El Cambio Climático nos plantea temas de inequidad y desigualdad social y económica pues resulta que la distribución de las emisiones en México no es la misma para todos. Pues el promedio de emisiones per cápita que es de alrededor de 5 tCO2e, resulta que el 50% de la población emite apenas 2 tCO2e por persona y en cambio, 10% de la población emite 20 tCO2e, es decir 10 veces más GEI por persona (Chancel, L., 2022).
Lo anterior nos muestra desigualdades, las cuales, son un factor al considerar la distribución de costos y beneficios de las medidas de mitigación de manera justa.
Además, es importante tener en cuenta que las poblaciones de menores ingresos, y que menos emiten GEI, suelen ser más vulnerables a los efectos del cambio climático, ya que carecen de medios suficientes para adaptarse.
Por ejemplo, dichas poblaciones son afectadas en mayor medida por las sequías y el estrés hídrico, por habitar en zonas rurales o periféricas que son más susceptibles a los impactos de fenómenos hidrometeorológicos y que no cuentan con servicios en sus hogares o con los recursos económicos necesarios para hacer frente a una situación, como la compra de tambos de agua o la reposición de sus bienes perdidos en una inundación. Así como a eventos que ocasionan inundaciones y deslaves, por mencionar sólo algunos de los impactos negativos socioeconómicos (Gobierno de México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2022).
Es muy significativo que el 58.6% de los municipios en México se encuentran en condiciones de alta y muy alta vulnerabilidad. Como es el caso de algunas localidades de Tabasco que debido al incremento del nivel del mar en México —superior al promedio global (WMO, 2023a)—, se tendrán afectaciones tales como “pérdida de infraestructura, el avance de la cuña salina que afecta el uso del suelo y el manto freático, así como la pérdida de territorio en algunos sectores del litoral, y ya se ha cuantificado que alrededor de 76 localidades costeras en este estado, que albergan una población de más de 35 mil habitantes, están en riesgo ante la posible pérdida de territorio (Gama L..2023).
Y de acuerdo a estudios realizados por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático INECC, se dice que en cualquier escenario de calentamiento global, incluso el de 1.5 °C, los impactos posibles resultan sumamente preocupantes para México, en el que 58.6% de sus municipios se encuentran en condiciones de alta y muy alta vulnerabilidad, lo cual pone en riesgo a 85 millones de personas (INECC, 2016, 2022),
Recapitulando, se puede afirmar que las desigualdades existentes en México ponen en mayor riesgo a las personas que viven en condición de pobreza y marginación. Sobre todo, cuando la economía mexicana se hace vulnerable a los impactos del cambio climático, y son precisamente las personas en condiciones de vulnerabilidad quienes sufren las peores consecuencias.
Por otra parte, hay que tomar en cuenta que actualmente 43.9% de la población de México se encuentra en situación de pobreza (Gobierno de México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2022), por lo que las políticas y las medidas de mitigación que se diseñen para implementarse tendrán que empatar con criterios de equidad y justicia a fin de que contribuyan a los esfuerzos encaminados a reducir los índices de pobreza.
Por su parte el Banco Mundial advierte que si no adoptamos medidas de carácter urgente los impactos del cambio climático podrían empujar a la pobreza a 100 millones de personas más en 2030.
Se estima que el costo o monto de inversión para arribar a emisiones cero en el 2060, con un potencial de mitigación total de 1,036.5 millones de toneladas de CO2 equivalente para 2060, requiere una inversión total estimada de 6.17 billones de dólares (6,179 mil millones) entre 2023 y 2060. Lo cual representa una inversión promedio de 167,013 millones de dólares por año. (RENC-SC,2023)
Ahora bien, en términos económicos, se estima que el 31% del PIB de México, se verá comprometido para 2050 debido al alto estrés hídrico que afectará la generación de bienes y servicios esenciales. Y México es uno de los cuatro países —junto con India, Egipto y Turquía—, que en conjunto representarán más de la mitad del PIB expuesto a estrés hídrico para esa fecha (Samantha Kuzma. 2023).
Asimismo, se estima que 71% del producto interno bruto (PIB) del país puede ser afectado por los impactos del cambio climático (Gobierno de México. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2022. Citado por Ruta Emisiones Netas Cero para México 2060, desde Sociedad Civil. 2023).
Ya desde el Informe llamado “Stern” se apuntaba la necesidad de realizar una inversión equivalente al 2% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático.
Y según Jackson (2009), para lograr que toda la población tuviera un ingreso promedio equivalente al de Estados Unidos en 2007 y sin ir más allá de 450 ppm (partes por millón) de CO2 , las emisiones de carbono por cada dólar de PIB tendrían que reducirse 55 veces entre 2009 y 2050 (poco más de 98%).
Mientras tanto, en la misma línea que el estudio de Chancel & Piketty (2015), Oxfam concluye que la mitad más pobre de la población mundial genera alrededor de 10% de las emisiones de CO2 atribuidas al consumo individual, mientras que 50% de dichas emisiones puede atribuirse a 10% más rico.
Visto en su conjunto, el cambio climático no es sólo un asunto ambiental, sino también económico y social, razón por la cual hay que atenderlo con urgencia, pues en el futuro cercano, tendrá consecuencias en la economía del país y los hogares.
Sin duda alguna todos debemos cooperar, sin embargo, habrá a quienes les toque mayor responsabilidad que a otros.
Y no está demás decir, que, de no atenderse, resultará mas costoso atender las consecuencias e impactos, tal como lo estamos viendo con el Huracán Otis en Acapulco.