José Luis Herrera Olivares ha sabido aprovechar la segunda oportunidad que le dio la vida. El haber recibido un hígado luego de un trasplante le cambió la vida, le dio otra oportunidad, lo que lo ha impulsado a ser un atleta a nivel internacional y sobre todo a fomentar e impulsar la cultura de la donación de órganos en México y en Querétaro.
José Luis Herrera narró cómo su salud se fue deteriorando, explicó que su hígado falló, lo que lo llevó a vivir un proceso largo, que tuvo que ir viviendo paso a paso, en una carrera por la vida, con esperanzas de obtener el órgano que le permitiera seguir viviendo; desde ser candidato al trasplante, mantenerse apto para recibirlo y ser paciente para que llegara ese donador, un camino largo, como un maratón. Un maratón, como el que culminó con éxito el pasado 1 de octubre.
La vida puede cambiar en un instante; en un momento la salud puede perderse, el hígado puede fallar, se puede intoxicar y derivar en una encefalopatía hepática, una cirrosis, palabra que se relaciona siempre con el alcohol, pero no siempre es así, (menos del 10 por ciento de casos de alcoholismo terminan en cirrosis).
En el caso de José Luis, una persona deportista de toda la vida, sana, tuvo que hacer un alto en el camino y enfrentar un reto importante, el de buscar un hígado, ser apto para recibirlo, aceptarlo y ahora cuidarlo y honrarlo.
Tras jugar beisbol, futbol americano y practicar atletismo a lo largo de su juventud, en 2008 tuvo que llegar al hospital sin una razón clara, el diagnóstico era breve, pero contundente, de sólo tres palabras, “presenta deficiencia hepática”, sin mayores explicaciones, pero que tuvieron a José Luis por una semana hospitalizado. A partir de ahí comenzó con cambios en su vida y en su alimentación y con base en el tratamiento se recuperó y pudo seguir con su vida normal, pero ocho años después, a finales del 2016 tuvo una recaída.
“Presenté una intoxicación por amonio, lo cual derivó en una encefalopatía hepática, que me llevó una semana al hospital y salí con el diagnóstico de que tenía una cirrosis, la cual, en mi ignorancia pensé que sólo le daba a los alcohólicos, pero no es así y por primera vez escuché que había posibilidades de que necesitara un trasplante de hígado”.
Plaza de Armas: ¿Cuándo te dicen que necesitarías un trasplante de hígado, qué pasó por tu cabeza, qué edad tenías?
José Luis Herrera: “Tenía 33 años, estaba bastante joven, un trasplante en ese entonces yo lo veía como una muy pobre posibilidad de vivir; tuve miedo, angustia, frustración. Caí en depresión, me incapacité cuatro meses en el trabajo, el poquito ejercicio que podía hacer me agotaba, no podía jugar con mis niños, siempre estaba de mal humor, fue un año negro el 2017, incluso tuve pensamientos suicidas”.
De no saber nada de lo que era un trasplante, José Luis Herrera se convirtió, poco a poco, en un experto en el tema, ya que durante todo ese largo proceso tuvo que ir aprendiendo a vivir su vida, a cuidarse y prepararse para lo que pudiera venir.
“Empecé a informarme, ir a citas, ver qué se puede y no hacer, ver que las listas de espera son inmensas y los órganos disponibles son muy pocos, la verdad era una esperanza muy baja. Si ves que cada mes hay 300 personas en la lista y se hace un trasplante al mes, ves que las posibilidades son prácticamente nulas”, comparte el oriundo de Saltillo, pero avecindado en Querétaro.
PDA: ¿Después de todo un largo protocolo, compártenos cómo fue el momento en que te hablan y te dicen que hay un hígado para ti?
JLH: “Primero estuve en protocolo un año. Se realiza una visita con todos los especialistas, internistas, oftalmólogos, otorrinos, psicólogos, gastroenterólogos, cardiólogos, con estudios continuos, para ver primero si puedes ser candidato a estar en la lista, ahí no hay posibilidades de que te trasplanten, es sólo una espera para ver si entras a una lista, así fue un año, hacer todo para mantenerme sano, no aumentar otros padecimientos para estar listo en caso de que ingreses a la lista”.
Tras realizarse todos los estudios en el Hospital Salvador Zubirán, los cuales le llevaron un año, y tras la evaluación de un comité médico, que busca al mejor candidato para recibir un órgano, José Luis Herrera pudo aparecer en el listado, ahora tocaba ser paciente de que llegara el hígado que le daría posibilidades de seguir viviendo; una lista de la que no se sabe en qué lugar lo ubican, y que no es tan importante, ya que no le dan el órgano a quien se registró primero, si no al más apto para recibirlo.
“Los médicos deciden, con base en todos los resultados clínicos y percepción del paciente definen quién entra a la lista, se hace un comité y te promueven para estar en la lista. Recuerdo que me hablaron el 6 de febrero de 2019 para decirme que estaba, me enviaron un folio con la captura de pantalla para mostrarme que estoy registrado en la lista nacional de trasplantes, sin que te digan en qué lugar estás, porque no se manejan lugares. No se lo dan al que llegó primero, se buscan a dos personas y se evalúa quién puede aprovechar mejor dicho órgano”.
PDA: ¿Qué pasó el 22 de marzo del 2019, un día en el que literalmente vuelves a nacer, además que vemos que naciste el 12 de diciembre, una fecha emblemática para los mexicanos?
JLH:
“Antes de eso, yo recibí una llamada a mediados de marzo, en la que me despertaron para decirme que ya había un órgano, que me fuera a México. Llegamos y no se dio el trasplante, ya que se vio que el órgano estaba comprometido y no se realizó. (…) El jueves 21 de marzo estaba comprando cosas para el cumpleaños de mi hijo menor, él es del 22 de marzo; cuando recibo una llamada a las 8 de la noche en la que me pedían que llegara a las 2 de la mañana a la Ciudad de México. Dejé el carrito del súper, hablé con mi ex esposa y salimos a México a las 10 de la noche. A las 2 de la mañana estaba en el hospital con estudios y a las 5 de la mañana estaba entrando al quirófano”.
“Hoy no celebro el aniversario de mi trasplante, porque es el cumpleaños de mi hijo, pero sí es una fecha de doble importancia para mi, falté a su cumpleaños número cinco, pero ahora estoy en todos los demás”.
El deporte una vía para crear conciencia
Ese 22 de marzo del 2019 marcó un antes y un después en la vida de José Luis Herrera, una vida en la que desde pequeño estuvo presente el deporte, actividad que ha retomado con creces y es un vehículo de promoción en pro de la cultura de la donación de órganos.
En su presente ha competido y ganado representando a México en eventos de talla mundial como el Mundial de Trasplantados, realizado este año en Perth Australia y en donde obtuvo cuatro medallas, pero que no fueron suficientes para dejar claro que la vida no sólo debe seguir adelante, también puede servir de ejemplo e inspiración, por lo que sin pensarlo dos veces y con poco tiempo de preparación, se sumó a la causa del Querétaro Maratón 2023, para completar los 42 kilómetros.
“Todos quienes recibimos un órgano tenemos un compromiso con nuestro donante, para con la persona que perdió la vida y su familia que aceptó que se hiciera, por lo que vi el momento de hacer una lista y realizar todos los pendientes, cosas que nunca pensé hacer, buscar la manera de lograrlas y ver la manera que más personas tengan la oportunidad que yo tuve”.
Un trasplantado desconoce quién le donó algún órgano, lo único que deduce José Luis es que fue una mujer quien le pudo dar una segunda oportunidad, ya que en alguno de los documentos médicos leyó; “La donante, (…) es lo único que sé”.
Tras terminar en los huesos por haber bajado más de 14 kilos, José Luis empezó a recuperarse ya que no le gustaba lo que veía en el espejo.
“Luego de recuperar la forma física, me topé con que había eventos para atletas trasplantados, y eso me sirvió para motivarme, con ganas de vivir, agradecer. Vi que podía competir como trasplantado y me preparé para hacerlo, y me dije que algún día iba a tener mis medallas”, compartió.
En Perth Australia, José Luis Herrera compitió y ganó cuatro medallas. “Gané oro en 400 metros planos, plata en lanzamiento de pelota pesada, bronce en 100 y 200 metros, detrás de dos chicos de Reino Unido, uno de 30 y otro de 36, yo con 39 años, fui el más grande en la categoría, pero pude colarme a las medallas”.
José Luis, es gerente de una cadena de suministro del sector automotriz en el estado y también es el director general de la Asociación Mexicana de Deportistas Trasplantados, la cual vincula a los trasplantados a participar en los juegos mundiales, además de realizar un trabajo en la generación de una cultura de la donación, por lo que ha trabajado muy de cerca en Querétaro con el Centro Estatal de Trasplantes, prueba de ello fue el haberse sumado a la causa del máximo evento deportivo del estado, el Querétaro Maratón.
“He colaborado con el Centro Estatal de Trasplantes de Querétaro, participando en la exposición fotográfica Crearte, la cual se ha expuesto en distintos puntos de la ciudad y mi última colaboración fue en el Querétaro Maratón”.
En busca de impulsar una cultura por la donación, José Luis Herrera, con su testimonio, sirve de inspiración, primero para su primer círculo, pero también para todos quienes lo conocen y descubren su historia de vida.
Ejemplo de vida.