El elemento natural olvidado dentro de la cuestión climática ha sido el suelo. Prácticamente no se le toma en cuenta, a pesar de que es el almacén subterráneo más importante de CO2 en el plantea, donde se acumula aproximadamente 3 mil gigatoneladas de ese gas.
Se ha creído que es la biomasa el reservorio mas trascendente, pero no es así, pues en la parte terrestre es justo el suelo.
El suelo es el que efectivamente regula el ciclo global del carbono, además de contribuir al sostenimiento de la biodiversidad y por supuesto, a la producción de alimentos, ya sin mencionar la resiliencia a las sequías e inundaciones, y al propio funcionamiento de los ecosistemas.
Se sabe que la mayor parte de carbono que se encuentra en el suelo, tuvo un origen atmosférico y allí permanecerá por década, siglos o milenios debajo de la capa mineralizada o pegado a lo que se denomina “agregados”.
Lo que se halla de carbono en el suelo, como un depósito, es crucial, pues de ello dependemos para mantener el equilibrio global de gases de efecto invernadero.
También se ha dado a conocer que la respiración en la superficie terrestre, por la que efectivamente absorben las plantas el carbono y, a su vez las plantas y microorganismos respiran, arrojando una pequeña cantidad de CO2 almacenado bajo tierra, sin embargo, es la forma en que se intercambia de manera natural más CO2 entre la tierra y la atmósfera, que todas las emisiones antropogénicas juntas.
Más aún, se dice que el ciclo natural del carbono, entre la atmósfera y la tierra, resulta fundamental para regular el clima del planeta, pero se advierte que un cambio, aunque sea reducido o pequeño, puede tomar enormes dimensiones en el clima, lo cual sin duda alguna alteraría el ciclo del carbono.
En esta medida, con el incremento de las temperaturas, la actividad de los microrganismos se acelera y, en consecuencia, los suelos, que almacenan carbono, ahora lo emitirán a la atmósfera y con ello se producirá lo que llaman una “retroalimentación”, en el que el calentamiento eleva o incrementa las emisiones de CO2 del suelo y con ello, aumenta el calentamiento global.
Ahora bien, los científicos han señalado que dicha retroalimentación puede ser mas perjudicial en los ecosistemas septentrionales, debido a que en dichos ecosistemas el calentamiento se produce más rápido.
Ahora bien, si ya logramos entender la valía e importancia de los suelos dentro del cambio climático, entonces debemos de proceder en consecuencia a:
Conservar los ecosistemas naturales
Adoptar prácticas sostenibles en la agricultura
Proteger suelos en zonas estratégicas y realizar mayores investigaciones en torno al suelo.
Reforestar, no cualquier especie, sino principalmente las nativas y cuyo sistema radicular sea vertical y profundo.
En el caso del municipio de Querétaro, se conoce que el Parque Joya La Barreta, es un gran reservorio de carbono con aproximadamente 30 mil toneladas (donde el 97% de dicho carbono se encuentra en el suelo y sólo el 3% en la biomasa), razón por la cual hay un esfuerzo por protegerlo, conservarlo y mejorarlo, tal como se dio a conocer en el evento del 20° aniversario, recientemente celebrado en el mes de septiembre.
Por otra parte, no se realiza ningún cambio de uso del suelo en las UGAs de protección ecológica del ordenamiento local, a fin de conservar los ecosistemas naturales que albergan una biodiversidad de especies nativas.
Así mismo, el municipio dio a conocer, en la presentación del libro “índice de Capital Natural”, que se encuentra protegido alrededor del 32% de la superficie municipal con vegetación, con lo cual se cumple con la meta de la COP de Biodiversidad 30×30 (recientemente en diciembre del 2022 establecida), y por supuesto a incrementar la captura de CO2, la remoción de contaminantes y la infiltración de agua.
Y en igual medida, el municipio impulsa el programa de fragmentos de biodiversidad urbana, con lo cual se garantiza, dentro de la urbe, contar con espacios para la captura de carbono, la microtermoregulación del clima para mitigar las islas de calor en la ciudad y el sostenimiento de la biodiversidad de especies nativas.
Además, se sabe, que actualmente se desarrolla un estudio (en conjunto con la UNAM Juriquilla) sobre el suelo del municipio, con la intención de proteger zonas estratégicas para la infiltración de agua, el control de la degradación del suelo y consecuentemente, el almacenamiento de CO2.
Pues ahora que sabemos sobre la importancia del suelo, es responsabilidad de todos contribuir a su conservación, como una medida de mitigación de las emisiones de carbono y de contribución al ciclo del carbono global.
El suelo encierra un gran valor