La celebración eucarística de la Santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Querétaro fue encabezada por Sacramento Arias Montoya la cual fue llevada a cabo con motivo del 1er domingo de adviento y con ello el comienzo de un nuevo año litúrgico.
Al inicio de la misa, Arias Montoya recordó la petición del papa Francisco la cual es Orar por los hermanos discapacitados durante todo el mes de Diciembre por lo que la celebración fue dedicada a ellos.
Recordó que la corona de adviento es un signo que todas las familias deberían tener en sus hogares, este domingo se realizó el encendido de la primer vela y cada 12 días se encenderá una nueva hasta cumplir 4 haciendo referencia a que la iluminación de las velas representa la iluminación de la llegada de Dios al mundo.
“Hoy iniciamos la novena de preparación de la fiesta de la virgen de Guadalupe, el 12 de Diciembre es la celebración nacional y con ello, también nos estamos preparando para celebrar la navidad, celebrando la primera venida de nuestro señor Jesucristo” expresó.
Por tal motivo, pidió a los feligreses estar preparados para la llegada del señor y que no los agarre desprevenidos, pues aunque no tengan la certeza de cuándo será la segunda venida de Jesucristo, deben estar preparados para recibirlo con un estado espiritual. De acuerdo con Arias Montoya, los cristianos deberán recuperar el deseo por Dios para recibirlo con los brazos abiertos y reconocer que necesitan de su amor y salvación. “En este primer domingo los invito a que salgamos deseosos del señor, y reconozcamos que necesitamos de su salvación” comentó.
Por ultimo, indicó que estos tiempos son para buscar a Dios, encontrarse con él y en familia, unirse con amor para que puedan esperar la llegada de Jesucristo y sobre todo, que esta Navidad puedan esperarlo con fe, esperanza y caridad. También hizo un llamado a no desanimarse y trabajar por una mejor sociedad y un mejor país para que de esta forma, puedan salir en conjunto de la descomposición social que el ser humano ha ido creando con violencia y falta de respeto en los últimos años. “Orar es también un signo de que esperamos el cambio, depende de todos y de cada uno para ser mejores y construir una sociedad más justa y más humana” concluyó.