Las Universidades Públicas de nuestro país están experimentado problemas presupuestales que tienen impactos negativos en la forma en cómo están desempeñando sus funciones sustantivas: docencia, investigación y extensión. Nuestra Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) no está exenta de esta problemática presupuestal, y, para muestra, lo siguiente: la suma del presupuesto asignado a nivel federal y estatal no es suficiente para cubrir el pago de nómina de las y los trabajadores universitarios. Este hecho es sumamente importante resaltarlo porque de la suficiencia presupuestal, depende que se puedan reponer las plazas docentes y administrativas que se van perdiendo cuando trabajadoras y trabajadores deciden hacer uso de su derecho legítimo a la jubilación.
Ante este escenario y a la luz de los procesos electorales que se avecinan en nuestra Universidad, expongo tres de los retos laborales que considero más importantes en nuestra UAQ:
Reemplazo de plazas docentes y administrativas. El legítimo beneficio laboral que tiene la comunidad universitaria a hacer uso de su derecho a la jubilación ha generado que nuestra Universidad no tenga las condiciones económicas para reemplazarlas. Lo anterior, ha generado que se tengan que contratar a docentes por honorarios para continuar con las actividades de docencia, investigación y extensión; y en el caso de las y los administrativos la actividad administrativa. La comunidad docente y administrativa contratada por honorarios no cuentan con las mismas prestaciones laborales que las y los trabajadores de base. Esta problemática es importante de atender porque hasta el día de hoy son más las y los trabajadores de honorarios que los que cuentan con un contrato de base. Será interesante saber qué van a proponer en este tema las y los candidatos a la rectoría de la UAQ si no tenemos el presupuesto suficiente para regularizarlos como personal de base.
Combate a la precariedad laboral. Nuestra Universidad no puede reproducir las condiciones laborales que alimentan la precariedad laboral, y, si bien esta acción no es posible sin un presupuesto suficiente, la precariedad no solo la experimentan las y los profesores de honorarios o la comunidad administrativa. Las y los trabajadores de base (docentes y administrativos) muestran indicios de precariedad cuando el salario que devengan ha perdido su poder adquisitivo y cada año, en términos reales, el salario pierde su valor real. La administración universitaria en conjunto con los sindicatos deberá revisar integralmente los tabuladores y en lo posible, general nuevas categorías o niveles salariales porque lo merecen nuestras y nuestros trabajadores universitarios. ¿Quién se animará a proponerlo y cómo le van a hacer para lograrlo? Ojalá no quieran aplicar la clásica fórmula de estirar el presupuesto descobijando otras áreas de nuestra Universidad.
Fortalecer las representaciones sindicales. Si bien los aspectos de la organización sindical de trabajadoras y trabajadores es un asunto que les compete exclusivamente a la comunidad sindicalizada tanto docente como administrativa, nuestra Universidad puede impulsar procesos que impulsen la democracia y la libertad sindical al interior de los sindicatos que representan a trabajadoras y trabajadores universitarios. Lo anterior se puede lograr si las autoridades universitarias no se prestan a legitimar prácticas antidemocráticas que lesionan la vida sindical y que finalmente terminan por desincentivar la participación de trabajadoras y trabajadores en los procesos democráticos de los sindicatos universitarios. Desincentivar la participación en la vida sindical es una victoria del patrón, pero una derrota del trabajador y trabajadora.
Los anteriores no son todos los retos que enfrenta nuestra Universidad, pero creo son los más evidentes y urgentes de atender desde una perspectiva que privilegie la dignificación del trabajo al interior de la UAQ.
Director UAQ Labor Center/Centro Laboral UAQ
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