Alejandra Carrillo
Si no retomara uno de los cientos de episodios terroríficos, casi infrahumanos, de la historia de México, el último libro de la periodista mexicana Marcela Turati (CDMX, 1974), sería un libro de terror.
Una ficción espeluznante en donde un mecanismo de violencia funciona tan minuciosamente que hasta la impunidad parece planeada.
A Turati le tomó más de 10 años escribir San Fernando: Última parada: Viaje al Crimen Autorizado en Tamaulipas (Aguilar), después de cubrir en varias ocasiones la historia que comenzaría con una fosa que contenía cuerpos sin identificar de migrantes centroamericanos que intentaban cruzar la frontera y que morían en manos de los Zetas.
“Yo quería entender la exhumación de unas fosas en San Fernando, Tamaulipas, que fueron encontradas en abril de 2011, fui a cubrir el hallazgo y desde entonces me quedé con interrogantes como quiénes eran estos jóvenes que viajaban en autobuses a la frontera la mayoría y que los habían bajado en San Fernando antes de llegar a Estados Unidos y los habían masacrado Los Zetas con apoyo de la policía municipal”, recuerda la periodista y autora de Fuego Cruzado: las Víctimas Atrapadas en la Guerra del Narco (2008).
Después descubrió que no se trataba de un caso aislado, sino que se repitió durante meses con pasajeros de autobuses y automovilistas que desaparecían en esa región y decidió profundizar en los hechos.
Al inicio del libro, pero también en varias entrevistas, Turati ha confesado que la primera vez que estuvo frente a las fosas sintió que se quedó sin voz.
El título, presentado en la reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara reúne todas las pistas, respuestas y teorías cruzadas que recabó escribiendo sobre varias fosas, cuando estas todavía no eran noticia de todos los días en México.
Entre ellos cómo se llevaban a los trabajadores y los pobladores de San Fernando escuchaban los gritos de auxilio sin poder hacer nada.
Pero también cubrió cómo la policía ocultó los cuerpos, cómo las autoridades les entregaban a las familias bolsas de cenizas sin ninguna prueba, o cómo las familias tenían que dejar sus vidas para ir a buscar a sus desaparecidos.
“Lo que yo intento es dar un mapa, quien me lee recorre conmigo lo que yo llamo ‘las rutas de la impunidad’, para saber qué pasa, por qué pasa esto. Te voy dando los testimonios que me ayudaron a esclarecer, a entender. Es un recorrido con una brújula para saber dónde mirar, por dónde mirar y para mí sí es importante, porque esa es la tragedia que estamos repitiendo y repitiendo sin parar”, advierte la autora.
Turati intenta hacer algo distinto con el periodismo en el que cree: dar respuestas. Delinear en casos aterradores la maquinaria social que hace que la muerte y la desaparición forzada, sigan funcionando y sigan, por otro lado aumentando las cifras de familias incompletas y violentadas en el País.
Repiten patrones
Cuando envió el borrador definitivo del libro acababa de ocurrir el caso de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno y que presuntamente habrían sido reclutados y luego asesinados por el Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Ver que 12 años después se repiten estos patrones. Y la gente se horroriza como si fuera la primera vez, tenemos que aprender a leer estos temas. Eso es lo que yo trato, de transmitir lo que he aprendido al recorrer todo esto. Con el paso del tiempo he ido conociendo más casos y pude meterme al lugar del horror, pude salir de él, puede buscar muchas voces de gente que entendió cosas que yo no, la pregunta es cómo podemos hacer los periodistas para dar claves para entender y no solo quedarnos en la emoción de lo horrible y en querer cerrar los ojos, sino empezar a hacernos preguntas para desmontar ese horror”, cuestiona.
“Cuando ya viste otros casos puedes comparar. Ya entiendes una narrativa y claro que es muy doloroso. Yo sé. El libro hay que transitarlo. Yo digo que se tiene que tomar como el mezcal: a sorbitos, poco a poco leer y reposar porque se va desarrollando, porque ahí hay explicaciones, las familias empiezan a saber más cosas, comenzamos a pensar cómo podemos incidir, cómo podemos entender esto y no solo aislarnos”.
Para Marcela, entonces, este título es un primer paso para intentar entender y construir la verdad.
Después de su publicación, acreedora al Premio de Periodismo Javier Valdez Cárdenas, ha recorrido las ciudades en donde viven las primeras familias a las que entrevistó para entregarles, de alguna forma, todas las piezas de un terrible rompecabezas y eso les ha servido para compartir su historia completa, para que los demás entiendan por qué es que han partido sus vidas en búsqueda de justicia.
“No sé si sanar, porque todavía falta un todo un camino, pero por lo menos que se hable de esto, que se mencione porque si no, eso se convierte en enfermedad. En depresión y en otras cosas”, dice Turati.