Escalinata de la Universidad de Guanajuato, Reunión Nacional de Rectores de Universidades, 1963.
La gélida tarde dentro de la suntuosa cantera de los vaivenes de personas, como en una romería de santoral desplazan sus voces y algarabía a las calles escondidas de los desfiladeros empinados de callejuelas brillosas ¡El gentío se arremolina con estruendo y apretujones! Un grupo de universitarios traen un festín poco visto en otros lugares – ¡Pero que aquí es un regalo de cada fin de semana! – Ataviados de españolerías los jóvenes cantan con voraz tesitura de tenores, barítonos y sonoras de cuello abierto hermosas melodías, hablan de doncellas, balcones, cintas multicolores ¡Cubiertos con capas y listones! Dan remojo al buen vino y cueros con forma de chancho cunden por todo el lugar.
– ¡Por la mujer cantos!
Otros por la suerte, olvido y desdicha, pero los más ¡Acompañan de hermosas mujeres compañeras universitarias de cátedra! Bachilleres dan rienda suelta a los besos y las caricias mientras bailan al son de notas, los cantores haces de su estruendosa armonía ¡Rimas de alegría y buen entusiasmo! Aquello pareciera no termina y no se desea que pase.
Una vez que los aplausos cesan ¡Vuelven a cantar con fuerza sus rimas y de nuevo la fiesta aparece! Unos bailan los valses y las polkas ¡Otros más en lo que suenan los vasos de vidrio en el tenor de salud! Convidan a toda la concurrencia ¡No solo a tomar! Sino a bailar. Desconocidos y conocidos se hacen a la par, lo mismo una anciana con un joven, doncellas de secundaria o de la escuela técnica secretarial con un rector, en esta ocasión el de la ciudad de Querétaro, que en viva invitación se encuentra extasiado con el grupo vocal de guitarras, panderos, acordeones y mandolinas.
El rector de la Universidad de Querétaro Lic. Fernando Díaz Ramírez, apodado por el estudiantado desde cuando fue director del Colegio Civil como LEl chayote DíazE – hombre serio y recto a cabalidad – se hace de la música y conlleva una alegría poco vista, o al menos su secretario académico hace de gala de no reconocerle y hacérselo saber a cuanta persona le tiene cerca ¡En el baile! Cantando y haciendo la risa de los versillos de los muchachos, que en armonía y a tres voces ¡Deleitan a los participantes!
Aquella ocasión los señores rectores acuden a un congreso en Guanajuato, se observará los programas académicos pertinentes a las necesidades de los jóvenes, el destructivo socialismo que está por todas partes y pareciera se filtra rápidamente entre los estudiantes, inclusive clubes de lectura de famosos escritores hacen del deleite de las universidades y centros educacionales para los debates propicios al tema, para distraerse de tales temas deciden ser protagonistas de esta fiesta entre casonas y callejones, mismo que a tenor de descanso y distracción de sus loables labores ¡Animaron a los participantes a la llamada callejoneada!
Que se denomina así porque se va cantando por los hermosos desniveles de la colonial capital Guanajuato, al son de la música a la que llaman Estudiantina, porque pertenecen a las facultades de la Universidad de Guanajuato ¡Situación que presumen! Aunque no fuera tan cercano a la realidad, que los jóvenes al saberse con los rectores de varias instituciones de nivel superior, no callaron en el tenor de hacerse de algún chiste o comentario ¡Exigiendo algunas becas o favores de calificación! Subiendo el tono de tuteo.
-¡Andad rectores que nos pongan diez en aritmética! En español ¡Derecho procesal!
A lo que los rectores sonríen ante tal ocurrencia – al de Querétaro no le parecía buena la broma, pero sonreía, como buscando el objetivo de la existencia de aquella agrupación – al ir escuchando las canciones pudo percibir que la esencia de los jóvenes estudiantes era el de cantar coplas de grupos similares a los llamados tunos de España, cuna de estos movimientos, en donde los atrevidos jóvenes son insolentes ¡Pero caen bien a la concurrencia! Los tunos tienen a bien desde hace unos cuantos siglos el hacerse del cantar, la copla y la bienaventura para lograr obtener una vianda, vino joven e inclusive ¡El lugar para dormitar! Debido a que sus presupuestos no eran del todo partÍcipes del acomodo ¡Unas canciones por intercambio! Vamos por lo que sigue ¡Aupa Tuna! A las clases y luego a la tuna.
Sus bromas pesadas son filtradas por el vinillo que corre a borbotones, como en las fiestas de San Fermín, dulcineas que los acompañan dan sentido y diversidad en aceptarlos, la ocurrencia de un sentido del humor ¡Hasta permitido!
-¿Por qué no? A veces los jóvenes necesitan estos escapes – pensaba el señor rector de Querétaro- eso les hace astutos y les brinda valentía para la vida- en sus pensamientos imaginaba cuando un insolente joven de capa y listones se le acerca con un odre lleno de vino y se lo pasa ante la algarabía de la concurrencia.
-¡Anda rector te toca el chanchillo! -la piel de un cerdo amarrado de las patas y la cabeza que contiene una infusión de sangría de limón agrio y vino tinto, que a la mar de las coplas y los bailes ¡Caen a pedir de boca! Como un alivio al cansancio del trotar de callejuelas.
El señor rector tomó el chanchillo y sin más ¡Subió los brazos para que el fino hilo de licor entrara por su garganta!
Los cantos continuaron, el rector de Querétaro perdió a su secretario académico – regordete y animoso compañero que contrasta en completo con él- no tuvo a más razón de buscar a sus similares a lo largo del apretujado callejón en el que se había metido, por más que trataba de hacerse del mencionado ¡Terminaba por separarse! Una y otra vez, hasta que decidió mejor hacerse hacia la escalinata de la universidad y descansar ¡Cual sorpresa que ahí estaban de nuevo los estudiantes! Cantando y bailando al son del pandero y el acordeón ¡Ya menos que los demás! El señor rector hizo a bien tratar de darles plática, haciendo muecas forzadas para que su rostro duro y disciplinado no pareciera hostil.
– ¡Díganme jóvenes! ¿Son ustedes los de mejor calificación de su carrera verdad? – ¡Todos rieron a carcajada suelta! – ¿Esta agrupación es un premio por ser los más destacados no? Grandes y elocuentes oradores ¡Les distingo de sobre manera!
– ¿De dónde nos visita señor? – aun riendo a carcajadas un joven de fina capa y calzón español le dirige la atención, mientras enciende un delicioso cigarro de aromas maduros y le abraza de los hombros bruscamente.
-De Querétaro, en sí soy el Rector de la Universidad, si ubican la ciudad de seguro les platica aunque no se siente cómodo.
– ¿La de los arcos grandes? Hey tú flaco – era su apodo- ¿Qué no viven ahí tus tías? ¿Verdad que sí?
El rector incómodo habla con los jóvenes a los que seguro podrían ser sus hijos, sin que le hablaran de usted o bajo el protocolo de respeto a los mayores, usanza de estos años ¡Desfachatados estos jóvenes juglares le respondían como si se conocieran de años! De nuevo el rector les increpó:
-¿Pero alguna ocasión de calidad académica, oratoria o música les da estar en este grupo representativo?
¡Todos volvieron a reir pero ahora con una razón!
Se acercó uno de los más insolentes al rector mientras le ofrecía otro trago del odre con forma de chanchillo. EL rector tomó en sus manos, lo alzó a su boca de tal bebida espirituosa.
-¡Ya flaco porque se estaba terminando!
El rector le voltó a mirar alzando su ceja, dejando de hacer una mueca de bondad, cómo ubicando tales faltas de respeto, en sus adentros se preguntaba ¿Qué envalentonaba al joven a tal atrevimiento? ¡Osadía total!
– Le tomó del hombro y sacando un cigarro le ofreció uno pero el rector con una mueca de ¡No! Con la mano le rechazó.
-¿Ve a aquel calvo señor? Es el Pirata, es el más mujeriego y bueno para el romance ¡Solo que es tuerto! Pero eso no le impide ser el galán de la estudiantina, mire ¿Observa a aquél gordo? Es el Mantecas ¡No tiene suerte con las mujeres! Pero canta como los ángeles y por solo ser el solista ¡Las universitarias lo aman! ¿Ve aquel otro chaparro? Es el Casi, porque es la mitad de tamaño de un hombre normal, es el mejor mandolinista de la agrupación ¿Por qué existimos? Porque nos encanta la música, ninguno está en la facultad de bellas artes ¡Todos somos líricos!
-¿Cómo permite el rector de su universidad qué exista una agrupación que no es de estudiantes de la facultad de música? – asombrado le miraba.
-Mire señor, el Mantecas estudia contabilidad, el Pirata derecho y al Casi lo corrieron de administración y va a meterse a química ¡Aquí eso no importa! Lo que importa es que estés en la universidad y lleves en el corazón la música mexicana y la española.
-¿Y van a egresar supongo?
¡Todos rieron! De rato ¡Pero muy de rato! Apareció el secretario académico, feliz y con una sonrisa de oreja a oreja, al ver el semblante del rector ¡Cambió a rigoris mortis! Se peinó y se alineó ¡Pronto bajó la escalinata y se dispuso a los protocolos necesarios para atender al señor rector!
-¡Estamos listos señor rector!
-No tienes madre ¡Hace dos horas que te espero cabrón!
-Le estaba buscando señor.
Ambos caminaron hacia el hotel en donde ya sus habitaciones les esperan.
-¿Qué te pareció la agrupación de estudiantes? – preguntaba el rector mientras no dejaba de mirar como se alineaba su secretario.
Titubeante el secretario académico no atinaba el tono de respuesta.
– No te hagas pendejo ¡Si vi lo bien que la pasaste con esa maestra que de seguro era una normalista! Además, deberías de limpiarte el bilet de tu boca ¡Te meterá en problemas si llegas manchado de la camisa!
Mientras el secretario académico se limpiaba con su pañuelo los labios, le respondió.
-Pues yo creo que Guanajuato tiene en estos estudiantes una mina de oro para la ciudad ¿Vio toda la gente que había? No solo las momias de Guanajuato atraen ¡Esto es cada fin de semana! Me platicó mi amiga la maestra que todos ganan con la presencia de estos jóvenes, los comercios venden más, las cenadurías son felices porque al terminar si les dan unas monedas ellos mismos los atraen al área del mercado ¡Y qué decir de quienes venden las bebidas y los pulques! Hacen su agosto en cada callejoneada.
El señor rector camina presuroso, tratando de hilar lo que vivió ¿Fuera una epifanía de que debería de contar con algo así? o ¿Es solo su inocente manera de ser de que a la ciudad de Querétaro le hace falta un grupo así? ¡Qué decir de la propia universidad! Sería un exitaso contar con ello. Tomó a bien seguir los pasos del secretario académico, quien aun no deja de fajarse la camisa al descubrir que traía mal abrochado su pantalón
-Quiero que mañana cuando lleguemos a Querétaro, a primera hora me saques una cita con el muchacho este presidente de los estudiantes de nuestra universidad ¿Juan se llama?
-¡Sí señor! Estudiante de Derecho, cuarto año ¡Juan Servín Muñoz!
-Quiero ver si podemos hacer esto allá en Querétaro ¡Estaría con madre un grupo cómo este!
-¿Perdón señor? – asombrado el secretario académico le volvió a mirar ¡Nunca siquiera había escuchado una mala palabra al rector! Y menos una de esas.
-¿Estas sordo o pendejo? Quiero una Estudiantina así en nuestra universidad – continuó caminando, en su mente rezonaba la melodía “ Julio Romero de Torres… pintó a la mujer morena”
Continuará…