El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reiteró este sábado que “no habrá alto el fuego” en Gaza, y que Israel está determinado a mantener el control sobre la Franja “desde una perspectiva de seguridad”, mientras las tropas israelíes profundizan su ofensiva terrestre en el interior del enclave.
“Si queremos la paz, debemos erradicar a Hamás”, dijo Netanyahu en una rueda de prensa, donde aseguró que Israel sigue firme en su idea de mantener su presencia militar sobre Gaza y tener su control “desde una perspectiva de seguridad”, ante lo que “la guerra contra Hamás avanza con toda la fuerza y un objetivo: ganar”.
Según remarcó, el Ejército sigue “utilizando fuego agresivo desde el aire y desde tierra”, y remarcó que el cese el fuego que cada vez se pide más desde más sectores de la comunidad internacional no será posible “hasta erradicar a Hamás” y liberar a los alrededor de 240 cautivos en la Franja en manos de las milicias palestinas.
Sobre las posibles negociaciones para su puesta en libertad, el primer ministro agregó que cuando “haya algo nuevo” se comunicará a las familias, mientras que “por ahora es mejor seguir en silencio”.
También insistió en que se opone a cualquier oferta de alto el fuego que no incluya la puesta en libertad de los cautivos.
Asimismo, remarcó que los países de la comunidad internacional “deben enfrentarse a Hamás” y “no deben sucumbir a las presiones” de los que se oponen a la ofensiva sobre Gaza, que ya dura 36 días.
La guerra se ha saldado con más de mil 200 muertos en Israel por el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre que inició el conflicto, y los bombardeos israelíes sobre el enclave han causado más de 11 mil 100 muertos y al menos 28 mil heridos. Entre las víctimas mortales hay más de 8 mil mujeres y niños, informó hoy la Oficina de Comunicación del Gobierno de Gaza.
Justo hoy, en una cumbre de emergencia celebrada en Arabia Saudita, los países árabes e islámicos pidieron el fin de la guerra y que Israel rinda cuentas por sus “crímenes masivos”, y le exigieron también que aumente la entrada de ayuda humanitaria al enclave, afectado por falta de agua, comida, medicinas y combustible por un cerco casi total impuesto por Israel desde el inicio del conflicto.