En días recientes, tuve la oportunidad de vivenciar de primera mano el compromiso con la sostenibilidad en el Municipio de Amealco. Allí, me topé con algo no tan común, pero inspirador: baños secos, diseñados con tal dignidad y que reflejaban una profunda conciencia por nuestro entorno natural. Estos baños, lejos de representar una forma de precariedad, eran un testimonio viviente de visión, de compromiso ambiental y de una relación respetuosa con la Tierra. Este encuentro me llevó a reflexionar lo que en realidad significan los baños secos, y sobre cómo soluciones sencillas, pueden ser un catalizador potente para un cambio significativo, despertando nuestra conciencia ambiental y redefiniendo nuestro vínculo con el agua y el medio ambiente.
Los baños secos son un claro ejemplo de cómo podemos construir resiliencia frente a la variabilidad climática y ante fenómenos meteorológicos como las sequias, para adaptarnos a un mundo en constante cambio, en especial en áreas áridas y semiáridas, donde el agua es un bien extremadamente valioso y escaso. En estas regiones, la implementación de baños secos se convierte en una solución esencial para combatir la crisis hídrica, posibilitando el ahorro de agua y facilitando el acceso a servicios de saneamiento en comunidades remotas y vulnerables. Proporcionan una solución sustentable y duradera en contextos desafiantes, fortaleciendo las capacidades de las comunidades para enfrentar las consecuencias del cambio climático y conservar el medio ambiente.
La introducción de los baños secos permite una mayor apreciación y valorización del agua, reduciendo su uso en procesos de saneamiento y permitiendo su redirección hacia necesidades más cruciales como el consumo humano y la producción de alimentos. Al minimizar el uso del agua en los sistemas de saneamiento, los baños secos contribuyen significativamente al uso eficiente del agua. Asimismo, fomentan un manejo más consciente y eficiente de los recursos hídricos, al eliminar la necesidad de sistemas de drenaje y de tratamiento de aguas residuales centralizados, se reducen significativamente la contaminación de cuerpos de agua y los costos asociados al tratamiento de aguas residuales.
Por ejemplo, en comunidades como la Carbonera en el estado de Querétaro, los baños secos ecológicos se han convertido en una opción popular y eficiente. Con el tiempo, la percepción negativa inicial de los baños secos cambió, convirtiéndose en una solución aceptada y apreciada, que ha permitido reducir la demanda de agua en las viviendas. Además, la materia orgánica compostada se ha utilizado para enriquecer los huertos de traspatio, promoviendo la agricultura sostenible.
Implementar baños secos es adoptar un nuevo paradigma en el que el agua y los desechos humanos se manejan con responsabilidad y conciencia. Al reinterpretar los “desechos” como “recursos”, se abren nuevas posibilidades de innovación en la gestión de residuos y nutrientes, impulsando una economía circular y sustentable.
Los baños secos no son meramente una innovación tecnológica o ambiental; son también un motor de cambio social y económico. Desde un enfoque holístico, este sistema rompe barreras socioeconómicas, democratizando el acceso a servicios básicos de saneamiento y promoviendo la equidad y la justicia social. A nivel económico, los baños secos disminuyen los costos asociados al uso y tratamiento del agua, favoreciendo el desarrollo de comunidades más resilientes y autosuficientes.
A nivel global, los baños secos están ganando terreno como una solución sostenible y viable para la crisis hídrica y sanitaria. En países en desarrollo, pero también en comunidades avanzadas, se están adoptando como un medio para preservar los ecosistemas acuáticos, reducir la huella hídrica y fortalecer la resiliencia comunitaria. Los baños secos promueven un estilo de vida más sostenible, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, apuntando a un futuro en el que el bienestar humano y la salud del planeta sean prioridades compartidas.
Resulta crucial desmitificar la percepción errónea de que los baños secos son sinónimo de precariedad o falta de desarrollo. Al contrario, su implementación y uso son un claro reflejo de visión avanzada y conciencia ambiental profunda. Es imperativo que, como sociedad, transcendamos prejuicios y reconozcamos el valor de soluciones como éstas, que son fundamentales en nuestra búsqueda colectiva de un futuro sostenible y equitativo. La adopción de los baños secos y otras prácticas ecológicas no solo es un compromiso con el uso responsable de nuestros preciados recursos naturales, sino también una declaración poderosa de nuestra voluntad de promover la sostenibilidad y de conservar la integridad de nuestro planeta para las futuras generaciones. Los baños secos no representan un retroceso, sino un paso significativo hacia adelante, hacia un mundo donde la armonía con el entorno y la consciencia ecológica son pilares fundamentales en el desarrollo humano. Es un llamado a la acción para abrazar soluciones que reflejen nuestra responsabilidad y nuestro respeto por la Tierra y por la vida en todas sus formas.