Alejandra Carrillo
Como una forma de rebeldía a la herencia de libros como Pedro Páramo de Juan Rulfo, varias escritoras reconocidas en el País escriben sobre la figura del padre y la masculinidad en tres libros publicados en 2023.
Con una mirada compasiva y compleja, Alma Delia Murillo (Ciudad Nezahualcóyotl, 1979), Aura García-Junco (Ciudad de México en 1988) y Didí Gutiérrez (Ciudad de México, 1983) hablan de sus padres -y en general de la paternidad en México- en sus libros La Cabeza de Mi Padre, Dios Fulmine a la que Escriba Sobre Mí y La Alegría del Padre”, respectivamente.
En cada uno de ellos las autoras abordan sus procesos y reflexiones personales, pero también qué aspectos están en juego en las formas en las que un hombre decide ejercer su paternidad.
En el caso de Aura García-Junco, el hilo que une su historia de su padre es un viejo librero.
Ella frente a ese librero es el comienzo de Dios Fulmine a la que Escriba Sobre Mí, es el librero que su padre tenía en su casa y que la escritora hereda tras su muerte.
Uno por uno, los libros fueron saliendo para que Aura pudiera contar la historia del escritor y un legendario promotor cultural de la Ciudad de México, Juan Manuel García Junco, su padre.
Dios Fulmine a la que Escriba Sobre Mí (Sexto Piso, 2023) comenzó como un libro que acompañó a la escritora a través del duelo, pero que es también sobre el cambio generacional, las masculinidades vistas por el feminismo y la reconciliación.
“Me pareció que (la exploración de los libros de su padre) podía ser un buen punto de partida para romper el silencio alrededor de lo que había pasado, para mí era un tema muy tabú y me dispuse a sacar libros de manera un poco intuitiva y así surgió, fue un libro que se escribió a lo largo de 10 meses”.
Un hilo que une a las escritoras en esta mirada compasiva es su visión decididamente feminista. Aura García-Junco escribió libros como El Día que Aprendí que no sé Amar, donde habla sobre relaciones y el concepto del amor visto desde el machismo en México; Didí Gutiérrez escribió ya antes la falsa antología Las Elegantes, como una forma de protesta al borrado que ha hecho la historia de las mujeres en la historia de la literatura, y Alma Delia Murillo escribe sobre violencia de género en sus varias modalidades en su columna de opinión semanal en Reforma.
La visión que tienen sobre sus padres reflexiona sobre los mandatos de la masculinidad en la que vivieron -y viven todavía- los varones en este País.
Aura García Junco dice que su padre murió en 2019 en medio de una controvertida conversación social sobre el movimiento #MeToo, en el que con su hija Aura tenían muchas opiniones encontradas.
Aunque era un hombre de izquierdas, su padre cultivaba una serie de valores machistas que provenían de su educación y sus emociones.
“Muchas cosas las discutimos, pero me quedé con muchas cosas sin decir, con un poco de enojo por no haberlas podido discutir, el libro también sirvió para tratar de complejizar los temas, de verlos también desde su lado, saber qué significa crecer casi toda tu vida con ciertas reglas y con ciertos valores y que de repente empiecen a cambiar radicalmente.
“Para avanzar en cualquier caso es necesario ver más allá de la furia, yo sí creo que la compasión es súper necesaria, no solo para las otras personas sino para nosotros mismos”, dice la autora.
Su libro es un intento de entender a su padre más allá de sus acciones, de acuerdo a sus intenciones y no solamente a partir de lo que pudo o no pudo hacer.
“El libro habla mucho de rupturas generacionales, entre una generación de mujeres más jóvenes y sus padres, en este caso, eso ha tocado mucho a amigas que tienen por ejemplo a su padre vivo, pero que pues también han vivido esas instancias. Varias mujeres han leído el libro y me han contado que han tratado de ver con una luz diferente a sus padres que están vivos y eso a mí me parece que está muy lindo”, dice la autora.
UN PADRE QUE SE QUEDA
El libro de Didí Gutiérrez está más inclinado a la ficción. Aunque sí tiene episodios basados en la propia experiencia con la paternidad.
Ella dice que escribió el libro en busca de su padre literario, porque a diferencia de muchos mexicanos, ella no tuvo un padre ausente, entonces la tradición de la búsqueda del padre en libros como Pedro Páramo no la interpelaron del todo.
“Para mí era muy extraño leer historias de padres ausentes porque era algo totalmente diferente a mi realidad, cuando eres una niña piensas que lo que está a tu alrededor es lo común, eso que iba leyendo me parecían historias fantásticas. Cuando fui creciendo me di cuenta de que esos personajes a los que les falta el padre son lo que usualmente pasa en mi País y en muchas sociedades, sobre todo en Latinoamérica, es una constante”.
En La Alegría del Padre, la que abandona la familia es la madre y el padre, Rafael, es quien decide quedarse a ejercer los cuidados de su pequeña hija Abigail.
Ambos crecen creando un hilo inquebrantable, cuyo reto más grande es la vejez del padre y la muerte rondado. La autora dice que su idea era explorar ese lugar entre un padre y una hija que están presentes, casi como un homenaje.
Rafael es un padre que pertenece a una época, a la que correspondería a la generación llamada Baby Boomers, pero constantemente se sale de ella. Aunque tiene sus creencias y carencias por su propia historia personal y que no se define y la autora no lo define como un padre feminista, es un padre que logra expresar sus emociones y diversificar la manera en la que cuida a su hija y al mismo tiempo ejerce como médico.
“Este padre de alguna forma en medio de esa época, de su educación y de su silencio, se puso a escuchar esa melodía que de alguna forma que pudieron cantar los dos a partir de los libros que le leía, que supo expresar de otras formas su cariño, su protección, su atención.
“No quise demonizar ni idealizar a ningún personaje, sino mirarlos bajo la óptica de la compasión y de la empatía, es algo que he intentado hacer siempre en mis libros, explorar esa compasión humana que finalmente nos salva a todos, puede haber muchísimas categorías en medio pero a estos personajes, a pesar de todo lo que han atravesado, lo que los ha sostenido en ese camino, es la capacidad de ponerse en el lugar del otro”, dice Gutiérrez.
Aunque tiene una visión feminista, para la autora el asunto de la paternidad no es tan sencillo como dividirlo por el género.
“No me gusta pensarnos a las mujeres en general como víctimas, porque pareciera que no tenemos esa capacidad de decidir, claro que hay condiciones estructurales y sistemas sociales en los que vivimos que en efecto generan mucha diferencia y opresión, pero al final yo creo que lo que pasa con con las cuestiones personales o las historias personales, muy a ras de lo social, es que cada uno es responsable de lo que tiene que responsabilizarse.
“La mamá de Abigail es una mujer que toma una decisión, la decisión de dejar a la familia, para muchos puede parecer horrible pero todos tomaron una decisión y la cosa es hacerse responsable de sus decisiones. Tanto hombres como mujeres. No se trata de géneros masculino y femeninos, se trata de responsabilidades y decisiones”.
EL VIAJE BUSCANDO AL PADRE
El de Alma Delia Murillo es un libro que sí comienza, como Pedro Páramo, con un viaje a la tierra del padre.
Es una especie de crónica que cuenta cómo ella con tres de sus hermanos y su madre, que crió sola a ocho hijos en Ciudad de México tras el abandono de su pareja, viajan a una tierra perdida en Michoacán para reencontrarse con su padre.
Sin saber qué ha sido de él, a qué se dedica, si sigue perdido en el alcohol o si ahora trabaja para un cártel.
Durante el libro la autora va contando episodios difíciles de su vida en la precariedad, el trabajo de una madre trabajando hasta tres turnos para sacar adelante a su familia, hasta sus ambiciones profesionales y su camino hasta convertirse en una escritora reconocida.
“Este País tolera que los padres se vayan, lo toleran las leyes, lo tolera la sociedad, lo tolera la familia, imagínate si las madres abandonaran, sería monstruoso, y por otro lado está la pobreza y la desigualdad que es el gran telón de fondo de muchas cosas que pasan aquí”, ha dicho.
Esa mirada que va entre la compasión y el amor, la ternura y la rabia es, según escribe Alma Delia, una traición, una traición a lo que se supone que debe de sentir una hija abandonada.
El capítulo seis de su libro así lo propone. Se titula “Traiciónalos a todos”.
“No hay familia sin herida. Del deseo y la capacidad de traicionar esa herida para luego reconciliarnos con ella es que nos volvemos individuos nuevos”, comienza el episodio.
A lo largo del trayecto del viaje que emprende Alma Delia logra mirar a su padre con otro cristal.
“Y todo el rojo de la ira hacia mi padre se convirtió en compasión”, dice en el libro.
“Simplemente él no pudo con tanto, y yo simplemente no podía seguir enojada”.
Para ella no hace falta una perspectiva feminista ni de género al narrar su autobiografía y su relación con el padre ausente.
“Es porque soy mujer que tengo una historia que contar con experiencias distintas, con vivencias que los hombres no tienen, con formas de mirar que la masculinidad no ha incorporado históricamente en las narrativas de la novela familiar”, dijo a MURAL.
“La escritura de La Cabeza de mi Padre nació al margen de un movimiento social, son 40 años de rumiar un dolor, un misterio, mil preguntas… más bien creo que la conté en el momento de madurez preciso de la necesidad de contarla, los eventos y personas que nombro directamente los nombré motivada por una necesidad de tejer con palabras una verdad que sentí que me había sido negada mucho tiempo. sé que el contexto del movimiento feminista atraviesa mi literatura, yo soy feminista y muchas de mis batallas están ahí, pero, para decirlo en una línea: es al revés, porque soy mujer y escritora, es que resulta un texto con perspectiva de género y no lo contrario”.