Un juez federal rechazó a la media noche concederle la libertad a Emilio Lozoya en el único proceso que tiene en curso, el relacionado con el caso Odebrecht.
El ex director de Pemex pidió la sustitución de la medida cautelar que lo mantiene preso en el Reclusorio Norte, con base en la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que obliga a revisar la prisión preventiva cuando el procesado cumple dos años de reclusión.
Lozoya pidió ese beneficio, luego de que el pasado 3 de noviembre cumpliera dos años internado en el Reclusorio Norte.
Tras una audiencia de casi 12 horas, José Rivas González, juez sustituto de enjuiciamiento, determinó que no era procedente la libertad provisional porque el plazo de dos años no es aplicable o computable cuando el acusado ejerce actos de defensa.
De acuerdo con el juzgador, Lozoya ha estado poco más de dos años de cárcel porque durante ese tiempo buscó infructuosamente un criterio de oportunidad para convertirse en testigo protegido, lo que en su opinión constituye un acto de defensa.
Rivas argumentó que el artículo 165 del Código Nacional de Procedimientos Penales establece que la prisión preventiva no podrá exceder del plazo citado, “salvo que su prolongación se deba al ejercicio del derecho de defensa del imputado”, como ocurre en este caso.
Al término de la diligencia, el abogado Miguel Ontiveros anticipó que presentará un recurso de apelación contra el fallo del juez en el término de tres días hábiles. Cuestionó la resolución por atribuir a la defensa la responsabilidad de alargar el procedimiento.
Los abogados de Lozoya se llevaron una sorpresa a temprana hora al enterarse que Gustavo Aquiles Villaseñor, el juez de enjuiciamiento designado para el caso Odebrecht, había iniciado justamente este viernes su periodo vacacional.
Aquiles es el juez que la semana pasada había dicho que era procedente el reclamo de libertad del ex director, pero que estaba impedido para pronunciarse sobre la concesión del beneficio, porque estaba vigente una suspensión definitiva que ordena a mantener a Lozoya en el Reclusorio Norte.
El acusado se desistió de esa suspensión y volvió a pedir la audiencia, con la expectativa de abandonar la cárcel. Al llegar al recinto judicial fue cuando se enteraron que el juez sería Rivas González.