El Dia de la Candelaria, 2-II-1852, en la Ciudad de Aguascalientes, nació José Guadalupe Posada Aguilar: Grabador, Ilustrador, Caricaturista, genio de las Artes Gráficas Nacionales. La obra de Posada marca una etapa histórica mexicana, impresa en periódicos, carteles, viñetas, grabados, hojas sueltas. “Las obras de José Guadalupe Posada”. 1930. con introducción de Diego Rivera; “36 grabados”, Ediciones Vanegas Arroyo,”1943; “La Revolución Mexicana, vista por G. Posada”. Recopilación, 1960, son algunos de los títulos de volúmenes que en el INBA; la Hemeroteca Nacional; la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia; Fondo Editorial de la Plástica Mexicana; El Taller de la Grafica Popular, han encontrado espacio como muestra del Expresionismo artístico mexicano, comprometido y libertario que distingue esta época.
Su oficio inició de forma pública- señalan la mayoría de sus biógrafos-, en 1871, en el periódico político, “El Jicote” con existencia de once ediciones, ya que el regreso al poder a la localidad del cacique, Jesús Gómez Portugal, obligó a suspender su tiraje. Junto con el impresor y director del informativo, Trinidad Pedroso, cambió de ciudad para preservar la existencia, instalando en sociedad una imprenta en León, Gto. que al tiempo fue dirigida por artista hidrocálido. Fungió como maestro de fotografía; labor que guardó en las maletas y emprendió el viaje a la Capital del país, sitio donde su unión con el impresor Irineo Paz y su participación en periódicos y publicaciones lo llevaron a desarrollar diferentes temáticas sociales con un agudo y popular ojo crítico.
En los últimos del siglo XIX, su encuentro con Antonio Vanegas Arrollo y su heredero Blas, quienes poseían una empresa editorial especializada en literatura popular, que difundían en volantes con diferentes colores: canciones; notas humorísticas con marcado acento social, ilustradas por caricaturas con ideas revolucionarias, su cercanía con Manuel Mantilla, le permitió encontrar espacio y herramientas para desarrollar su talento que entre otras finalidades tuvo la de no perder el objetivo de ser expresión popular.
“Tan grande como Goya, Posada fue un creador de una riqueza inagotable. Ninguno lo imitará; ninguno lo definirá: Su obra es la obra de arte por excelencia “. Diego Rivera.
El genio mexicano en los tiempos que corren, es cronista gráfico, histórico, vigente; su obra objeto de estudio o expresión masiva, logra que el ingenio se disfrace de “La Catrina”. El viejo grabado en metal de: “La Calavera Garbancera”, caricatura de una calavera con traje victoriano, sombrero de ala con flores, expresión burlona, que nació como critica lapidaria a los vendedores de garbanzo que se sentían aristócratas y seguían en la pobreza. Diego Rivera en los 40s, le da nombre e imagen a su forma contemporánea, en su mural: “Sueño de una tarde dominical en la Alameda central”. Rivera que sentía sincera admiración por su talento creativo, logró un resultado lógico, con la unión de talentos en la creación de una de las imágenes de mayor popularidad entre los mexicanos: “La Catrina”, La muerte convertida en patrimonio e identidad estética de una nación.
Octavio Paz escribió: “Cuando decimos el grabador, no decimos la mitad de lo que deberíamos decir de Posada. En Posada triunfa la fantasía y el realismo en sus formas más puras. El realismo que llega a lo grotesco, a lo terrible. La fantasía que se convierte en el humor”.
Este 2023, el Zócalo de la Ciudad de México rinde homenaje al artista aquilátense; las luces tradicionales que iluminan las festividades del 2 de noviembre, están dedicadas a Posada y a su obra. Por calles principales de la patria y en algunos cruzando las fronteras, una multitud de rostros recreando a “La Catrina,” desfilan con humor festivo, en la eterna armonía de la muerte con la vida; en una fiesta nuestra que Posada y Rivera lograron capturar en imagen. Entonces el homenaje popular es bien ganado; el Arte Nacional es el otro lado de la barbarie, distinto resultado a la violencia que recorre el mundo y que de manera cotidiana lacera a los mexicanos. En su legado se calculan en más de veinte mil los grabados de su autoría; su influencia en José Clemente Orozco; Francisco Díaz de León; Leopoldo Méndez, Diego Rivera es notable; lo consideraban precursor del Movimiento Nacionalista de la Artes Plásticas y de la Revolución Mexicana.
Cerca de la tragedia por el Golpe de Estado de la derecha, la Decena Trágica, el veinte de enero de 1913, en la Ciudad de México falleció en condiciones económicas difíciles el artista nacional por excelencia, su trabajo continuó a toda vela recorriendo caras infantiles, juveniles, adultas, que encontraron en él, motivo de recreación e inspiración. José Guadalupe cerro los ojos, pero en el mes de noviembre por el día de los Fieles Difuntos, se hace presente con la puntería certera con la que siempre dibujó, grabó, ilustró, defendió a los desposeídos, a los que llamó Eduardo Galeano: “Los naiden”, los que necesitan voz e imagen para no ser borrados por la injusticia y el poder sectario. Su obra es consecuencia, eslabón, resultado del largo caminar del pueblo mexicano en busca de horizonte y destino. Esta aquí como uno de los imprescindibles en los festejos mortuorios del onceavo mes del año; donde “La Catrina” en forma azucarada con maquillaje se apodera del gusto masivo, hace las delicias de los que celebran a la muerte en el paladar con una sonrisa.
Posada se encuentra en la esencia de México, en sus tradiciones que son rostro y espíritu, en su expresión artística que nos distingue, lo celebramos como se debe festejar como se hace a los creadores que a pesar de las obstáculos y sinsabores deja huella. Que viva por siempre José Guadalupe Posada y también el gran Diego Rivera. Que viva por siempre la inmortal, “La Catrina”.