Durante la celebración eucarística encabezada por Mons. Sacramento Arias Montoya, vicario episcopal para la catedral , se hizo un llamado a los feligreses a no pecar de omisión quedándose callados cuando tienen la posibilidad de corregir al hermano, haciéndolo con amor y caridad, y de este modo también saberse humildes para que sean corregidos.
Durante su mensaje, invitó a los hermanos a la conversión, para dejar de cometer pecado y convertirse en la voz de Dios haciendo presencia ante el hermano y ayudarlo a tener su corrección fraterna para que la consecuencia social de su pecado no repercuta en su familia, o en toda la comunidad.
“Cuando Jesús entra en su casa, el hombre cambia, llega la salvación (…) y ese cambio es para el bien de toda su familia. Cundo una persona se convierte es un bien para él y de todos los demás, dejando a un lado de su vida el pecado, el chisme, el adulterio y cada una de las acciones que afectan a su comunidad” dijo.
En este mes de la biblia, los invito a recuperar el gusto por la palabra de Dios, dejar que su palabra los guíe, los ilumine y los corrija para que todos los cristianos aprendan a amar a sus hermanos, con amor mutuo, sincero y fraterno, porque el que ama a su prójimo ha cumplido toda la ley del señor.
También les pidió mediante oración llevar una sana convivencia, unas buenas relaciones, corregir al hermano y orar por las necesidades de la comunidad para pedir perdón y estar en paz unos con otros para llevarlos a su salvación.
Por último, expresó que para llevar esta corrección, se debe hacer con mucho amor y caridad, para no parecer acusadores y hacer sentir al prójimo como un juzgado y evidenciado, porque el que corrige, también llegó a ser pecador en un momento y fue corregido por uno de sus hermanos.
“El que este sin pecado, que lance la primera piedra”. Que no sean sordos a su voz, porque a través de quien los corrige, Dios está actuando ante el, para que asuman la responsabilidad de sus actos y opten por caminar humildemente”.