Sacramento Arias Montoya, Vicario Episcopal para la catedral encabezó la celebración eucarística de este domingo en la santa Iglesia Catedral de la Diócesis de Querétaro, en la que ofreció la misa a las personas que sufrieron del huracán en el estado de Guerrero así como para los países que continúan en Guerra para continuar orando por la Paz en el mundo.
La palabra de Dios explicó a los feligreses cada uno de ellos deberán seguir el camino que el señor ha marcado; habrá tropiezos en el camino, pero el señor de los ejércitos les dirá que camino seguir y aplicar la ley que Dios ha marcado, pues solo así, serán hijos de Dios padre.
En este mismo sentido, la ceremonia detalló las palabras que Moisés le dijo a Dios. “Hagan pues lo que les digan, pero no imiten sus obras, hacen una cosa y luego dicen otra (…) todo lo hacen para que los vea la gente” leyó mientras explicó la referencia de el que se enaltece será humillado y el que se humilla, será enaltecido”
Durante la homilía, Arias Montoya recuperó las lecturas del evangelio y explicó qué hay un peligro al que todo cristiano se puede enfrentar; se trata de la hipocresía, pues todos los que han sido llamados a cumplir con la voluntad de Dios, se han apartado y han aplicado la ley a su manera y a su conveniencia dejando de hacer el bien.
El peligro de la hipocresía refirió que se trata de la multitud que ha decidido no seguir el camino mostrado por el señor y que, quien decida continuar por el mal camino, recibirá pecado y peligro durante su vida por la hipocresía que reflejaron ante Dios.
“Ustedes aparentan ser buenas personas, sin embargo, su corazón está lleno de malicia (….) dice el evangelio, ustedes dicen una cosa, y hacen otra. No los imiten en sus obras, les encanta hacer cosas para que los alabe la gente, no para hacer el bien a Dios. Eso el la hipocresía, sus palabras, actitudes y obras que no corresponden viviendo en la mentira, en el engaño y aparentando lo que no somos” comentó.
Por último, dijo a los cristianos que deberán dejar de vivir detrás de las máscaras y teniendo apariencias. Recordó que deberán actuar en su vida diaria bajo la ley cristiana que determinó el señor, dejar la hipocresía y el engaño a un lado y aceptar la coherencia dando testimonio de la presencia de Dios.
“Todos nosotros somos cristianos, independientemente de nuestro estado de vida. Todos estamos llamados igual a ser santos y por eso nuestro señor nos invita a llevar una vida sincera, honesta y coherente (…) la grandeza de un cristiano es ser servidor de los demás” concluyó.