Gustavo Alcocer gamba
Asolado por la miseria, la desorganización, la incapacidad, la impotencia, el abandono y la pobreza, la población del Puerto más bello del pacífico mexicano se debate cómo debería ser su futuro; Un futuro que garantice su habitabilidad social, competitividad económica, sostenibilidad de sus procesos, fundamentalmente el cultural, la gobernanza política y el ordenamiento de su territorio.
Ante una situación social con todos sus agravios, acumulados por esas malas políticas públicas sociales, exhibiéndose cotidianamente y más aún en situaciones de crisis colectiva como es el caso de OTIS.
Se reafirma la tradición a pesar del protagonismo irracional del gobierno en turno, siempre en México la ciudadanía organizada y organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales, muestran ahora de igual forma, el valor de la solidaridad para sacar adelante la condición infrahumana que viven hoy en el Puerto de Acapulco y los municipios afectados.
También hemos sido protagonistas de la respuesta política del gobierno federal, la cual, a estas alturas, considero pobre, sin visión y altamente populista, mendigando con la vulnerabilidad del Puerto. A los empresarios cuidando su patrimonio en legitima condición, pero nada más.
Lo anterior visualiza un concepto miserable, en complicidad en visualizar el futuro de Acapulco como una “Puesta en Marcha”, con un ritual que pretenda legitimarse el gobierno federal con el “Tianguis Turístico”, ojalá hagamos con ello una innovadora “Declaración de Acapulco” en donde sea el principio para que el acapulqueño tome con valor e inteligencia su futuro y no en una verbena de complicidades entre actores económicos y políticos.
Esta es sólo una agenda un gobierno no del 90% de los acapulqueños que son vulnerables de acuerdo con el INEGI. Y más aún de la gran cantidad de ellos que han optado por emigrar nos sólo ahora. Desde el 2015 han dejado el Puerto cerca de 200,000 habitantes, siendo la cuarta entidad federativa con mayor flujo migratorio. Sin embrago en proporción con 5.44 % es la más representativa después de la Ciudad de México, son señales del rechazo en la calidad de vida y la búsqueda de mejores opciones. Esto muestra que el puerto tiene una emigración permanente, no es una ciudad de atracción, por lo que su modelo de desarrollo debe reinterpretarse.
Es la oportunidad de abrir una gran convocatoria para constituir nuevas formas de organización, institucionalización y financiamiento para que el Puerto y zona conurbada, estas no dependan de las capacidades de personas ajenas a esa sensibilidad social, responsabilidad pública y al valor de la resiliencia que debe existir cotidianamente en el territorio. Rescatar el epicentro de las responsabilidades públicas, como el concretar sus derechos desde lo local.
La formulación de una agenda pública debe contener cuatro elementos muy sencillos: 1.-Visión, 2.-Deseable,3.-Consensuada, 4.-Construible. No veo hoy que la agenda en Acapulco tenga esos atributos, les gana la inmediatez de su protagonismo político y económico, se les olvida la esencia que hace posible la construcción de cualquier escenario deseable cómo es el capital social y en ello lo fundamental, “la población infantil” (la que por cierto son responsabilidad del Estado como asienta la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 4º; “En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. “Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño, ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez”, y la Ley General de Derechos a Niñas, Niños y Adolescentes). Por ello atentamos con responsabilidad e inteligencia las condiciones materiales e intangibles.
Tanto en la propuesta del Sr. Presidente, como de los Diputados, empresarios y demás actores, tornen su mirada a esta población, a esta condición que es el futuro del Acapulco, al que todos deseamos, o que, nos importa sólo la inmediatez, seamos grandes ante la adversidad histórica de cambiar, apostemos sobre esta población infantil, ellos sí son los más vulnerables, los que “confían” en sus padres y adultos y démosle un nuevo futuro promisorio con certidumbre.
Sr. Presidente, con el respeto que siempre tenemos los buenos mexicano a la Ley, dignifiquemos a la política, como el arte de lo posible, dejémonos las deformaciones del quehacer político que han sido utilizadas por el poder, “los políticos buscan votos, los estadistas cambios generacionales” y recuerde que usted juro cumplir y hacer cumplir con la Constitución y leyes que de ella emanen,
Hoy es una gran oportunidad de comprometerse a darles certidumbre al futuro deseable de México desde sus menores, sólo el caso de Acapulco de acuerdo a la UNICEF son casi 300,000 afectados actualmente por OTIS; no sólo por su rezago, sino también por su potencial explotación y abuso. Ellos Sr Presidente, son los depositarios de las transformaciones que tanto ha inspirado su discurso.
“Los niños somos el futuro, somos la luz de esperanza para la humanidad, somos la fuerza del cambio” UNICEF 2021