Hace unos días un amigo experto en asuntos de imagen y promoción política; relaciones públicas y medios, me contactó para ayudar a Clara Brugada a quien apoya el sector más duro de Morena (y en algunos casos, el más cavernario, como Chiguil) para la candidatura al Gobierno de la CDMX.
–Si la señora Brugada quiere hablar conmigo, con mucho gusto aceptaré sentarme con ella. Pero no voy a desdecirme de lo publicado sobre su carrera política, le advertí: es hija de la engañifa, de la trampa, del fraude a la ley, de la maniobra fullera.
Si partimos de ese principio, entonces hablaría con ella de cualquier cosa. Pero también de su historia con “Juanito”, con Andrés Manuel y con Marcelo Ebrard quien la designó delegada en Iztapalapa por instrucciones de quien lo mandaba hasta hace algunos meses y con de nuevo coordinador político
Obviamente la relación se acabó antes de nacer. El teléfono se quedó tan silencioso como una piedra. Y no me arrepiento.
Clara Brugada se hizo de la alcaldía actual, cuando era una delegación a pesar de una prohibición del Tribunal Electoral. Por eso se recurrió al títere Rafael Acosta, “Juanito”, figura de pacotilla en el PT.
Consumada la farsa electoral, “Juanito” debía renunciar al cargo y con las atribuciones de entonces (todavía era el DF; no tenía esta Constitución, ni se trataba de la CDMX), el jefe de Gobierno podía presentarla a la Asamblea Legislativa, la cual dócil y obediente la designaría, como ocurrió.
Pero ahora se suma otro caballero, también hijo de la irregularidad. Y soy recatado No pasa por mi cabeza otra maternidad para el señor Francisco Chiguil cuyas manos quizá aún tengan restos de sangre.
No es necesario decir mucho: él era delegado en Gustavo Madero cuando ocurrió el crimen del gobierno en la estampida de jóvenes enjaulados por la policía en una tardeada dentro de la discoteca “News Divine”.
El múltiple homicidio fue solapado por Marcelo Ebrard como jefe de Gobierno. Removieron al Procurador, Rodolfo Félix y premiaron al entonces jefe de la Policía Joel Ortega Cuevas (cuando fue la policía la autora de la crisis mortal), y lo hicieron Director General del STC (Metro).
Pero todos conocemos los códigos de las mafias: la mutua protección y el pacto de silencio.
Chiguil fue removido de la jefatura delegacional y tras unos meses de refugio en el Instituto Politécnico Nacional, regresó a la política en la generosa izquierda. También fue diputado local. Y cuando todo se había enfriado, hasta los muertos del News Divine, volvió, ahora como alcalde, gracias a las piruetas de la nueva Constitución.
Ahora se ha recubierto con un laminado de oro incomparable. El tiempo logró de él todas estas cosas presentes en el discurso de Clara Brugada quien lo ha designado su coordinador político y con estas sentidas palabras le ha dado la bienvenida:
“…Quiero reconocer aún más al compañero Francisco Chíguil. Quien ha tomado una decisión valiente y crucial, le agradezco su respaldo. Y les quiero informar desde acá que el compañero (…) será el coordinador político de nuestra campaña”.
Chiuguil, como todo hipócrita en busca de chamba, ha declarado esta belleza:
“…Quiero informar a nuestros dirigentes, a nuestras compañeras y compañeros, que el día de hoy, en congruencia a mi pensamiento, a mi convicción, estoy presentando mi licencia a la presidencia del consejo estatal de Morena, porque no es compatible, porque no puedo ser juez y parte. Y yo he tomado partido por la compañera Clara Brugada…
“(…) Como nuestro movimiento tiene que consolidarse porque sabemos que estamos viviendo un momento histórico para la vida de nuestra (¿nuestra, si este es de Veracruz), Ciudad de México también he presentado al Congreso de la CDMX mi licencia por unas semanas (vaya a salir balín la candidatura), para acompañar a la compañera…”
Pero nada nos debe sorprender: Dios los cría y ellos se juntan.