Bienestar
El Historietario.
Hoy hace 15 años, el 19 de enero de 2009, Tarcisio Bertone, poderoso secretario del Estado Vaticano, tomó el Teatro de la República -”lugar sagrado del laicismo” dijo- para echar sus redes en nombre del Señor, como Pedro El Pescador, con un alegato denominado “La realización de la razón en el horizonte de la fe”. Fue algo así como una misa en escena en la cuna de la primera constitución social del siglo XX con alrededor de 500 invitados, entre obispos, arzobispos, miembros de universidades, asociaciones religiosas y políticos afines, que acudieron a escuchar a quien cuatro años más tarde sería el cardenal camarlengo, a la histórica renuncia de Benedicto XVI.
Acabar con tópicos estériles y dar a luz una nueva cultura cristiana planteó Bertone, “muy contento y con una presencia constructiva”.
Testigo de tal acontecimiento, este columnista vio cómo después de las once de la mañana se abrieron las puertas del Teatro de la República para llenarse hasta las galerías con seglares trajeados, señoras vestidas discretamente, monjas privilegiadas y dignatarios de púrpura y negro. Los que cupieron, porque a las 11:40 el octavo obispo de Querétaro, Mario de Gasperín Gasperín, ya daba la bienvenida al ilustre visitante desde la tribuna usada un siglo antes por los constituyentes.
Y sí, en ese marco histórico, frente al muro con los nombres en oro de los 116 autores de las leyes de México, se montó el presídium encabezado por el número dos de Roma, Tarcisio Bertone, en compañía del nuncio apostólico Christophe Pierre (ahora con tal encomienda en Estados Unidos) y el presidente del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes, flanqueados por dos guardias suizos y elementos del Estado Mayor Presidencial.
Estaban también el arzobispo emérito de San Luis Potosí, Arturo Simansky y los obispos de Morelia y Monterrey, entre otros. Ellos y todos oyeron, oímos, al representante del Papa cuando recordó que los fundadores de nuestra ciudad fueron los franciscanos, cuando alabó su barroco y más todavía cuando se rindió ante el símbolo de nuestra identidad: el rostro mestizo de la Virgen de Guadalupe.
Igualmente lo escuchamos quejarse del gran divorcio entre la cultura de las élites y la cultura del pueblo o de la persecución religiosa en México, de la estrategia de aislamiento de liberales y revolucionarios o de la que llamó sangrienta represión contra la Iglesia.
¿Qué opinaría ahora Bertone (a sus 89 años) de la exigencia del actual presidente de México para que el Papa y el Rey de España se disculpen de los abusos cometidos en cotra de los indígenas durante la Colonia? Preferible no saber.
En fin, tan concentrado estaba en la lectura impecable de su texto en español don Tarcisio que ignoró el vaso de agua ofrecido por su secretario a los 40 minutos de haber iniciado la conferencia. A partir de ahí el ex Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe construyó su propuesta bajo signos, dijo, esperanzadores. Se trata de evangelizar la cultura, es urgente, un desafío apasionante, frente a nuevas formas de colonialismo. Dar, remarcó, luz a una nueva cultura cristiana y acabar con tópicos estériles. En ese cambio sólo el Evangelio puede engendrar el hombre nuevo, propuso. Y fue entonces, cuando Tarcisio Bertone parafraseó a Pedro para, como él, echar las redes en nombre del Señor.
Habían pasado 50 minutos, en los que mantuvo la atención total de un público rendido sin condiciones ante el dignatario más alto que haya venido de Roma en toda nuestra historia. Todavía hubo tiempo para cinco preguntas, seleccionadas advirtió el periodista de la fe, Jaime Septién, en funciones de maestro de ceremonias, dando oportunidad a miembros de universidades afines.
El secretario de Estado del Vaticano hizo para ellos y para los ahí congregados, más precisiones: la Iglesia no es una institución en crisis y no quiere hacer moralismo, porque el peligro está en ser una religión sólo de culto y no de vida, que testifique el valor del Evangelio.
Negó además que la Iglesia obstaculice la investigación científica, como la de las células, pero pidió tener cuidado de los charlatanes. “Yo espero una primavera de los laicos católicos”.
En ese tono, reconoció el diálogo con los gobiernos y puso como ejemplo el acuerdo que firmó a fines del 2008 con Lula, en Brasil.
Al Vaticano le preocupaban ya desde entonces, alertó Bertone, el crimen y la violencia, diques contra la construcción del bien común. Así, llamó a la Iglesia y a las universidades cercanas a presentar a Cristo como amigo del hombre y de la humanidad, para explicar el sentido de las normas irremplazables de la convivencia. Y es que, en su nombre, vino el secretario de Estado del Vaticano a proponer una nueva cultura cristiana en el lugar sagrado del laicismo y, como Pedro El Pescador, echó aquí sus redes.
Después de cimbrar el Teatro de la República, en donde fueron condenados a muerte Maximiliano y sus generales, el colaborador más cercano de Ratzinger desde 1984, dejó el Teatro de la República. Eran casi las dos de la tarde. Afuera lo esperaba una camioneta Mercedes Benz con placas locales.
Al pie de la banqueta, dos monjas, vestidas de blanco, le pidieron a Bertone su bendición. El antiguo arzobispo de Vercelli y de Génova, cardenal camarlengo y uno de los favoritos a ser cabeza de la Iglesia y recuperar ese gran privilegio para los italianos (cosa que no ocurrió, porque el Espíritu Santo prefirió a un argentino), se detuvo, levantó la mano derecha y con la señal de la Santa Cruz marcó los cuatro puntos cardinales de Querétaro.
Hoy hace 15 años.
-BLANCAS Y NEGRAS-
AMLO.
Este lunes 22 vendrá a Querétaro el presidente Andrés Manuel López Obrador para encabezar una reunión de seguridad con el gobernador Mauricio Kuri González y ofrecer su segunda mañanera en nuestro estado.
La visita presidencial ha sido programada en atención a que el jefe del Ejecutivo Federal no estará aquí el 5 de febrero para cumplir con el rito anual de celebrar la promulgación de la Constitución de 1917.
López Obrador presidirá ese día un acto en el recinto parlamentario de Palacio Nacional para proponer modificaciones al Poder Judicial (su obsesión), al INE y al sistema de pensiones, aparte de establecer un incremento al salario mínimo no menor al monto de la inflación.
De acuerdo con expertos, en este sexenio se han reformado 61 artículos, incluidos los relativos a la extinción de dominio, prisión preventiva, Guardia Nacional, revocación de mandato, salarios de servidores públicos, etc.). Ahora se pretende tocar otros 23. Para ello, sobra decir, es necesaria la mayoría calificada que la 4T no tiene. Ahí radica el interés de AMLO de no solamente conservar la Presidencia de la República vía Claudia Sheinbaum, sino ganar la mayoría en el Congreso de la Unión.
Pero volviendo a la visita del lunes a Querétaro, ocurre a poco más de cuatro meses de las elecciones y en un contexto muy interesante por las magníficas relaciones de Andrés Manuel López Obrador y Mauricio Kuri, a quien ha reconocido como un gobernador de primera.
A contrario sensu, destacados morenistas han roto lanzas y generado una campaña de críticas hacia el mandatario estatal, que no se ha enganchado y en la conferencia de prensa del miércoles afirmó que el golpeteo y la división no le hacen bien al país.
El lunes 22 sabremos si se atendió el llamado a reconocer lo bueno y trabajar por Querétaro y México o se mantiene la animosidad preelectoral.
La política es así.
-LA FRASE DE LA SEMANA-
Alerta.
No hay que confiarnos porque hay una plaga que quiere entrar a Querétaro para destruir en seis años lo que hemos hecho en varias generaciones; es una plaga peor que el Covid: Agustín Dorantes Lámbarri, precandidato del PAN al Senado. Plaza de Armas, Miércoles 17 de enero.
Y lo que falta.
-JUGADA FINAL-
Radio pasillo.
A quienes corren versiones de cambios en la delegación de Bienestar, encabezada por Rocío Peniche, un preelectoral ¡JAQUE MATE!