Este concepto nos extiende una gama amplia en su significado, el término permite, interpretar desde los mas simple a lo más complejo, jugar con ello bajo una dirección nos enriquece y compromete el reconocer en tiempo y espacio donde estamos, o a donde vamos. Tambien podría ser “en sentido figurado, entrada o principio” como cita la Real Academia Española; la misma Academia dice que algunas disciplinas señalan: “‹valor mínimo de un estímulo por debajo del cual deja de producir su efecto normal›. «Manchas tan débiles y pequeñas que quedan por debajo del umbral de visibilidad»
El umbral podría ser un acto de percepción colectiva, no homogénea tal vez dominante en la condición caótica de la sociedad acapulqueña, que pareciera que se desliza como una sociedad predominantemente líquida, que ya no se percibía el grado en la calidad de la convivencia social, sostenibilidad ambiental, solidez en sus familias, confianza en sus instituciones, cultura transformadora, economía competitiva y valores sociales. Este momento podría ser un hecho del umbral histórico para el nuevo Acapulco en reconciliar los vínculos humanos, con una nueva esperanza. Diseñando y construyendo su futuro compartido, que durarán años irla forjando lo que se descompuso por décadas y se exhibió en horas.
Cómo se explicaría una cultura empresarial cuando la mayoría de sus trabajadores tienen a su familia en condiciones mínimas de los niveles de bienestar apropiados, salud segura, educación con calidad, sana alimentación, vivienda digna, servicios públicos deficientes, etc.; descompuesta por el modelo de rentabilidad económica que propicia condiciones en su estabilidad económica, anarquía en su seguridad pública y la desesperación en su incapacidad de tener certidumbre al futuro desde lo incierto del hoy. Más de las tres cuartas partes de la población económicamente activa es informal, según datos de la Secretaría de Economía del Gobierno de México (2022) y casi el 60% de participación laboral para el segundo trimestre del 2023.
La incertidumbre en que vivimos se debe también a la separación del poder y la política, el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo. Este nuevo escenario implica la fragmentación de las vidas y exige de los individuos que estén dispuestos a cambiar de tácticas y abandonar compromisos y lealtades, desde el ámbito familiar. Con la obligación de ser libres asumiendo los miedos y angustias existenciales que tal libertad comporta. Al parecer esta polarización, hace permisible la violencia, el mentir, el robar y el traicionar.
Sin embrago, podemos tomar el significado del umbral también como la entrada, el principio, el comienzo a un proceso. El término umbral por sus derivaciones también significa iniciar o lo que está primero. Reconocer la necesidad de la fluidez, cambio, flexibilidad, adaptación de nuevos paradigmas. Reconociendo en retrospectiva, rescatando las causas o factores estratégicos que propiciaron la abundancia de Acapulco o del país y soltar el romanticismo de la expresión de su época dorada. En donde la irresponsabilidad del vértigo de la abundancia y la ignorancia nos hizo perder la responsabilidad ambiental, social y política. Penetrando también en lo público, en nuestros espacios, en las instituciones, organizaciones y particularmente en los partidos políticos, en donde sus dirigencias al parecer sobran sus complicidades que no les permite actuar como contrapeso o legitimar su debate, viven con miedo a ejercer sus obligaciones y derechos hacia sus bases.
La ciencia médica maneja un término que sería bastante oportuno para hacer una analogía del estatus de los porteños de Acapulco, que dice así: El umbral de dolor es la intensidad mínima de un estímulo que despierta la sensación de dolor. De aquí le generaremos varias orientaciones de análisis, por ejemplo:
Sr. Presidente ¿cuál es su umbral de su dolor para sensibilizarse de la realidad acapulqueña o del país?, estará usted dispuesto como otros en su momento de enfrentarse con valor y dispuestos al escrutinio o a la crítica; tal vez lo que acusa su dolor es la complicidad que lo atemoriza de enfrentar esa realidad que usted no pudo evitar, pero si minorizarla y particularmente enfrentarla como el máximo Estadista de México, no como candidato en campaña, en donde el pantano no manche su plumaje. Sr Presidente eso ya es tarte, la adulación y culto a su persona no le ayuda o no se deja ayudar; en una mañanera de esas desde la Base Naval de Acapulco, dijo con relación a la vivienda dos datos contradictorios y acciones diversas; primero habló de la autoconstrucción de 125,000 viviendas descalificando la capacidad de actuación del gobierno, que fueran sus familias y sus amigos; aún más se atrevió a manejar datos de la autoconstrucción nacional erráticos; antes de Otis, Guerrero ya necesitaba de alguna construcción las viviendas en un orden del 81.2% de acuerdo con datos del INEGI (2020); y la misma fuente cita que el 68.0% son rentadas. Estas dos variables anticipan el fracaso de ayuda a la vivienda.
Después seguramente con auxilio de algún buen ayudante ya le aclaró que eran 1´250,000, es decir 10 veces mayor, en donde habría un apoyo del gobierno federal a las viviendas censadas, seguramente un error de dedo o de ojo, ambas advierten el nivel de sensibilidad o conciencia al problema social. Sr Presidente, ¿cuál es el umbral de su dolor por esta gente afectada por Otis, agraviada por su pobreza y olvidada por su gobierno? En verdad Sr. Presidente, confió aun en su buen juicio, brindándole el beneficio a la duda, que estimula ese dolor que su pueblo sin polarizaciones padece; comprométase, sin expectativas circenses, o electorales, sólo en el principio de quien le dio la confianza, basado en la esperanza en su momento de ser un buen Estadista para México.
Señores diputados su función de establecer debate y acuerdos parlamentarios que en teoría deba ser en beneficio de los ciudadanos con los recursos públicos; se convirtió en una comedia de sus mayorías, ¿dónde quedo su umbral de dolor para la gente de Acapulco?, lo tiene altísimo, seguramente por las habilidades del titiritero, advirtieron que son capaces de sacrificarse para satisfacer su voluntad ególatra y victimizarse en su servilismo parlamentario.
Ahora esas mujeres en el poder, siempre fuertes y respetables, ¿dónde quedo su umbral del dolor?, que vivieron en forma natural desde sus entrañas dando la vida a sus hijos; ahora, para salir del paso, han deformado la ingobernabilidad social como “cohesión social” de grupos de acapulqueños, en conductas beligerantes y de rapiña, aprovechando su pobreza, la miseria e incapacidad de sus instituciones por anticiparse al conflicto; por el otro lado, también hay la dama ausente esperando la instrucción de cómo actuar el umbral del dolor, aunque sea en la discreción de la noche y por recorridos que no se manifiesten los agravio.
Los empresarios serán como los maridos, los más sensibles al umbral del dolor, su tiempo lo reducen a la producción de infraestructura física con una interpretación de su desesperación del retorno de su dinero perdido y daños por invertir. Diría el dicho para los bebes el que no chilla no come, ponerse en el centro del drama y apropiarse de los daños, e inducir la mayor parte del gasto social para infraestructura; como históricamente este país lo ha gastado hasta en un 85% de la “infraestructura social, expresado en espacios para vehículos, olvidando al capital social comunitario, como podría ser la salud, educación, mercados, servicios públicos, etc.; reproduciendo el rezago permanente de estos. Pero su verdadero dolor de los empresarios o grupos de poder económico-político es que están atrapados por otros malestares, intangibles, informales y violentos que acentuarán con temor, los cuales serán seguramente los primeros en atender.
La oportunidad del empresariado en este umbral, está en reconstruir cambiando el viejo paradigma de la competitividad de un destino turístico, en donde históricamente hacen referencia a “su capacidad para crear e integrar productos con valor añadido, que permitan sostener los recursos locales y conservar su posición de mercado respecto a sus competidores” (Hassan, 2000); Sin embargo, ahora el desafío es Innovar el turismo con nuevos modelos ambientales-territoriales, responsabilidad social y ambiental, producir la infraestructura basado los valores, desarrollar el conocimiento y la tecnología sostenibles, implementar nuevas cadenas de valor, reinterpretar la relocalización, diversificar la economía como los negocios turísticos a escala internacional, producir la nueva cultura pública hacia la gobernanza, etc.
Al pueblo, representantes de la esencia del capital social, les resta algo más grande y mejor que todas las pérdidas materiales y con mucho respeto y solidaridad, las desafortunadas pérdidas humanas; me refiero a su integridad, esa es la que rebasa los umbrales en donde el dolor se convierte en su fortaleza, en dignidad y el valor para identificarse hacia sus legítimos derechos; integridad que se conforma con su cohesión social e identidad cultural; su resiliencia se dirige más hacia revindicar sus valores sociales. Que, en la lógica de muchos liderazgos, estarán como buitres en buscan de votos; sus principios no se negocian; no se compran y no están a la venta. La ayuda social es su derecho no el secuestro de su conciencia. Construir la resistencia ciudadana es crear las propias condiciones del umbral hacia el principio del Acapulco prospero como del país, cambiar las viejas reglas del bienestar físico, mental, emocional y social.
En el umbral lo determinante es hacia donde deseamos caminar, con una gran disyuntiva que requiere valor, organización y trabajo. Pero debemos ser muy claros en este dilema, ¿lo interpretamos como salida de emergencia arrastrando los vicios de impunidad, pobreza y violencia?, o ¿es el primer paso hacia un nuevo futuro deseable y compartido? Este destino turístico habrá que reconceptualizarlo; que primero gane su región en forma integral y luego la diversidad de productos y servicios tanto turísticos como públicos, en donde primero sea el bienestar de las familias, garantizándoles en forma sostenible el gran patrimonio de medio ambiente natural, la asequibilidad del agua, la generación de energía, la conectividad universal y gratuita, la movilidad universal, el ordenamiento territorial integral y su cohesión social. Rompamos con la incertidumbre en que vivimos, “reunamos al poder con la política; el primero desde la voluntad y libertad del pueblo, y el segundo con la congruencia de las políticas públicas para construir su futuro.”
¿Qué deseamos de nuestro país, la apuesta tendrá una divergencia para priorizarlo, vamos hacia el capital físico como ha sido históricamente, o hacia el pensamiento de un nuevo capital social para planificar y trasnformar nuestra realidad?