Yarek Ariatna Gayosso Vázquez
Paola Longoria llegó a 11 medallas de oro panamericanas en Santiago 2023. El equipo femenil de raquetbol integrado por Monserrat Mejía, Alexandra Herrera y Paola conquistaron el oro con una victoria 2-1 ante Argentina, con quien tienen una fuerte rivalidad.
Desde el megáfono cuando anuncian el nombre de Paola Longoria el sonido suena imponente, la legendaria raquetbolista ganó su serie para sumar un punto importante en el triunfo mexicano.
Ahí está su padre José Longoria Martínez que la acompaña a cada partido desde su niñez. Con orgullo se levanta de su asiento para tomarle una foto a su hija y aunque los años pasan los nervios se siguen apoderando de su padre, que fue su primer entrenador y el cuerpo ‘ya flaquea’.
“Lo vivo muy apasionado como papá y como aficionado. Todavía me pongo nervioso, eso nunca cambia. Los momentos que no quiero ver es cuando van empatados o cuando falta un punto. He visto mucho raquet, pero a estas alturas ya me está flaqueando el cuerpo”, cuenta José en entrevista y quien acompaña a Paola en sus torneos desde los 11 años de edad.
Su madre, Leticia López, vive los partidos con mayor tranquilidad y la ha acompañado desde sus primeros Juegos Panamericanos en Guadalajara 2011 hasta la fecha, 12 años después sigue en la tribuna.
“Yo fui una de las primeras en acompañarla desde que avanzó a su primer Mundial. Siempre sabe que la porra está con ella. Los Panamericanos son como sus Juegos Olímpicos para ella”, responde Leticia.
Y la propia Paola recuerda que su madre y su padre fueron sus principales patrocinadores desde que comenzó su carrera deportiva.
“Son mi motor, ellos siempre le apostaron a mi carrera deportiva cuando yo no tenía patrocinadores, mi papá me enseñó al principio a entrenar”.
Cuenta cuando su papá se pone nervioso apaga la televisión. “Me dice ‘ibas en el segundo set y lo apagué’ y le dijo ‘ya señor siéntense’”, ríe Paola.
“Pero mi mamá ahora es esa parte diferente, ella antes no podía ver los partidos. Para mí la familia es lo más importante, entrenó con mi hermano, le llevó casi 10 años”.