El puente que conecta a Ajuchitlán con San Miguel Totolapan, en Guerrero, se partió en dos, lo que provocó el aislamiento de comunidades que urgen víveres.
En ese municipio, ubicado a unos 285 kilómetros de la capital guerrerense y a unos 35 kilómetros de Ciudad Altamirano, las autoridades municipales acusaron que no han tenido el apoyo federal ni estatal.
“Ni nos han llamado para conocer los daños”, dijo a REFORMA Himberth Campos Ocampo, Vocero del Ayuntamiento de Ajuchitlán.
“No todo es Acapulco, el panorama es bastante desolador, a este municipio el huracán lo golpeó bastante fuerte, el puente se partió, se dañó el terraplén, hay cinco cortes en la carretera”, alertó.
Una escalera de madera se convirtió en una pieza indispensable para comunicar a los habitantes de tres comunidades azotadas por el huracán “Otis” con la cabecera municipal en busca de agua y alimentos.
Justo en el corte del puente que provocó el ciclón, de unos 4 metros de altura, fue colocada una escalera de doce peldaños sostenidos por clavos que construyó el Gobierno municipal, para que bajen y suban decenas de campesinos que claman por ayuda.
Los labriegos, que perdieron sus animales, cultivos y casas, además deben pasar por un tramo del río Las Truchas y después caminar de cuatro a diez kilómetros hasta sus comunidades, sobre una desgajada carretera que va a Totolapan.
“Se perdieron los caminos y puentes que van a (las localidades) Gómez Farías, Reparo y San Rafael, están aisladas y aún no tenemos ayuda federal ni estatal”, expuso Campos.
“Se desaparecieron los cultivos de la gente, perdieron su ganado, chivos, cerditos y aves de corral, ahora los están enterrando para evitar algún brote”, advirtió. En esa región, los campesinos cultivan maíz, sorgo, ajonjolí, comba y mangos.
Ajuchitlán es de los principales productores de este tipo de fruta a nivel nacional.
A seis días del impacto de “Otis”, en Ajuchitlán las comunidades carecen de energía eléctrica y agua potable.