Félix Suárez (Estado de México) es poeta ensayista y editor. Maestro en humanidades, obtuvo en el 2017 el Premio Nacional de Literatura “José Fuentes Mares”; en 1997, el Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”; en 1987, el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino”, y en 1984, la Presea del Estado de México “Sor Juana Inés de la Cruz” en Lingüística y Literatura. Tiene los siguientes títulos de poesía publicados: “La mordedura del caimán”, “Peleas”, “Río subterráneo”, “En señal del cuerpo”, “Legiones”, “El amor incluso” y “También la noche es claridad”. “Antología personal (1984-2015)”. La editorial Calygramma publicó su libro de ensayos titulado “Visitaciones del porvenir”. Enigma y profecía en la tradición de Occidente”.
Su obra se encuentra incluida en más de una veintena de antologías colectivas, entre ellas, la “Antología general de la poesía mexicana” (Océano, 2014) y la “Antología esencial de la poesía mexicana. Cien poetas de los siglos XV al XXI (Océano, 2017). Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, árabe y catalán.
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“Los jardines abandonados” se inscribe, como su autor deja entrever, en una épica de la derrota: es una especie de noble triunfo que, paradójicamente, existe en asumir la caída. Nada es como imaginábamos a los veinte años, ni el amor ni la escritura, tampoco los mitos que creamos alrededor de nosotros mismos o de la felicidad. Nada se salva del derrumbe, parece advertirnos Félix Suárez. Mediante una prosa tan precisa como íntima, estos epigramas y aforismos revelan aquello que queda después del desencanto: un plácido sinsentido que nace de la contemplación y la lucidez, “la feliz desesperanza”. Sin prisa juvenil, sin hambre de posteridad, nos queda la vida en justa medida, modesta, apacible, brillante, como el placer simple de tirarse a descansar sobre la hierba. De este modo, al decir de Juan Domingo Argüelles, “Los jardines abandonados” son “un destilado fino, de alta gradación. Sus páginas siempre van aumentando en intensidad, de modo que cuando llega el lector a la última página, ya no queda nada por decir. Acaba uno exánime, pero sabiendo del todo que esto es la vida o que esto es también la vida”.
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Texto leído en la Feria Internacional del libro del Estado de México por Augusto Isla:
Mi amistad con Félix Suárez se remonta a varias décadas atrás. Él era un jovenzuelo; yo un treintón fuerte todavía. Él ha crecido como escritor y editor. Todo es excelencia en él. De mí nada puedo decir que no sea un esfuerzo ocaso. Estéril. Pero lo hago como persona y humilde escribidor.
El estar aquí acompañándolo en la presentación de su libro “Los jardines abandonados” me abruma, pero también me alegra. Me abruma porque no lo merezco. Me alegra porque me entusiasma su lectura. La de un poeta maduro que observa con desazón lírico el paso del tiempo y acaba derrotando nuestras vidas. Pues que al vernos en el espejo descubrimos nuestra finitud, el colapso de una juventud que escapa y nos deja en el desamparo, que nos humilla y agrieta nuestra soberbia y sensación de que somos inmortales. Qué lucidez la de este poeta en quien el arte y la vida se funden, pues que Félix vive poéticamente. Ama las plantas y las cultiva. Solo ruego porque tenga larga vida. Y aquí le refrendo mi amistad y admiración.